jueves, 30 de noviembre de 2023

El plan de China para dominar todo el coche eléctrico oculta algo mucho más grande

 



  • Pekín acapara casi el 80% de la producción de baterías a nivel global



Pese a la ralentización que sufre hoy la economía china, el 'gigante asiático' ha disfrutado de un fortísimo crecimiento económico durante los últimos 40 años. Casi medio siglo en el que el PIB ha presentado tasas de variación positivas de forma ininterrumpida. Obviamente, no se puede atribuir este 'milagro' a un solo factor. No obstante, hay algo que parece evidente: China ha sido siempre capaz de encontrar la forma de producir lo que Occidente deseaba en cada momento a un precio casi inigualable: desde los juguetes a la ropa, pasando por la tecnología, el material sanitario durante covid... y ahora el coche eléctrico y casi todo lo que rodea a la transición energética.

En la última década, China ha pasado de ser una nación que seguía de lejos la tendencia a convertirse en la fuerza dominante que dirige la orquesta del futuro del transporte eléctrico. Los números hablan por sí solos, pintando un retrato convincente de la conquista china en todas las etapas de la cadena de valor de los vehículos eléctricos. China no solo lidera la producción de coches eléctricos (está disparando sus exportaciones), también está logrando el control de todas las etapas de la cadena de valor y de los minerales clave para producir estos vehículos. En 2022, se fabricaron más de 2,3 millones de coches eléctricos en China, representando entre el 60-70% de la producción mundial. Pero hay mucho más.

Controlar toda la cadena de valor del coche

Cada vez parece más evidente que China quiere controlar la cadena de valor entera del coche eléctrico. Desde la extracción del primer mineral hasta el último acabado del vehículo. Desde BCA Research explican en un trabajo publicado la semana pasada que el mercado del coche eléctrico se está acercando a una coyuntura crítica que, dependiendo de cómo se desarrollen los acontecimientos, determinará cómo evoluciona todo el transporte durante la transición a las energías renovables. Este es un plan que viene de lejos. Hace años se decía que China de 'mayor' quería ser Alemania y fabricar los BMW del futuro. Si no lo está haciendo ya, está a un paso de hacerlo.

Pekín ha sabido anticiparse una vez más, detectando primero una tendencia y poniendo después las bases para estar en el lugar adecuado en el momento justo. El plan de China para dominar toda la cadena de valor y el mercado del coche eléctrico es casi una realidad que oculta un riesgo para los países y regiones que se han quedado atrás y una ventaja para el país que tiene el control de la cadena. El país que domina la cadena de valor incrementa de forma muy notable su fortaleza ante cualquier shock geopolítico.

Por otro lado, controlar una cadena de valor también otorga capacidad para decidir precios y maximizar beneficios a costa de los consumidores del resto del mundo. Si un país o una serie de países disfrutan de una situación de la dominancia o control de la producción de un recurso (petróleo) o un bien (chips), las políticas oligopolísticas no tardan en aparecer. Puede parecer una locura, pero China y otros países podrían encontrarse pronto una posición que les permita crear una suerte de OPEP de la transición energética.

China quiere ser un fortín abierto al exterior

De una forma sencilla y reduccionista, China quiere ser un fortín del que se puede salir (exportaciones), pero al que no se puede entrar (importaciones y shocks geopolíticos). "Esta coyuntura también pone de relieve la campaña Made in China 2025 del Partido Comunista, cuyos objetivos más profundos continúan guiando las políticas y la inversión en un ecosistema expansivo construido y mantenido por el Partido para dominar esta industria impulsada por la tecnología a nivel mundial", explican los expertos de BCA Research.

China quiere hacerlo todo. Uno de los objetivos del plan Made in China 2025 era lograr una suerte de 'independencia económica' del mundo. Pekín quiere producir todo lo que demanda (reducir la dependencia de exportaciones del exterior) y el 'exceso' de producción, venderlo al exterior.

Aunque aún está muy muy lejos de alcanzar esta etapa (que además tendrá que enfrentarse a las cada vez más comunes políticas proteccionistas), China sigue dando pasos para conseguir este objetivo. Controlar toda la cadena de valor del coche eléctrico permite reducir al máximo las importaciones (sobre todo si produces o, al menos, controlas las materias primas necesarias para fabricarlo) y maximizar las exportaciones. No obstante, el sector chino tendrá que lidiar con los futuros aranceles de la UE y las acusaciones de haber entregado subsidios directamente a los fabricantes de coches. La investigación sigue en marcha, pero Bruselas creen que las ayudas públicas llegaron desde la siderurgia hasta los productores de vehículos.

