domingo, 13 de abril de 2014

La cueva de Alibaba está en China

 

Lu Zhaoxi era recepcionista en un hotel hasta que un cliente se fijó en él.

Hoy dirige la única compañía capaz de hacer sombra a Amazon y que va camino de ser el mayor mercado virtual del mundo

El grupo cuenta con casi 25.000 empleados, un catálogo cercano a los 800 millones de productos e ingresos similares a los de Facebook
 
 
Cuarenta ladrones se perderían en la actual cueva de Alibaba. Porque la del siglo XXI tiene poco que ver con la que se describía en el clásico cuento de Las mil y una noches. No está ubicada en Oriente Próximo, sino en la ciudad china de Hangzhou, capital de la provincia costera de Zhejiang, y no esconde los tesoros de unos cuatreros, sino algo acaso más valioso: el centro neurálgico de Alibaba, la mayor empresa de comercio electrónico del país más poblado del mundo. De hecho, se trata de un impresionante complejo de edificios futuristas cuyos secretos ni siquiera se desvelan al grito de “¡ábrete, sésamo!”.
 
No. Los visitantes tienen que conformarse con echar un rápido vistazo al horizonte de miradas fijas en pantallas de ordenador y asombrarse con las pantallas gigantes en las que se reflejan, en tiempo real, los millones de transacciones internacionales que lleva a cabo la única compañía capaz de hacer sombra a Amazon. No en vano, un detallado estudio de Euromonitor International concluye que el principal portal de Alibaba, Tmall, superará en ingresos a la multinacional estadounidense el año que viene para convertirse en el mayor mercado virtual —B2C— del mundo. En su conjunto, el grupo ya cuenta con casi 25.000 empleados y un catálogo cercano a los 800 millones de productos que le proporciona ingresos similares a los de Facebook, pero con unos beneficios que duplican los de la red social.
 
Parece lógico pensar que detrás de semejante mastodonte hay un genio con una ambición desmedida. Pues no. El jefe de todo eso es Lu Zhaoxi, un hombre de 44 años, discreto y aparentemente algo despistado, que se olvidó de rellenar una página en su solicitud de entrada a la escuela de arquitectura y que, por culpa de este descuido, terminó estudiando Administración de Hoteles. Lu se estrenó en el mundo laboral como recepcionista de un establecimiento de Holiday Inn en su ciudad natal, el centro fabril de Guangzhou. Esa es una anécdota que le gusta recalcar para mostrar su valía en las pocas entrevistas que concede. Quiere dejar claro que es un hombre hecho a sí mismo sin la ayuda de enchufismos ni el apoyo de una familia adinerada.
 
Su carácter decidido es lo que llamó la atención de un huésped extranjero que, cuando Lu llevaba ya seis años en el hotel, le ofreció trabajo en una empresa de fax por Internet que quebró al cabo de poco tiempo. “Ahí descubrí el potencial de la Red, así que decidí abrir con unos amigos mi propia compañía de telecomunicación online para aprender más del sector”, recordó Lu en una conversación con el Shanghai Business Daily. Esa decisión cambió su vida, porque Ma Yun, el visionario emprendedor que en 1999 fundó Alibaba desde el salón de su casa, se fijó en él y decidió comprarle la empresa pocos meses después. Así, Lu se convirtió en el empleado número 129 de Ma.
 
Poco a poco, la relación laboral que comenzaron en el año 2000 penetró en el terreno personal, y Lu fue ascendiendo en el creciente imperio chino del comercio electrónico: primero se encargó de las ventas en la zona sur del país; luego, en 2004, puso en marcha Alipay, un exitoso sistema de pago que se ha extendido ya por toda China; cuatro años más tarde comenzó su andadura en Taobao, la rama cliente a cliente (C2C) que ha cambiado los hábitos de consumo de la juventud china y cuyas ventas se han multiplicado por ocho desde que él tomó las riendas, en 2010; finalmente, en 2012 se encargó del diseño de Aliyun, el sistema operativo del grupo, y el año pasado ideó Wetao, un servicio de microblogs para vendedores y clientes. Así, en la sombra, Lu ha sido el incansable obrero que ha hecho realidad el sueño de Ma: convertir Alibaba en la suma de eBay —Taobao—, Amazon —Tmall— y PayPal —Alipay.
 
Eso sí, quienes les conocen a ambos dicen que son como el día y la noche. Ma no se muerde la lengua y hace gala de un carácter extrovertido y polémico; Lu prefiere trabajar sin llamar la atención, algo que sus detractores interpretan como consecuencia de un carácter gris. “El 90% del tiempo es Ma quien habla, y al final yo digo ‘sí”, reconoce Lu. “Pero nos compenetramos a la perfección, porque él se centra en el diseño de la estrategia para el futuro mientras que yo me encargo del presente”, apostilla el directivo, que culminó su carrera en mayo del año pasado cuando Ma le entregó el control de Alibaba en una de las decisiones más controvertidas de la empresa.
 
El 56,3% de quienes respondieron a una encuesta realizada entonces por el portal de noticias Ifeng consideraron que su nombramiento era equivocado, y la gran mayoría reconoció no haber oído hablar de Lu. También hubo quienes señalaron sus fracasos para criticar su ascenso al puesto de consejero delegado, por el que ahora percibe unos 5,6 millones de euros anuales. El ejemplo más repetido fue el de Laiwang, una aplicación móvil que pretendía competir con el líder WeChat, equivalente chino de WhatsApp, y que nadie utiliza. “Los errores me gustan porque estimulan mi potencial”, aseguró Lu en una conversación con Bloomberg. “La presión es muy elevada, porque hay mucho que hacer para ganar la batalla del comercio electrónico, que nunca da tregua porque es un pastel muy grande”.
 
Y más grandes son todavía las expectativas de Lu para Alibaba. Pretende triplicar su actual volumen de transacciones para superar en 2016 al gigante estadounidense WalMart como la mayor red de comercios al por menor del planeta. Y se prevé que al año siguiente la rama Tmall logre ya ingresos por valor de 120.000 millones de dólares, 20.000 millones más que Amazon. Además, todo apunta a que será él quien tendrá que preparar la empresa para su estreno en Bolsa antes de que acabe 2015, un paso necesario para hacer una ampliación de capital de unos 13.000 millones de euros y convertir a Alibaba en la segunda mayor compañía de Internet, solo superada ya por Google.
 
 
DATOS DE UN GIGANTE
 
Ma Yun fundó Alibaba en el salón de su casa en 1999. Hoy es la mayor empresa de comercio electrónico en China, con 25.000 empleados y 800 millones de productos. Lu Zhaoxi, que cobra 5,6 millones anuales como su consejero delegado, trabaja para convertir a la compañía en la segunda mayor de Internet, por detrás de Google, y triplicar sus transacciones antes de 2016 para superar al gigante de EE UU WalMart como la mayor red de comercios al por menor del mundo.


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