Un soldado ucraniano, en el frente de Avdiivka.
(Reuters/Serhii Nuzhnenko)
Después de una contraofensiva que no ha tenido los avances esperados, el frente se ha estancado, al menos temporalmente. En esta situación, crecen los temores a que este "punto muerto" desmoralice a las tropas ucranianas
En Avdiivka, hay poco que quede en pie. Casi todos los edificios han sido destruidos y los que no se han convertido en escombros han sido víctimas de las llamas. En esta pequeña localidad se libra una batalla casi sin descanso desde 2014, cuando los separatistas respaldados por Rusia se apoderaron de gran parte del Donbás. Desde la invasión a gran escala de 2022, los combates se han incrementado y Avdiivka se ha convertido en las últimas semanas en el escenario de la operación militar más intensa que ha lanzado el Kremlin este año. Una ofensiva con grandes pérdidas humanas y militares.
Las tropas rusas intentan estrechar el cerco cada vez más sobre este lugar, en el que luchan soldados como Yan Shypula, de la 53 Brigada Mecanizada, llamada Volodímir Monomakh. "El enemigo no para de intentar rodear Avdiivka, pero tanto nosotros como las unidades adyacentes estamos manteniendo la defensa y provocando pérdidas significativas al enemigo", afirma Shypula, desde el frente, a El Confidencial.
La lucha no cesa en este territorio, pero el soldado sostiene que la moral sigue alta, a pesar de todo. En las últimas semanas, han surgido los primeros análisis que apuntan a que el frente podría estar estancado después de una contraofensiva que no ha tenido los avances que algunos gobiernos occidentales esperaban. El propio Valery Zaluzhny, comandante en jefe de Ucrania, sugirió que, al igual que en la Primera Guerra Mundial, "hemos alcanzado el nivel de tecnología que nos pone en un punto muerto. Lo más probable es que no haya un avance profundo".
Yan Shypula reconoce que la operación militar ucraniana no ha tenido los resultados inmediatos que se esperaban, aunque subraya que una de las razones es que Occidente no envió las ayudas militares "a tiempo", en referencia a los tanques Leopard, que llegaron esta pasada primavera. "Pero los avances de Ucrania no deberían menospreciarse. La flota del Mar Negro ha sido casi destruida, y sus remanentes, evacuados de Crimea. Los marinos ucranianos han cruzado también el Dniéper y establecido una cabeza de puente en el lado ruso. Y el enemigo pierde cada día un número récord en equipamiento y soldados", explica el militar desde Avdiivka.
El presidente Volodímir Zelenski lanzó un discurso parecido al de Shypula después de las afirmaciones del comandante y el Gobierno lo acusó de "facilitar el trabajo del agresor" por fomentar una postura fatalista. La reacción del mandatario, esté más o menos argumentada, tiene una justificación.
Antes de que empezara la contraofensiva, el ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, alertó del peligro de que se pusieran todas las expectativas en los resultados de la operación militar. En el caso de que fracasara, las ayudas occidentales podrían ponerse en entredicho y podría incluso aumentar la presión para que Ucrania negociara con Rusia para acordar un cese de las hostilidades. "Una ofensiva fallida crearía temores de que se trata de una guerra eterna y de que el costo y el sufrimiento continuarán indefinidamente", explica Mark Cancian, investigador sénior del Centro Internacional de Estudios Estratégicos (CSIS), en una entrevista anterior con El Confidencial.
"La esperanza de un final rápido mediante una contraofensiva exitosa, obligando a Rusia a negociar, no se ha cumplido"
En el momento de estas declaraciones, el miedo a un "punto muerto" en el conflicto era un temor todavía poco tangible porque no había empezado la esperada contraofensiva. Ahora, en cambio, no hay una operación militar de tal calibre en marcha. Al menos oficialmente.
Desde los inicios de la guerra, los ucranianos, tanto militares como civiles, se han caracterizado por tener una moral muy alta y una gran esperanza en que van a poder vencer a Rusia y recuperar su territorio. "Sin embargo, por supuesto, el estancamiento es frustrante para las tropas, especialmente porque Rusia está preparando cinturones de minas que anulan las ventajas tecnológicas de Ucrania y ataques con misiles en el invierno", apunta Liana Fix, historiadora, politóloga y experta en seguridad del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR). "Para Occidente y Ucrania, este momento significa prepararse para una guerra larga, que podría extenderse hasta 2024 y 2025, ya que la esperanza de un final rápido mediante una contraofensiva exitosa y obligando a Rusia a negociar no se ha cumplido", añade.
El fantasma de un conflicto eterno parece estar ahora más vivo que nunca, y los informes más recientes del Institute for the Study of War apuntan que Rusia ha conseguido mayores logros en el frente que Ucrania, a pesar del alto número de pérdidas. Además, la guerra de Israel contra Hamás ha dividido la atención de las potencias occidentales, cuyas ayudas van también destinadas a los civiles palestinos en Gaza.
¿Cuál es la situación actual?
