- El fondo soberano saudí planea una inversión millonaria en Human Horizons
- El 60% de coches eléctricos vendidos en Israel son chinos
- Emiratos Árabes Unidos ha adquirido el 7% de Nio, fabricante chino
La transición energética ha potenciado la industria de los coches eléctricos. Muchos países han comprendido su importancia estratégica en el contexto actual de crisis energética, y están favoreciendo a estos fabricantes con generosas subvenciones. Tal es el caso de China, país que concentra el 60% de las ventas de este tipo de vehículos a nivel global y que está llevando a cabo una política de expansión de esta industria que pasa ahora por Oriente Medio, donde algunos países comienzan a entender que el futuro del sector automovilístico ya no pasa por el petróleo.
El interés de los Saúd
Tal es el caso de Arabia Saudí. Según informó Bloomberg este martes, el fondo soberano saudí está negociando la inversión de, al menos, 250 millones de dólares en Human Horizons, un fabricante chino de coches eléctricos. La firma asiática busca recaudar una inversión privada cifrada en 1.000 millones de dólares, y la monarquía de la familia Saúd parece dispuesta a contribuir generosamente, como ya hizo el pasado mes de junio, cuando el Ministerio de Inversiones saudí firmó un acuerdo con la empresa china valorado en 5.600 millones de dólares.
Estas negociaciones se enmarcan en el interés de Arabia Saudí por potenciar su industria de vehículos eléctricos. Concretamente, la apertura de plantas de fabricantes de coches eléctricos como la firma saudí Ceer, Lucid Group o Hyundai buscan cumplir los objetivos establecidos por Saudi Vision 2030, el marco estratégico de la monarquía absolutista para diversificar su economía, muy dependiente del petróleo, el cual representa el 80% de sus exportaciones.
En este contexto, el potencial chino en la industria de vehículos eléctricos constituye una gran oportunidad para Riad. Tanto es así que Arabia Saudí fue el segundo mayor importador de coches eléctricos chinos en 2022, si bien este año ha caído al quinto puesto por el incremento de compras desde Rusia y Europa occidental. Pero la monarquía saudí es una parte del plan de Pekín para extenderse en la región.
Coches chinos en carreteras israelíes
En este sentido, el 60% de los coches eléctricos vendidos en Israel entre enero y septiembre de este año han sido fabricados por empresas chinas. De hecho, de los diez mayores vendedores de vehículos eléctricos en el país hebreo, cuatro son chinos: Ora, MG -propiedad de la compañía china SAIC Motor-, Geely y BYD. Destaca esta última empresa, la cual vendió el mayor número de este tipo de vehículos: 13.481. Además, BYD fue la cuarta compañía más vendedora de todo el sector automovilístico en Israel. Estos datos se encuadran en el plan israelí para incrementar la proporción de coches eléctricos en la flota nacional al 30% en 2030, es decir, 1,3 millones de vehículos.
El plan de EAU pasa por China
Por otro lado, Emiratos Árabes Unidos adquirió el pasado mes de junio el 7% de las participaciones de Nio, fabricante chino de coches eléctricos, por un valor superior a los 738 millones de dólares. Se trata de un movimiento inscrito en su Estrategia Energética 2050, la cual persigue el mismo objetivo que Arabia Saudí: diversificar una economía muy dependiente del petróleo. En este sentido, EAU quiere que la proporción de coches eléctricos en su flota de vehículos nacional aumente del 4% actual al 50%, y China puede ayudarle a conseguirlo: recientemente, la firma china Hozon New Energy Automobile acordó con la proveedora emiratí EIX Automotive & Trading el lanzamiento en 2024 de la línea de coches eléctricos Neta Auto.
Sobran los motivos para Pekín
Es evidente que la principal razón de esta expansión de la industria china de coches eléctricos en Oriente Medio es la transición verde. Los países de la región, especialmente aquellos muy dependientes del crudo, quieren diversificar sus economías, y han comprendido el gran valor de este tipo de vehículos, en cuya industria China tiene un enorme peso. Por otro lado, la presencia de estos coches en la región es muy reducida, por lo que el margen de crecimiento es amplio, algo clave para China, en cuyo país se está estancando la demanda de vehículos eléctricos.
Un mercado más allá de Occidente
Otros factores claves son la guerra comercial con EEUU -concretamente las sanciones de la Casa Blanca que afectan al desarrollo chino de baterías eléctricas- y la investigación de la UE a las ayudas repartidas por Pekín a los fabricantes de coches eléctricos, vendidos posteriormente a un precio excesivamente bajo, quebrando así las normas de la competencia. Ambas circunstancias hacen que China busque mercados alternativos, y uno de ellos es el de Oriente Medio.
Numerosas barreras
No obstante, existen una serie de obstáculos para los planes de China. Principalmente, competir con coches que emplean gasolina en países productores de petróleo, donde el carburante suele ser más barato. Ello favorece a los coches que emplean la gasolina tradicional, muchos de ellos fabricados por firmas occidentales, cuya popularidad es muy amplia. Aquí se encuentra otro obstáculo para China, ya que sus marcas, si bien parecen producir coches de calidad, no son tan conocidas.
En relación a esta cuestión también está la falta de infraestructura necesaria para mantener los vehículos eléctricos: según Electromaps, Emiratos Árabes Unidos tiene actualmente 297 puntos de carga en su territorio. Eso sí, para 2030, el país árabe quiere aumentar esa cifra a 70.000.
'General Verano'
Sin embargo, el verdadero reto para los coches eléctricos chinos es el verano en Oriente Medio. Según un informe del banco Chase, las baterías de los vehículos eléctricos pierden un 17% de su capacidad de almacenamiento cuando son expuestas a una temperatura de 35 grados. Pues bien, en Doha (Qatar), la temperatura en verano puede ascender a los 50 grados, lo cual amplía el tiempo de carga de las mismas de 40 minutos a dos horas y media, tal y como señala un informe del Qatar Environment and Energy Research Institute citado por Bloomberg. Asimismo, este documento indica que la capacidad de uso de las baterías en invierno es de 350 km, mientras que en verano es de 200 km. De hecho, a lo largo de una década, la capacidad de estas baterías en climas tan calurosos puede descender hasta un 75%.
No es la primera vez que los coches eléctricos 'made in China' se ven afectados por el calor. En 2022 hubo una ola de calor que alcanzó los 45ºC y que afectó a estos vehículos gravemente: el día 24 de agosto, solo dos de las 31 estaciones de Tesla en la ciudad de Chengdu estaban operativas, tal y como informó MIT Technology Review.
Así las cosas, parece claro que la mayor dificultad para la expansión de vehículos eléctricos chinos en Oriente Medio son los estragos del calor en las baterías. La voluntad de países como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos de reducir su dependencia del crudo, junto con aumentos significativos del oro negro en plena crisis energética, hace que el obstáculo planteado por una gasolina barata en la región pueda ser superado a largo plazo.