Un investigador predice que en 50 años leer el pensamiento de otras personas será una actividad 'común y corriente' .
Lo que escribimos en línea puede ser interceptado, filtrado y divulgado, pero nos gustaría pensar que los pensamientos e imágenes en nuestras mentes son totalmente privados.
Para bien o para mal, la ciencia podría cambiar eso. En el transcurso de los últimos años, investigadores han hecho importantes avances en la decodificación de nuestros pensamientos con base en la actividad cerebral.
La forma en la que esto funcionaría aún está en las primeras etapas de la investigación. Pero dado lo que ya podemos hacer, no es un salto demasiado grande imaginar que un día, podríamos llegar a leer las palabras de las corrientes internas del pensamiento, dijo Jack Gallant, un prominente neurocientífico de la Universidad de California, Berkley.
"Creo que decodificar tu cerebro es algo que podríamos hacer hoy si tuviéramos un método suficientemente bueno para medir tu actividad cerebral", dijo Gallant.
Gallant predice que dentro de 50 años, leer el pensamiento será algo común y corriente. Usaremos "Google Hats", prevé, que continuamente decodificarán nuestros pensamientos. Este gorro maravilloso podría transmitir e incluso traducir nuestros pensamientos a lenguas extranjeras.
Pero el Dr. Josef Parvici, un neurólogo de la Universidad de Stanford que también estudia la relación entre el cerebro y la mente, es mucho más escéptico.
"Para poder realmente leer los pensamientos con métodos que no son invasivos, tenemos un largo camino por recorrer", dijo. "Creo que es poco prudente y simplemente falso darle al público general la impresión de que estamos a punto de poder leer las mentes".
Lo que necesitas para leer los pensamientos
Existen varias limitaciones respecto a "leer la mente" que provienen directamente del cerebro, dijo Gallant. Necesitas buenos modelos matemáticos de la función cerebral y computación en alta velocidad. Pero ahora mismo, el mayor reto es medir la actividad cerebral.
Los científicos pueden medir la actividad eléctrica con una EEG (electroencefalografía) y los cambios en el uso de oxígeno de la sangre por medio de IRMf (imágenes por resonancia magnética funcional). Pero estas son medidas verdaderamente rudimentarias de lo que está pasando dentro del cerebro.
La EEG es una señal limitada y bidimensional del cerebro. Y la IRMf es como medir el uso total de electricidad en tu oficina en momentos específicos para saber qué está pasando en los escritorios de cada uno, dijo Gallant. Eso no te diría en qué está trabajando una persona en particular, solo es una descripción general de los cambios.
"Los cálculos más optimistas son que puedes recuperar una millonésima parte de la información que está disponible en el cerebro en cualquier punto en el tiempo", dijo Gallant. "Probablemente sea menor que eso. Entonces, el punto donde estamos hoy es solo una vaga sombra de lo que podrías medir, si tuvieras una mejor tecnología de medición".
Mientras tanto, el laboratorio de Parvizi explora el cerebro con una técnica completamente diferente, al hacer uso de electrodos implantados en los cerebros de pacientes que padecen de epilepsia severa para llevar a cabo grabaciones neuronales directas en la superficie del cerebro.
Su grupo quiere conocer las funciones específicas de distintas áreas cerebrales, para que cuando los cirujanos remuevan las partes responsables de los ataques, sepan qué deben evitar. Sin embargo, este método hasta ahora no ha extraído el contenido real de pensamientos y recuerdos, y podría no aplicar en los pacientes que no tienen epilepsia.
Lo que podemos hacer ahora
A pesar de estas limitaciones en cuanto a la medición de la actividad cerebral, los científicos ya han alcanzado resultados increíbles.
Por ejemplo, al utilizar pruebas de IMRf, los científicos pueden reconstruir el rostro que una persona esté viendo, según se informó en un estudio realizado en marzo de 2014 y publicado en la revista Neuroimage. El estudio fue dirigido por Alan Cowen, quien en ese entonces era un estudiante en la Universidad de Yale, y quien ahora estudia con Gallant en una escuela de postgrado.
Los investigadores analizaron cómo los sujetos respondían a 300 rostros mientras se realizaban pruebas de IRMf, creando una "biblioteca" estadística de la forma en la que el cerebro reacciona a las imágenes faciales. Luego utilizaron un algoritmo computacional para generar una descripción matemática de los rostros con base en los patrones de actividad cerebral.
