- La oferta monetaria M3 se reduce al ritmo más rápido de la historia en Europa
- El recorte de estímulos de los bancos centrales está 'secando' la economía
- La caída de las 'murallas de vencimientos' en 2024 amenaza al crecimiento
Si el banco central ha sido el corazón de la economía desde la crisis de 2008, la oferta monetaria es la sangre que circula por sus venas, y desde el pasado mes de julio cada vez fluye en menor cantidad. Los analistas llevan meses avisando del impacto negativo que va a tener en el crecimiento, la subida de tipos a un ritmo acelerado por parte de los bancos centrales, y el desmantelamiento del balance de activos que han construido en los últimos años. Este proceso ha llevado a la oferta monetaria (M3) a contraerse al ritmo más rápido de la historia de la zona euro, y a caer por primera vez en 74 años en Estados Unidos, un indicador adelantado que parece anticipar una recesión en los próximos meses.
El impacto de los cambios que se producen en la oferta monetaria se deja notar en la economía con cierto retraso, recalentando la actividad en un mercado cuando se incrementan mucho los agregados monetarios, lo que termina generando inflación, y causando un frenazo en el crecimiento, o incluso recesión, cuando estos se contraen por las políticas de los bancos centrales. Con la oferta monetaria M3 (dentro de las que recoge el BCE es la que más componentes tiene en cuenta) contrayéndose a un ritmo del 1,2% en este momento, hay analistas que avisan de que la economía no aguantará mucho tiempo sin caer en una recesión.
Los avisos de una recesión
Uno de los economistas monetaristas de más prestigio, Tim Congdon, asesor del gobierno británico durante los años 1993 y 1997, ha señalado este año de que "la Fed, el BCE y el Banco de Inglaterra son los culpables de la alta inflación que están sufriendo las economías", y avisa de que "también serán los responsables de las recesiones que van a llegar a partir de mediados de 2023". A su juicio, "la cantidad de dinero en circulación debe estar en el panel de control de los bancos centrales. Si no lo está, los banqueros centrales serán tan peligrosos como un ciudadano que conduce sin un velocímetro", avisa Congdon.
"Los bancos centrales serán los responsables de las recesiones que van a llegar a partir de mediados de 2023", avisa Tim Congdon
Felipe Villaroel, gestor de carteras en TwentyFour AM, coincide: "La creación (o destrucción) de dinero es un concepto importante, aunque no sencillo, que, en nuestra opinión, ha tenido mucho que ver con la parte del problema de la inflación al que se enfrenta hoy el mundo, impulsada por la demanda", señala.
El economista jefe de la gestora Janus Henderson, Simon Ward, también se encuentra entre el grupo de monetaristas que avisan del frenazo económico que están anticipando estos indicadores adelantados. Para él, la oferta monetaria termina contagiándose a la economía real con el tiempo, primero a través de los indicadores de actividad PMI, y posteriormente llegando hasta la economía real y el dato de PIB. Y para él, "los bancos centrales deben recuperar el crecimiento monetario positivo. Los monetaristas han ganado en la competición de previsiones de inflación, pero los banqueros centrales reclaman que fue por casualidad. Ahora, vamos a por la revancha: si los bancos centrales vuelven a perder y nos caemos en una situación de recesión o deflación, ¿reconocerán finalmente su error?", se pregunta Ward.
En su opinión, esto es lo que se está jugando en este momento la economía: una recesión, estancamiento y el peligro de caer una situación de deflación, los miedos que había antes de que los bancos centrales inundasen la economía con estímulos sin precedentes tras la llegada de la pandemia de Covid-19. "El crecimiento de la oferta monetaria en Reino Unido y la zona euro están muy por debajo de las medias de la década de 2010", algo que "es extremadamente preocupante y sugiere una recesión, desinflación y deflación", avisa.
De hecho, desde mediados de este año los indicadores adelantados PMI ya están apuntando a una contracción en la actividad económica, que, sin embargo, todavía no se habría dejado sentir con toda la virulencia con la que puede llegar. El PMI compuesto (combina el sector manufacturero con el de los servicios) se mueve ahora en los 46,5 puntos (por debajo de 50 puntos indica contracción), el nivel más bajo que se ha visto desde finales de 2020, en plena crisis del Covid.
Thomas Hempell, responsable de estudios macroeconómicos y de mercado en Generali Investments coincide al señalar cómo "la falta de confianza y los datos monetarios, con el indicador M3 bajando un 1,1% interanual, hacen más probable una recesión liderada por Alemania".
La muralla de deuda y su caída en 2024
Para muchos economistas ha sido una sorpresa ver cómo Estados Unidos aguantaba el año 2023 sin caer en una recesión. Los datos macroeconómicos invitaban a que se produjese una contracción en el crecimiento este año, pero, por el momento, la economía estadounidense está aguantando mejor de lo que se esperaba a principios del ejercicio. El apoyo de la Fed al sector bancario cuando estalló la crisis en marzo, y la muralla de vencimientos de la deuda, que todavía no se ha desmontado, son las dos claves.
Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis, explica cómo la Reserva Federal se ha guardado un as en la manga, y cómo está consiguiendo sostener el crecimiento de la primera economía del mundo en los últimos meses. "Si ahora miras los agregados monetarios, es incuestionable que nos estaríamos metiendo ya en una recesión segura. Y además, "una muy fuerte", destaca, pero destaca un factor que no se está teniendo en cuenta: "La oferta monetaria no incluye los préstamos al sistema interbancario, las inyecciones de liquidez que ha dado la Fed a los bancos en la ventana de descuento. Esta se ha disparado masivamente", explica.
El dato es muy significativo: si bien la oferta monetaria se ha reducido en Estados Unidos un 10,4% desde septiembre de 2022 hasta el mismo mes de este año en sus componentes más líquidos (M1), y un 3,58% en el mismo periodo para la oferta monetaria M2, está caída se ha visto parcialmente compensada por el incremento de los préstamos a los bancos por parte de la Fed. El aumento en este sentido ha sido vertiginoso: en febrero de 2023, justo antes de que surgiese la crisis bancaria de SVB, los préstamos a la banca de la Fed alcanzaban los 15.605 millones de dólares; en apenas un mes saltaron hasta superar los 215.000 millones. La cifra llegó a ser de 307.190 millones de dólares en mayo, y el pasado septiembre cayó hasta los 222.000 millones de dólares.
Además del apoyo que ha tenido la economía por parte de la Fed, que consiguió evitar que la crisis bancaria de marzo tuviese consecuencias sistémicas, la estructura de vencimientos de la deuda habría sido el otro gran aliado que ha conseguido evitar la crisis hasta este momento. "El PIB está siendo sostenido por el exceso de deuda, y por eso, mientras los indicadores de oferta de crédito dan unas cifras que indicarían una fortísima recesión, es posible que esto se quede en un estancamiento", explica Lacalle.
"En 2023 aún no ha ocurrido porque hay una enorme muralla de deuda protegiendo a la economía, por los años del dinero barato. Pero esta muralla de deuda vence en 2024 y 2025: la combinación de una oferta monetaria en caída y de estos vencimientos, con EEUU refinanciando el año que viene 7 billones de dólares en deuda, lo hace todo mucho más complicado", reconoce. "Habrá que ver qué va a pasar el año que viene, cuando nos enfrentemos a la caída de esa muralla de vencimientos", avisa Lacalle.