Los países con colores más oscuros registran un mejor progreso en lo social.
¿Cómo conciliar el desarrollo económico con el progreso social?
Pobre el PIB.
Pareciera que todo el mundo le está empezando a dar la espalda a la que
alguna vez fue considerada la medida económica de mayor prestigio.
El Producto Interno Bruto, una medida del valor de los bienes y servicios que
un país produce, es quizás el indicador estadístico más poderoso de la historia
y ha tenido una gran influencia en las políticas globales.
La principal crítica al PIB, planteada por nada menos que Bobby Kennedy en
1968, es que "mide todo… excepto lo que hace que la vida valga la pena".
En otras palabras, está irremediablemente viciada como una medida del
bienestar humano.
De hecho, si nos remontamos varias décadas atrás, a los años 30, Simon
Kuznets, un pionero del PIB, advertía que "el bienestar de una nación podía
difícilmente inferirse de una medida del ingreso nacional".
Pero pese a los varios intentos de destronar al PIB, que surgió de la Gran
Depresión y de la Segunda Guerra Mundial como un intento por estabilizar las
previsiones económicas, el indicador se mantiene como la medida central del
éxito de un país.
Ignorando la economía
Social Progress Imperative es una organización liderada por el economista de
la Universidad de Harvard Michael Porter.
Su existencia no busca ni enterrar ni alabar el PIB, sino complementarlo por
medio de la creación de un índice que mide todo, menos el rendimiento
económico.
"Si usted elimina los indicadores económicos", señala Michael Green, director
ejecutivo del grupo, "(puede) ver la relación entre el progreso económico y
social y entenderlo mucho mejor".
Green, quien trabajó en el ámbito del desarrollo internacional por muchos
años, propuso en una reunión del Foro Económico Mundial el índice, junto al jefe
del bureau de la revista The Economist en Nueva York, Matthew Bishop.
El Índice de Progreso Social (SPI, por sus siglas en inglés: Social
Progress Index) empezó recopilando información de 54 diferentes indicadores
de bienestar. En términos generales todos giraban en torno a tres preguntas:
- ¿Un país satisface las necesidades más esenciales de sus habitantes?
- ¿Están dadas las bases para que las personas y las comunidades mejoren y mantengan su bienestar?
- ¿Existen oportunidades para que todos los individuos puedan alcanzar su máximo potencial?
El resultado de la parte superior de la tabla de 132 países no es muy
sorprendente.
Todos los países nórdicos ocupan las diez primeras posiciones junto a las
democracias liberales como Nueva Zelanda, Australia y Canadá.
El segundo segundo nivel de la tabla es mucho más interesante. Incluye cinco
miembros del G7: Alemania, Reino Unido, Japón, Estados Unidos y Francia.
La fortaleza de Japón, por ejemplo, se encuentra en la satisfacción de las
necesidades humanas básicas, pero está por debajo del promedio en bienestar y
oportunidades y reporta una baja puntuación en tolerancia e inclusión.
Por el contrario, Estados Unidos ocupa la posición 23 en el mundo en la
categoría de necesidades humanas básicas, pero es quinto en el ofrecimiento de
oportunidades.
Para ser el país que más gasta en atención médica en el mundo, Estados Unidos
no queda bien parado en la categoría de esperanza de vida.
Primavera árabe
Aunque mucha de la información recopilada por la organización todavía tiene
que procesada para extraer conclusiones significativas, el índice provee algunas
lecciones interesantes sobre la distinción entre las estructuras económicas y
sociales.
"Tomemos como ejemplo la Primavera árabe", señala Green. "Tienes un grupo de
países a los que les estaba yendo muy bien económicamente y de repente ocurrió
este colapso social".
"Claramente una política basada simplemente en crecimiento económico no
estaba funcionando para generar armonía social".
Pero al darle un vistazo rápido al SPI, es evidente que el descontento pudo
haber sido anticipado.
"Todos los países de África del Norte se desempeñan muy mal en la categoría
de oportunidades", añadió Green.
"No eran precisamente las necesidades materiales las que no se estaban
satisfaciendo, era más bien la oportunidad de avanzar en la vida: derechos,
libertades, opciones, tolerancia e inclusión".
