miércoles, 16 de abril de 2014

La reducción de la jornada laboral se abre paso en Europa como bálsamo para el mercado de trabajo

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    En Suecia se va a testar la jornada laboral de 6 horas con sueldo completo
    El gobierno de Alemania está estudiando seriamente la semana de 30 horas

    ¿Trabajar menos por el mismo dinero? ¿Y que sea la mejor opción no solo para el empleado, sino también para la empresa? Así lo creen en Suecia. Tanto, que han puesto en marcha un programa para testar la efectividad de esta medida. Pero no se trata de un hecho aislado. En Alemania ya se debate abiertamente introducir una semana de 30 horas. ¿Podría calar esta solución a nivel global?

    Seis horas será el tope de una jornada laboral para varios trabajadores municipales en Gotemburgo, la ciudad sueca donde se va a poner en marcha el sistema con el que pretenden probar que un día más corto incrementa la efectividad y la productividad de los empleados. Su rendimiento se comparará con el de otro grupo que sí hará la jornada completa en vigor Suecia, que alcanza las siete horas. El salario será el mismo para todos ellos.
     
    El Ayuntamiento de Gotemburgo, impulsor de esta medida, aspira a lograr un mayor ahorro de costes con el menor horario, a lo que también contribuiría la mejora de productividad prevista. "Esperamos que el día laboral más corto resulte en que los trabajadores se pidan menos bajas y que se sientan mejor física y mentalmente", explicaron desde el consistorio sueco a medios locales.
     

    ¿Semana de 30 horas?

    En Alemania aún no se han decidido a poner en práctica un planteamiento así, pero en el Gobierno de Angela Merkel están considerando seriamente adaptarse a una semana laboral de 30 horas sin recortes en la remuneración. Esta opción, planteada en enero por el sindicato IG Metal, el mayor del país germano, venía con límites, ya que los representantes de los trabajadores ceñían este plan a las familias con hijos menores.
     
    Sin embargo, la onda expansiva de la propuesta ha traspasado las paredes sindicales y la prensa alemana ya se ha hecho eco del apoyo que está recibiendo por parte de expertos e incluso políticos, que apoyan su aplicación progresiva y generalizada a todos los trabajadores, al margen de si son padres o no. Como principal argumento para su defensa, consideran que podría servir como revulsivo para el paro creciente, recoge la CNBC en un artículo.
     
    Esta corriente cuenta con creyentes hasta en la ciudad de la City, donde un becario murió por exceso de trabajo. Londres avivó el debate sobre la necesidad de regular de las jornadas de trabajo tras conocerse el fallecimiento de Moritz Erhardt, becario de Bank of America, que fue encontrado sin vida en su habitación tras una maratoniana sesión de 72 horas de trabajo ininterrumpido.
     
    Anna Coote, directora del think tank británico Nef, reclama la semana de 30 horas siempre que tiene ocasión. "Es hora de hacer que la 'jornada partida' se convierta en la nueva 'jornada completa'", afirmaba poco después de que el fallecimiento de Erhard ocupase portadas en todo el mundo.
     
    Hace pocos días insistía en la cuestión en declaraciones al Telegraph. "Menos horas de trabajo consiguen una fuerza de trabajo más comprometida y estable", apunta Coote, quien recuerda que hay experimentos similares que se han probado efectivos, como el que se llevó a cabo en el estado estadounidense Utah, que convirtió los fines de semana de los empleados federales en descansos de tres días.
     

    No es para todos

    Los defensores de la reducción de la jornada laboral ponen sobre la mesa los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), que comparan la productividad de sus países miembros con su PIB y concluyen que los empleados más productivos tienden a pasar menos horas en la oficina.
     
    Por su parte, la Organización internacional del Trabajo apuntaba en un informe de 2012 que el "exceso de trabajo" repercute en una peor salud.
     
    Sin embargo, no todos confían en que esta fórmula pueda introducirse de forma generalizada sin una pérdida de competitividad por parte de las empresas, especialmente teniendo en cuenta el tipo de jornadas laborales que se practican en países como China o Bangladesh, grandes exportadores a Occidente.
     
    Mientras, que en Francia un empleado medio trabaja unas 1.480 horas al año, en Singapur la cifra se eleva hasta las 2.300 horas. En Alemania, la media baja a 1.400 horas anuales, mientras que en España ronda las 1.700. "Es una cuestión cultural profundamente arraigada. En Asia la gente está mucho más interesada en la acumulación de capital", apunta un experto de la consultora Page Group.
     
    Otra cuestión que incomoda a quienes no apuestan por esta solución es el salario. La preocupación de muchos representantes sindicales es la posibilidad de que la reducción de jornada viniese acompañada de una bajada de sueldo equiparable, lo que acabaría empeorando la calidad de vida del trabajador.

     
    elEconomista.es / M.R.  15/04/2014 - 14:07

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