martes, 7 de junio de 2011

¿Hemos perdido la batalla con los “too big to fail”?

Esta crisis nos ha dado la oportunidad de conocer vocabulario muy interesante sobre las finanzas y la economía, uno de esos términos es “too big to fail”. Se refiere como todos ya saben a esas empresas que son demasiado grandes para caer si tienen problemas, y que por tanto con toda probabilidad serán rescatadas o apoyadas con fondos públicos si la situación lo requiere. Si bien la definición ha tenido mucho éxito, amenaza con tener mucho más en el futuro ya que se está mostrando como un elemento clave en la nueva regulación financiera.
Al inversor Carl Icahn se le une ahora Mark Mobius alertando de que ve problemas en el horizonte porque estamos cayendo en los mismos errores que en el pasado. Icahn hace hincapié en la asunción de riesgos y en su localización y control, Mobius se le une con su temor sobre la complejidad de los derivados, todo parece girar en torno al mismo sitio. No son los únicos claro, pero sí los más recientes e importantes. Y es que, ¿ha cambiado algo para que lo que hemos visto no se repita? Parece que no.
Como podrán imaginar por el principio del artículo, todo esto tiene mucho que ver con los “too big to fail”, y es que son estas grandes entidades quienes gestionan más riesgos, de forma más compleja y quienes amenazan más seriamente el futuro de la economía moderna si llegasen a caer. Por ello me gustaría presentarles un reciente trabajo del FMI sobre este particular, The Too-Important-to-Fail Conundrum: Impossible to Ignore and Difficult to Resolve”, que trata de analizar esta cuestión.
El informe comienza con una idea lapidaria que mucha gente corroborará, el problema de las entidades financieras demasiado grandes para caer no solo no se ha solucionado con la crisis sino que éstas han salido reforzadas de ella, tienen ahora una posición mucho más beneficiosa por los competidores que se han quedado por el camino, son incluso más complejas y no han frenado su tendencia al riesgo. Golpe fuerte y certero.
¿Cómo hemos llegado aquí? Pues verán, porque “too big to fail” no es un concepto etéreo, es una realidad que se refleja en el día a día y que provoca que poco a poco el poder se vaya concentrando más. Tanto prestamistas como agencias de rating ven más seguras este tipo de entidades porque si hay problemas reciben ayuda, por dicho motivo el mercado no tiene en cuenta el riesgo real lo que se traduce en un mejor y más barato acceso a los fondos por parte de las empresas y a su vez en una mayor expansión. El círculo sigue, porque motivado por esto los accionistas exigen más retornos, los managers cobran por el corto plazo y todo el mundo bendice una mayor asunción de riesgo. Por si fuese poco la crisis ha demostrado no se equivocaban aquellos que veían facilidades por parte de los gobiernos ante las dificultades. ¿Moral hazard? ¿What?
Los datos revelan que los fondos más baratos (gráfica 1) y la concentración de activos tras la crisis a favor de los “bancos sistémicos” (gráfica 2) son reales. Por si fuera poco gracias a las dificultades financieras estas entidades disfrutan aún de mayor facilidad para captar fondos con respecto a la competencia, con lo que los incentivos para ser un “too big to fail” más complejo, con más riesgo y más peligroso aumentan, ya que ¡así seguirán recibiendo la recompensa que han recibo hasta ahora! Viendo lo que estamos viendo, ¿qué incentivos tienen los “bancos sistémicos” para no arriesgar al máximo y provocar otra crisis por las subprime o por cualquier otra causa por ejemplo los derivados? ¿Será esto a lo que se refieren Icahn y Mobius?
Este problema es aún mayor cuanto más interconectado está el mundo y más globalización financiera existe, algo que los reguladores y supervisores no han tenido en cuenta, por lo que dejando las cosas como están no solo no irán bien sino que nos arriesgamos a que vayan peor. ¿Qué soluciones existen para evitarlo? El FMI propone varias.
Se remarca que si bien la fortaleza del balance es importante, lo es aún mucho más localizar los riesgos, tratar de penalizarlos en la medida de lo posible y entender por qué se asumen yendo a la raíz de la cuestión. Para ello es imprescindible una supervisión y regulación competente, estricta y con medios, que establezcan las medidas correctas y garanticen la trasparencia y los requerimientos necesarios a cumplir por las entidades financieras prestando especial atención a los vehículos “off balance sheet” y mercados OTC.
El capital es un arma de doble vertiente, debe ser suficiente para garantizar la solvencia como es lógico, pero también debe tener muy en cuenta los riesgos, incrementando la cantidad necesaria en forma de penalización. Además se deben obstaculizar los comportamientos “pro-cíclicos” en donde los requerimientos anteriores podrían ser una opción, o bien estableciendo “tasas” para compensar las caídas.
Importante: la liquidez. Debe controlarse para reducir el apalancamiento, la dependencia de financiación mayorista a corto plazo y sobre todo el “maturity mismatch”. O lo que es lo mismo, evitar técnicas muy agresivas como endeudarse excesivamente a corto plazo financiando a su vez un período demasiado largo.
También muy importante: “resolution regimes”. ¿Qué es esto? Una opción entre el bailout y la quiebra, ni tan costoso como lo primero ni tan dañino como lo segundo. Se trata de establecer unas condiciones claras para considerar que una entidad financiera está en problemas, tomando el control y actuando antes de que se extienda al resto del sistema y aprovechando que “la enfermedad” aún está germinando y hay margen de maniobra. Este tipo de planes ya se están estableciendo en muchos países y seguramente estamos solo ante el principio.
No se descarta una nueva “Glass-Steagall” ni consideran descabellada la “Volcker Rule” de escindir las mesas de “propietary trading”. Y en última instancia, si con lo anterior no se consiguen los objetivos buscados se menciona incluso la limitación del tamaño, del crecimiento, la venta de activos o la división de bancos. Puede parecer radical, pero supongo que el FMI cree que si no actuamos lo que hemos visto hasta hoy será simplemente el principio, solo hay que ver lo que está pasando actualmente con la "reedición" de comportamientos pasados.
Claro que todo ello no es fácil de implementar de forma certera y el propio organismo internacional admite que harán falta muchos años. Si funcionase y en el futuro crecer y tener beneficios fuese mucho más complicado tendríamos un fuerte incentivo para arriesgar lo máximo posible actualmente y “aprovechar mientras se pueda”. Claro que si hasta el día de hoy las cosas no han cambiado, ¿lo harán en el futuro? Soros en el artículo “Time to Fix the Euro” criticaba las fallas estructurales de la Eurozona, pero también advertía que sería necesario un ente supranacional bancario porque a nivel nacional un “too big to fail” es inmanejable. Es posible que por lo difícil que es controlar las transacciones “cross-border” y sus riesgos caminemos hacia ahí pero, ¿y cuando sean “too big to fail” dentro de la Eurozona u otros entes mayores? O manejamos los riesgos o ellos nos manejarán a nosotros, en ese caso habremos perdido la batalla.

Por Las Perlas de Kike, Kike Vázquez from cotizalia.com  06/06/2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.