Pese a todo, China sigue caminando para alcanzar su doble objetivo (dominar el coche eléctrico y lograr la independencia económica). El ecosistema para la producción interna y masiva de vehículos eléctricos se ha desarrollado durante décadas, aseguran desde BCA Research. Las empresas chinas representan ahora el 45% de la producción mundial de cobre refinado y tienen la intención de ampliar significativamente esta participación durante el período 2023-2026.

En el mercado del litio, las empresas chinas controlan el 65% del procesamiento de litio y la fabricación de baterías. En el aluminio, que es fundamental para las estructuras de los vehículos ligeros y muy necesarias para que los vehículos eléctricos sean económicos y aumenten su autonomía, las empresas chinas controlan aproximadamente el 60% del mercado mundial. China también domina el suministro de grafito, que es fundamental para la tecnología de baterías basadas en Li, ya que controla más del 90% de la refinación mundial del mineral. China lo controla todo.

"Si trasladamos la estrategia del juego del go al juego de poder de la geopolítica energética, el papel de dominio que ha alcanzado China en todos los 'territorios' que conforman la fabricación de baterías y de coches eléctricos sitúa a Estados Unidos y a la Unión Europea en una posición de elevada dependencia de China", advierte Águeda Parra Pérez, sinóloga y Doctora en Ciencias Políticas, en un trabajo publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos.

Esta experta recalca en su trabajo publicado en septiembre que Mientras China sigue apostando por conseguir una mayor autosuficiencia tecnológica, principalmente en la fabricación de chips avanzados para mejorar su posicionamiento en la parte alta de la cadena de valor en la transición digital, el dominio de las empresas chinas en la fabricación de baterías eléctricas confiere al gigante asiático una posición de dominio en todos los eslabones que configuran la transición hacia la movilidad sostenible, lo que le permite además mitigar posibles vulnerabilidades geopolíticas.

Esta experta comenta que China llegó tarde a sumarse al tren de la Revolución Industrial que comenzó a mediados del siglo XVIII y eso le ha generado una desventaja de la que no ha logrado recuperase casi hasta la actualidad. Sin embargo, "en el caso específico de los coches eléctricos, China ha pasado de perder el tren de la combustión a situarse como promotor de la industria. En este nuevo escenario, la visión estratégica de China para afianzarse en todos los eslabones de la cadena de suministro de los coches eléctricos, desde el refinado de las materias primas hasta la fabricación de las baterías, le ha permitido al gigante asiático no solo afianzar una importante ventaja competitiva, sino reducir la vulnerabilidad de su cadena de suministro ante posibles repercusiones geopolíticas".

China domina varios minerales críticos

El 'gigante asiático' domina la cadena de suministro de los coches eléctricos, acaparando el 78% de la producción de baterías eléctricas, controlando de media el 70% de los componentes de baterías, y dominando el refinado de minerales como el cobre, litio, níquel y cobalto. "Sin apenas representación de refinerías europeas, la competitividad de la cadena de suministro se mantiene sujeta al dominio de China", sentencia Águeda Parra.

Esto desde el punto el coche eléctrico, una cuestión de geopolítica estratégica, porque desde la visión sectorial, fabricantes de coches eléctricos chinos como BYD están fortaleciendo su posicionamiento en la industria, promoviendo una integración vertical frente a la integración horizontal que ha protagonizado la etapa de combustión, además de promover un cambio de paradigma en la industria, compitiendo en Europa con coches ensamblados en China.

China ya cuenta con una amplia gama de planes para apoyar los coches eléctricos y las energías renovables, las cuales dependen del litio y otros minerales escasos como insumos principales. "Asegurar el suministro de minerales críticos es vital para estos planes, asegurando una alineación de intereses entre el gobierno y la industria a medio y largo plazo. A medida que continúa esta lucha global, es probable que China preste más atención a los llamados de las empresas estatales y busque aprovechar su poder diplomático y económico para seguir avanzando en su influencia sobre estos minerales".

Aunque todavía no se ha podido comprobar cuál puede ser el impacto de esta extrema dependencia de China, ya hay algunos signos claros en la actualidad: "¿Sería factible cortar completamente con las cadenas de suministro chinas? Ciertamente, no en este momento", aseguraba Ilaria Mazzocco, investigadora principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en declaraciones a Bloomberg en un reportaje de noviembre.

China es cada vez más indispensable para el mundo, mientras que China pretende que el mundo sea cada vez menos importante para ella. Lo que para un país pequeño sería un suicidio (la desconexión del mundo y producirlo prácticamente todo genera muchas ineficiencias en un mundo basado en la división del trabajo), para China quizá es posible. China es el país más poblado del mundo (junto con la India) y el tercero en superficie. La propia China puede crear dentro de sus fronteras (de hecho, lo está haciendo) unos territorios y regiones especializados en unas ramas de la economía y otros en otras. A la vez que intenta controlar a través de la inversión directa en el exterior todo lo que sea inalcanzable (algunas materias primas). China quiere ser un auténtico fortín.