Luego, los investigadores escanearon a los seis participantes nuevamente mientras veían un nuevo conjunto de rostros. Al comparar la información de las IRMf de los 300 rostros con las nuevas pruebas, los científicos pudieron dibujar digitalmente el segundo conjunto de rostros que los participantes vieron con base en la actividad cerebral.
Los rostros reconstruidos por la computadora no fueron exactos, pero las personas pudieron identificarlos, y los investigadores pudieron comparar la información de los píxeles entre las reconstrucciones y los originales a través de la computadora, y unirlos con precisión en un 60 a 70% de las veces.
Marvin Chun, profesor de psicología en Yale y coautor del estudio, dijo que esto podría tener aplicaciones para estudiar trastornos donde la percepción de los rostros se ve afectada, como ocurre en la prosopagnosia y el autismo.
"Estamos muy emocionados por eso, porque cualquier mejora en la capacidad de tomar información de la actividad cerebral y plasmarla en algo útil como rostros va a tener un uso muy amplio desde el punto de vista científico", dijo Chun.
Esta investigación se inspiró en estudios que el grupo de Gallant había hecho para determinar qué fotografías veían las personas con base en pruebas de IRMf. Gallant y sus colegas también han demostrado esto con videos; su estudio de 2011 publicado en Current Biology utilizó IRMf y modelos computacionales para reconstruir clips de películas que las personas vieron.
Incluso los sueños podrían llegar a conocerse. Científicos dirigidos por Tomoyasu Horikawa en ATR Computational Neuroscience Laboratories, Kioto, publicaron un informe el año pasado en la revista Science, en el que sugerían que era posible decodificar sueños con base en la actividad cerebral en personas que dormían, aunque esto también está en las primeras etapas de la investigación.
Tareas como esta tienen una cierta cualidad mágica. Sin embargo, aun así involucran el uso de maquinaria grande y pesada que puede capturar solo una pequeña porción de nuestra experiencia consciente.
Los científicos también están estudiando cómo dos cerebros se pueden comunicar entre sí. Un grupo en la Universidad de Washington demostró el año pasado que al enviar señales cerebrales a través del Internet, un científico podía controlar el movimiento de la mano de otro científico. Pero el receptor de la señal no la estaba interpretando de forma activa; la verdadera comunicación cerebral de dos vías se ha logrado realizar en ratones, pero aún no en humanos.
Ni Gallant ni Parvizi están principalmente interesados en decodificar los pensamientos. Sus metas fundamentales involucran entender cómo es que el cerebro hace lo que hace.
Sin embargo, su investigación ha generado mucho interés, así como una campaña respecto a que se podrá leer la mente que resulta preocupante para Parvizi.
"No creo que beneficie a la ciencia, y no creo que haga que el público general aprecie lo difícil que es realmente entender el funcionamiento del cerebro humano", dijo Parvizi.
El futuro
Más allá de la novedad de "pensar" un correo electrónico, hay otras aplicaciones importantes para esta línea de investigación. Sillas de ruedas dirigidas con el pensamiento, extremidades artificiales y otros aparatos de asistencia serían un gran beneficio para las personas con parálisis u otras discapacidades. Los científicos están haciendo avances en esta área en pequeños estudios.
El equipo de Gallant está trabajando en modelar la forma en la que el cerebro responde al lenguaje y lo representa en tu mente.
Chun está trabajando en estudiar la atención, tomando en cuenta qué sucede cuando las mentes de las personas se desvían de "la zona" de la experiencia.
Luego está el problema de la memoria, en el que Parvizi está trabajando: cómo tu cerebro recupera recuerdos del pasado.
"Podemos decodificar con precisión que el paciente está recuperando recuerdos, pero no podemos descifrar el contenido de los mismos", dijo.
El problema de leer la mente genera importantes preguntas éticas y de política pública acerca de la privacidad. ¿Quién puede tener acceso a tus pensamientos, puedes elegir mantener ciertas cosas en secreto, o incluso hasta tus sueños más extraños podrán ser fácilmente accesibles? ¿Cómo controlaremos el uso de los aparatos para leer la mente?
La tecnología real podría darse en un futuro lejano, pero Gallant insistió en que "debemos empezar a pensar en esto ahora".
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