miércoles, 8 de junio de 2011

Si eres extranjera, no puedes ser geisha


Foto from lavanguardia.com

La geisha australiana Fiona Graham

Vetan a una australiana que ejerza de forma independiente.
En Japón las tradiciones no se rompen fácilmente y más si se trata del mundo de las geishas. A la australiana Fiona Graham le han prohibido ejercer este oficio por el hecho de ser extranjera.
Fiona Graham, sin embargo, no es una extranjera cualquiera. Se trata de la primera occidental que había accedido a integrarse en este cerrado universo de las geishas, integrado actualmente por apenas un millar de damas. Pasó a formar parte de este universo secreto y secular en el 2007.
Desde esta fecha ha ejercido de geisha y se había ganado el respeto de compañeras y clientes. Pero el pasado diciembre decidió dar un paso más: pidió permiso para instalarse por su cuenta, debido a que la madre de su casa de geishas era muy mayor, estaba enferma y no podía seguir ejerciendo.
Sayuki, que en japonés se traduce como felicidad transparente, explicó ayer a la prensa de su país que la asociación de geishas del barrio tokiota de Asakusa ha rechazado su petición. Le han prohibido ejercer de forma independiente.
“Me han respondido muy claramente que la razón por la cual no podía ser titular es que soy extranjera”, ha declarado Fiona Graham al periódico The Australian.
Sin embargo, esta australiana que llegó a Japón a través de un intercambio escolar a la edad de 15 años y se enamoró de la rica cultura ancestral de este país, no está dispuesta a dar su brazo a torcer.
“Convertirme en la primera geisha blanca es lo más difícil que he hecho en mi vida”, afirmó esta australiana que tras estudiar en una escuela secundaria japonesa ingresó en la universidad Keio de Tokio y después completó sus estudios con un doctorado de antropología social en Oxford.
Sayuki ha destinado muchos años de su vida a aprender los secretos de este oficio, que consiste en ejercer de dama de compañía refinada, reservada a una clientela muy selecta. Dedican su vida a aprender las artes tradicionales niponas. Una instrucción que incluye la realización de la ceremonia del té elegante, así como el estudio de poesía, música y caligrafía.
El papel de las geishas se concentra en proporcionar entretenimiento a sus clientes durante las comidas o reuniones. Cantan, bailan o discuten de los más variados asuntos. Su misión consiste en lograr que su cliente olvide los problemas de la jornada.
Ahora, tras años de esfuerzos, Fiona Graham no esta dispuesta a arrojar la toalla. “He recibido un apoyo enorme por parte de los clientes japoneses y no quiero renunciar”. Añade que tiene contraídos compromisos laborales hasta finales de año y que los piensa cumplir.
Dice estar preparada para instalarse en cualquier otro lugar de la ciudad. Explica que también cuenta con la solidaridad de otras compañeras de profesión. “Hay distritos de geishas que están dispuestos a permitir que me instale allí”.
La geisha blanca esgrime en su favor la situación de indefinición laboral en que se halla en la actualidad. “Mi posición actual es poco clara. Los documentos oficiales en los que se dice que yo ya no soy una geisha todavía no han salido de la oficina de geishas”.

Por Isidre Ambrós | Pekín  from lavanguardia.com  07/06/2011

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