lunes, 22 de agosto de 2011

La pequeña gran victoria de la prensa china


Foto from BBC.co.uk


La prensa china recibió con júbilo la retirada, por razones de seguridad, de 54 trenes de alta velocidad de la línea entre Pekín y Shanghái, inaugurada hace poco más de un mes.
Los periodistas locales ven como una victoria propia que el gobierno decidiera abandonar la estrategia de huida hacia adelante con que habían respondido al accidente del pasado 23 de julio de uno de sus trenes bala que dejó 40 muertos.
Y es que después del accidente se desató una guerra velada entre las autoridades y parte de la prensa, que optó por ignorar las instrucciones censuradoras y hacerse eco del enorme malestar popular.
Pero el accidente multiplicó las dudas y las críticas contra la rapidez con la que se ha instalado la red de alta velocidad en china, que en cuatro años es ya la más grande del mundo con 9.000 kilómetros.
De hecho, la ira se desató en las redes y los familiares de las víctimas, que denunciaban la aparente falta de voluntad política en el gobierno para responder a los cuestionamientos surgidos.
"Prohibido dudar"
El Departamento de Propaganda ordenó a los medios no investigar las causas del accidente y atenerse a noticias positivas o la información oficial.
Además, el foco debería ponerse en "historias extremadamente conmovedoras, por ejemplo, las donaciones de sangre y los conductores de taxi que se negaban a cobrar por los servicios a los heridos".
"De ahora en adelante, el accidente de tren de Wenzhou deberá cubrirse desde el ángulo del 'amor de cara a un desastre'", señala la instrucción del documento distribuido a los directores de los medios.
"No poner en duda, no elaborar y prohibición de difundir microblogs", agregó el documento, filtrado en internet.
Según The Sunday Morning Post, de Hong Kong, la prohibición obligó a The China Busniess Journal a retirar ocho páginas y el 21st Century Business Herald tuvo que censurar nueve.
Desafío a la censura
Pero la resolución también enfureció a los periodistas y algunos medios optaron por desafiar la censura.
"La ira aumenta ante la falta de respuestas tras el accidente", tituló al día siguiente el diario de lengua inglesa Global Times.
Otro ejemplo, el Economic Observer (EO) que, en sus páginas de opinión, llegó a calificar de "arrogante e indiferente" la política ferroviaria china.
"Creemos que el accidente no fue simplemente un 'desastre natural' sino 'obra del hombre'. Demandamos saber la verdad", escribió el vice editor de opinión del EO, Su Le.
Diferentes columnistas acusaron a los altos cargos de la industria ferroviaria de preocuparse más por su carrera que por los pasajeros y hasta al ministro del sector de no tener respeto por la vida.
"Una niña de dos años fue sacada viva de los destrozos después de que el ministro pidiera el fin de la operación de rescate (...). El ministro ni siquiera preguntó si había una base moral o médica para terminar el rescate tan pronto", escribió Hu Jiayuan, editor de EO.
También en la red
Fueron los ciudadanos en la red los que pusieron en marcha un auténtico hilo de noticias que contrastaba con la versión oficial del accidente.
Incluso en Weibo, que es algo así como el Twitter de los chinos, llegaron a subir imágenes de funcionarios enterrando restos de los vagones.
"El ministro enterró las locomotoras porque querían enterrar la verdad", acusaba una de las entradas.
"Tenemos derecho a saber la verdad. ¡Es nuestro derecho más básico!", escribió otro.
Muchos empezaron a hablar de "arrogancia" en el cúpula administrativa.
Un editorial del estatal Global Times, tanto en inglés como en chino, reconoció el contraste entre la "actitud burocrática" de los funcionarios y la floreciente "democracia pública" de internet.

From Redacción BBC Mundo  12 de agosto de 2011