(Fuente: Departamento de Arqueología de York).
Estas pequeñas partículas podrían comprometer los restos conservados, dado el impacto potencial de los químicos artificiales
Un equipo de investigadores científicos de la Universidad de Nueva York ha descubierto recientemente diminutas particulas de microplásticos en muestras arqueológicas a más de siete metros de profundidad, que datan del siglo I o principios del II y fueron excavadas a finales de los años 80. El equipo llevaba analizando las muestras más de dos años.
Durante mucho tiempo el enfoque preferido fue la preservación de la arqueología in situ, considerando que era la mejor manera de 'gestionar' sitios históricos. Sin embargo, tras este hallazgo, el equipo de investigación ha advertido que podría provocar un replanteamiento, ya que las pequeñas partículas podrían comprometer los restos conservados.
Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico que pueden medir desde una milésima de milímetro hasta cinco. Provienen de una amplia gama de fuentes posibles, desde piezas de plástico más grandes que se han roto a bolitas de resina utilizadas en la fabricación de productos de belleza que se utilizaban hasta 2020 aproximadamente. A priori, pensar que vinieran de la época romana parecía complicado, pero el equipo identificó 16 tipos diferentes de polímeros, lo que significa que no podían venir de los recipientes utilizados durante la conservación, por lo que tenían que estar ahí por otro motivo.
El equipo identificó 16 tipos diferentes de polímeros, lo que significa que no podían venir de los recipientes utilizados durante la conservación
Según el profesor John Schofield, del Departamento de Arqueología de la Universidad de Nueva York: “Estamos familiarizados con los plásticos en los océanos y los ríos. Pero aquí vemos nuestro patrimonio histórico incorporando elementos tóxicos. En qué medida esta contaminación compromete el valor probatorio de estos depósitos y su importancia nacional es lo que intentaremos descubrir a continuación”. Fuentes del departamento también quisieron señalar que "pensamos en los microplásticos como un fenómeno muy moderno porque solo hemos oído hablar de ellos durante los últimos 20 años, pero este nuevo estudio muestra que al haberse infiltrado en depósitos arqueológicos es probable que lleven un periodo de tiempo superior".
Lo que preocupa a la arqueología es que los microplásticos puedan comprometer el valor científico de los depósitos arqueológicos. "Nuestros restos mejor conservados (por ejemplo, los hallazgos vikingos en Coppergate) estuvieron en un ambiente anaeróbico constante e inundado durante más de 1.000 años, lo que conservó los materiales orgánicos increíblemente bien. La presencia de microplásticos puede cambiar y cambiará la química del suelo, introduciendo potencialmente elementos que provocarán la descomposición de los restos orgánicos. Si ese es el caso, preservar la arqueología in situ puede que ya no sea apropiado”, señalaron.
El equipo de investigación dice que seguir investigando el impacto de los microplásticos será una prioridad para los arqueólogos, dado el impacto potencial de estos químicos artificiales en los depósitos arqueológicos.