jueves, 10 de abril de 2014

Los 'viejóvenes' o la vida amorosa de los cuarentones que se vuelven adolescentes

 
 
LA MEDIANA EDAD, TIEMPO DE FIESTA.
 

El estilo de vida y la actitud de las personas de mediana edad se ajustan cada vez menos a los cánones establecidos para esta generación. La línea de separación entre la juventud y la edad adulta se está difuminando, sobre todo en lo que se refiere al tipo de relaciones amorosas. La era de los portales de citas online ha llegado en un momento en el que el divorcio se ha generalizado y las relaciones de pareja son cada vez menos duraderas. En este contexto, el amor se caracteriza cada vez más por ser polígamo, apasionado y efímero, “como en las relaciones entre adolescentes”, compara la psicóloga Voula Grand en The Psychology Book.
 
Para los sexólogos, los portales de citas no son necesariamente la causa de este cambio sociológico, sino que sólo responden a una necesidad. En tal caso, son el factor responsable de potenciar las relaciones esporádicas o de corta duración entre las personas separadas o divorciadas. Las personas de mediana edad que han roto su relación, vuelven a vivir el amor como si fuese una montaña rusa, añade Grand. Apenas existe tiempo de duelo tras un divorcio, los flirteos se multiplican casi desde el primer momento y no es raro que se llegue a convivir con diferentes parejas durante breves periodos de tiempo.
 
Un fenómeno que la psicóloga explica por la falta de costumbre de este tipo de personas para vivir solas o compartir piso. Al conocer a alguien, cuando se ha pasado la barrera de los 40, es frecuente irse a vivir juntos, aunque sea durante un breve periodo de tiempo. Un proceso que puede repetirse varias veces.
 
Lo saben bien los inquilinos con caseros que responden a este perfil. “Lo he dejado con mi novia, sé que aún te quedan varios meses de alquiler por contrato, pero te agradecería que buscases cuanto antes otro piso para que yo pudiese irme a vivir ahí”, le dice un propietario a un joven madrileño al que le tiene alquilada su vivienda. Al mes siguiente, vuelve a recibir otra llamada: “Mira, que no hace falta que te vayas, he conocido a otra chica y me voy a vivir a su casa”. No es un caso aislado.
 
 
La nueva crisis de la mediana edad
 
Más de 100.000 matrimonios se divorcian cada año en España. Un creciente fenómeno hasta poco antes del inicio de la crisis económica, cuando las rupturas matrimoniales se estancaron e, incluso, descendieron ligeramente, como reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). A pesar de ello, en 2012 se superaron los 104.200 divorcios, según los últimos datos disponibles en el INE.
 
El perfil mayoritario de estas parejas es el de personas con edades comprendidas entre los 40 y los 50 años y con hijos. Concretamente, en las mujeres la edad media fue de 42 años, mientras que en los hombres fue de 44,5. El 6,5% lo hicieron para poder casarse de nuevo.
 
La crisis de la mediana edad es un proceso natural que nos acompaña durante el envejecimiento como resultado de una combinación de factores traumáticos, entre los que se encuentran los problemas de salud, desaparición de la libido, pérdida de seres queridos, distanciamiento con los hijos, etc. Aunque afecta principalmente a los hombres, por diferentes razones socioculturales se silencia y se suele vincular exclusivamente a las mujeres. El aumento de las depresiones entre los varones de 30 a 49 años, que si se suma a la ansiedad alcanza casi al 40%, dan buena cuenta de ello.
 
 
El perfil de los ‘viejóvenes’
 
El miedo a la soledad, así como a sentirse viejos y fuera del mercado sentimental, hacen que una buena parte de las personas con estos síntomas los combatan recuperando actitudes y hábitos de vida más propios de los jóvenes que de los adultos. Incluso se ha acuñado un término en inglés para definir a este tipo de personas: los teen-adults, que podría traducirse por ‘viejóvenes’. Un estilo de vida fomentado tanto por el estado civil como por las redes sociales y portales de citas.
 
El denominador común a estos ‘viejóvenes’ o cuarentones que viven el amor como en la adolescencia es el hedonismo, la inmediatez y la búsqueda constante del disfrute. Como explicaba la autora de Con dos tacones (La Esfera de los Libros), Celia Blanco, la plenitud sexual llega en la madurez, pues “sabemos mejor lo que queremos”. Como resultado, añade la autora, “nos transformamos en las protagonistas absolutas de nuestros mejores cuentos, esos en los que nos acostamos con quien nos da la santa gana, sin rendirle cuentas a nadie y sin ninguna necesidad de justificarnos. En vez de un príncipe queremos dos. A veces hasta más de tres”.
 
Para Blanco, las mujeres cada vez son más conscientes de que hay vida (sexual) más allá del matrimonio o de la pareja y hoy en día ya es frecuente “sentirse con la fuerza suficiente como para saber que si no somos felices podemos dejar a la persona con la que estamos porque ya no es una rareza divorciarse o dejar a un novio. Muchas mujeres con 50 o 60 años deciden separarse, a pesar de llevar casadas toda la vida, porque saben que el sexo no se limita a una edad o a una condición concreta”. Un análisis que, por supuesto, es extrapolable a ambos sexos.
 
La moda de los pisos orgiásticos promovida por las personas con este perfil o, como prefieren llamarlos sus usuarios, encuentros sexuales secretos, refleja su promiscuidad y la forma de entender las relaciones a esta edad. Se trata de reuniones en pisos particulares a las que sólo se puede acudir con una invitación muy férrea. En ellos se pueden tener relaciones con quien se quiera, donde se quiera y cómo se quiera


Iván Gil

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