"Libertad", dijo el famoso líder laborista Nye Bevan, "es el subproducto del
excedente económico", pero el SPI parcialmente contradice su teoría.
Mientras el índice demuestra que la pobreza extrema y el desempeño social
deficiente van de la mano, la correlación se detiene una vez los países alcanzan
un cierto nivel de prosperidad.
La parte de abajo de la tabla del índice está dominada por las economías en
aprietos, pero países ricos en petróleo como Rusia y Arabia Saudita también se
desempeñan muy precariamente en materia de progreso social.
Nueva Zelanda e Italia, que están muy cerca en términos de PIB, están
separados por 29 posiciones en la tabla del SPI.
"No es el destino"
En otras palabras, como lo platea Green, "el PIB no es el destino".
Ha habido varios intentos para complementar o reemplazar el PIB.
Las Naciones Unidas implementaron el Índice de Desarrollo Humano, los países
de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos cuentan con
"Tu índice para una vida mejor" e incluso la Oficina Nacional de Estadísticas
del Reino Unido mide el bienestar nacional.
Recientemente, Gus O'Donnell, un exfuncionario público de alta jerarquía del
Reino Unido, publicó un informe sobre bienestar y política, en el que
investigaba los principales motores económicos, sociales y personales de la
felicidad.
Pero la fortaleza clave del SPI, afirma Green, es el número de diferentes
indicadores que mide y el hecho de que todos, desde la tolerancia religiosa
hasta el suministro eléctrico, pueden ser comparados con el crecimiento del
PIB.
Pensemos en el famoso problema del economista político Francis Fukuyama que
se ha resumido en la frase: "alcanzado a Dinamarca".
Con ella, Fukuyama se refería a la creación de sociedades que reflejaran los
supuestos pacíficos y prósperos estados nórdicos.
"Puedes decir que Dinamarca es más feliz que Gran Bretaña, pero eso qué
significa", indica Green. "¿Tengo que hablar danés? ¿Tengo que ver más capítulos
de Borgen?"
Analizar qué indicadores SPI se correlacionan con un aumento de la felicidad
podría ayudar a responder preguntas de ese tipo.
Paraguay
Pero hay quienes se resisten a la idea de que el PIB no pueda mapear el
bienestar. Nick Oulton, del London School of Economics, argumenta que el
crecimiento económico puede ser una buena medida del bienestar de un país.
"No resolverá todos los problemas, pero un incremento de la riqueza puede
conducir a una caída en la mortalidad infantil, un aumento de la expectativa de
vida y a que la gente sea más saludable porque pueden comer más alimentos", dice
el experto.
El grupo de los anti PIB, agrega, corren el riesgo de "incitar políticas
intrusivas". Es como si estuvieran diciendo "crees saber lo que es bueno para
ti, pero nosotros sabemos más".
En última instancia, el éxito del SPI será medido por un indicador: su
influencia en la toma de decisiones políticas.
Algunos países ya están tomando nota. En julio del año pasado, Paraguay se
convirtió en el primer país que empezó a usar oficialmente el SPI como base para
la toma de sus decisiones políticas.
Pero la utilidad real del índice se verá una vez se hagan las comparaciones
con otros datos.
Enfrentar el SPI y el gasto gubernamental, por ejemplo, podría ayudar a
resolver el debate sobre el gobierno pequeño versus el gobierno grande.
Otra prueba mediría la desigualdad del ingreso en comparación con el progreso
social para comprobar la "hipótesis de la desigualdad": ¿una mayor equidad en el
ingreso fomenta la salud y la felicidad?".
Sea lo que sea que se decida hacer, lo que es un hecho es que Social Progress
Imperative está más que dispuesto a experimentar con la información.
Los 10 países más progresistas en lo social
- Nueva Zelanda
- Suiza
- Islandia
- Holanda
- Noruega
- Suecia
- Canadá
- Finlandia
- Dinamarca
- Australia
Los 10 países menos progresistas en lo social
- Nigeria
- Pakistán
- Yemen
- Niger
- Angola
- Sudán
- Guinea
- Burundi
- República Centroafricana
- Chad
Joe Miller BBC Última actualización: Sábado, 19 de abril de 2014
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