La respuesta es NO. El moho en los alimentos es la señal visible de un deterioro que tiene manifestaciones invisibles peligrosas para la salud: micotoxinas, bacterias oportunistas... Por eso, salvo contadas excepciones, no es buena idea quitar los pedazos mohosos y comerse el resto.
Las esporas de moho se encuentran prácticamente en todas partes por lo que si se dan las condiciones adecuadas estos crecerán. Suelen aparecer en lugares húmedos y con poca luz. Las temperaturas altas le favorecen, pero el frío no impide su crecimiento, ya que incluso en el frigorífico pueden proliferar.
Cuando brota en la comida normalmente solemos pensar que si quitamos la parte donde se ve el moho podemos comer el resto sin ningún problema, pero esto no es cierto.
Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los típicos mohos verdes, blancos o negruzcos que invaden los alimentos son hongos que los colonizan y se nutren a su costa, llegando a penetrar profundamente en su interior a través del micelio, unas finas ramificaciones difíciles de percibir a simple vista. Los riesgos del moho son básicamente dos: puede producir micotoxinas, sustancias tóxicas capaces de inducir cáncer y alteraciones genéticas y junto a los hongos pueden crecer bacterias patógenas indetectables por el ojo humano.
La Agencia de Seguridad Alimentaria (AESAN) recomienda también no consumir alimentos contaminados por moho. “Su presencia sobre un alimento es un indicador de que algo no ha ido bien durante su almacenamiento o éste ha sido muy prolongado, por lo que en la mayor parte de los casos la única opción sería desecharlos”, asegura.
La OCU ha establecido unas pautas para aprender a diferenciar cuándo puedes y cuándo no poner en práctica esta medida ahorrativa, pero no siempre acertada. Hay tres tipos de alimentos que sí se pueden consumir. Os lo contamos:
- El jamón y los embutidos curados. En el jamón, la cecina o el salchichón es normal que aparezca algo de moho si tardan en consumirse. Raspa el moho y toma el resto.
- Los quesos duros. Aquellos que tienen poca humedad, como el manchego, el emmental o el gouda se pueden comer después de quitar con un cuchillo toda la parte que rodea el moho, con una propina de 2 centímetros alrededor y por debajo de la zona afectada.
- Las frutas y vegetales turgentes. Los vegetales de carne firme, como la zanahoria, el pimiento o el repollo, se pueden consumir tras quitar con un cuchillo toda la zona alrededor del moho, incluido el mismo margen de seguridad de 2 centímetros alrededor y por debajo.
Salvo esos tres alimentos, el resto de los comestibles deben tirarse si tienen moho, sin intentar salvar unas partes sí y otras no. Los hongos se producen generalmente por guardar los alimentos con un exceso de humedad. Hay productos más susceptibles de estar contaminados. Entre ellos están:
- Los fiambres, el beicon, la panceta, las salchichas y los embutidos tiernos, como la butifarra o la mortadela
- Los quesos blandos, molidos, troceados o en lonchas, los yogures, la mantequilla...
- Los quesos hechos con hongos
- Las frutas y los vegetales de carne blanda o harinosa
- Los guisos, los platos preparados, las sobras y los alimentos cocinados a base de cereales (pasta, arroz...)
- Pan y productos de panadería y bollería
- Jaleas y mermeladas
Para evitar la aparición de moho, la AESAN recomienda “un almacenamiento adecuado de los alimentos. Si es en refrigeración, se deben situar en la parte correspondiente del frigorífico, en envase hermético y evitando que se humedezcan o que entren en contacto con otros alimentos con mayor carga de agua en su composición. Igualmente, en el caso de los productos que se conservan a temperatura ambiente, es preciso que se haga en un lugar fresco y seco que permita la circulación de aire y evitando los lugares de mayor humedad”.
Otras advertencias generales para garantizar la seguridad alimentaria y tu salud serían no oler un alimento que contenga moho ya que la inhalación de este puede ocasionar problemas respiratorios. Además, al tirar a la basura los alimentos estropeados, es conveniente cerrarlos en una bolsa para evitar que las esporas se propaguen en el aire.
En definitiva, ante la duda opta por lo más seguro y tira el alimento.
ESMERALDA SÁEZ
https://cooking.elmundo.es/noticias/2024/04/02/comer-alimentos-moho.html