Los analistas ponen el foco en los envíos de armamento por parte de Estados Unidos y Europa a Ucrania. Un estancamiento en el frente puede ponerlos en peligro tras casi dos años de guerra, y algunos analistas señalan que el "punto muerto" actual se debe a que muchas ayudas no llegaron a tiempo para poner las tropas de Moscú contra las cuerdas. El comandante Valery Zaluzhny, no obstante, enumera otros factores que explican la situación actual en el campo de batalla.
En un informe, Zaluzhny afirma que los drones de reconocimiento, a pesar de ser una herramienta estratégica para analizar el terreno, han convertido en imposible las ofensivas sorpresa a gran escala. Esta fue la carta ganadora de Ucrania el año pasado, cuando recuperó Járkov en una operación que los rusos no esperaban. Por otro lado, la interferencia de señales GPS a una escala sin precedentes obstaculiza la capacidad de Ucrania para utilizar las municiones de alta precisión proporcionadas por Occidente, y que dependen de este sistema.
Por último, para las tropas de Kiev ha sido muy difícil penetrar las líneas defensivas de Rusia, preparadas durante meses y respaldadas por campos minados profundos que impiden las maniobras mecanizadas en el terreno.
A nivel estratégico, Ivo Daalder, exembajador de Estados Unidos ante la OTAN, compartió con Politico algunas de sus conversaciones con oficiales y analistas militares, que culparon, en primer lugar, a Ucrania por no lograr concentrar mejor los tanques para atravesar los campos minados. Al principio de la contraofensiva, las tropas sufrieron bajas considerables en frentes como el de Zaporiyia, y en las siguientes operaciones han decidido retirar una parte de las fuerzas y recurrir a ataques de artillería y misiles contra las tropas defensivas del Kremlin. "Han logrado pocos avances sobre el terreno y agotado los escasos suministros de municiones", sostuvo Daalder.
Asimismo, algunas figuras estadounidenses criticaron que Ucrania no concentrara sus fuerzas para un avance significativo y que enfocara sus esfuerzos en frentes como el de Bajmut. La ciudad fue conquistada por Rusia después de meses de sangrientos combates que provocaron grandes pérdidas para los dos bandos. Más allá de su importancia estratégica, este territorio se posicionó como un logro simbólico. Incluso en este punto de la guerra, Ucrania tiene desplegados a más soldados en este lugar que en cualquier otro punto de la línea del frente, señaló el exembajador.
La moral de las tropas, tanto en batallas tan duras como las de Bajmut como en otros combates en el sur y este del país, es un factor clave que ha definido los casi primeros dos años de guerra. No obstante, lo que Ucrania y los analistas militares más temen es que un estancamiento de la guerra pueda provocar un parón en las ayudas militares por parte de Estados Unidos y Europa.
"El mayor peligro son los republicanos de línea dura en el Congreso. Si no prolongan el apoyo militar, Ucrania corre un grave peligro"
Durante más de 600 días, Washington ha enviado todo tipo de armas y dinero para combatir a Rusia, pero las divisiones políticas en el Congreso han provocado un bloqueo en el flujo asistencial. "El mayor peligro son los republicanos de línea dura en el Congreso. Si no prolongan el apoyo militar, Ucrania corre un grave peligro, ya que el apoyo militar estadounidense no puede ser sustituido por Europa", sostiene Liana Fix a este periódico.
Desde el inicio de la invasión a gran escala, Estados Unidos ha proporcionado cerca de 75.000 millones de dólares en ayudas a Ucrania. Los países europeos, en conjunto, más de 100.000 millones. Pero el factor más importante es que Washington sigue enviando la mayor parte de las ayudas militares, que ascienden a cerca de 44.000 millones de dólares.
Lloyd Austin, secretario de Defensa de Estados Unidos, visitó Kiev el 20 de noviembre para asegurarle a Ucrania el apoyo del país "tanto ahora como en el futuro". Las buenas intenciones se contraponen con las decisiones del Congreso, donde las ayudas para esta guerra se han convertido en un punto de división, mientras que Joe Biden ha solicitado un nuevo presupuesto para Ucrania, Israel y otras prioridades de seguridad nacional.
El problema de la munición
Por su parte, Josep Borrell, jefe de la política exterior de la Unión Europea, pidió a los países del bloque que asuman el papel de Estados Unidos en el caso de que fuera necesario. La petición coincidió con los anuncios de naciones como Alemania, que afirmó que duplicaría el apoyo a Kiev y que entregaría más sistemas de defensa aérea. Lituania, Finlandia y Países Bajos también anunciaron nuevos paquetes de ayuda, aunque una parte de estos es probable que no lleguen a efectuarse. Sobre todo en el caso de Países Bajos, donde el ultraderechista Geert Wilders ganó las elecciones neerlandesas. El político se ha posicionado en varias ocasiones en contra de las ayudas al Ejército ucraniano y, a pesar de que todavía no ha confirmado si las suspenderá, no sería una sorpresa si lo hiciera.
Una de las necesidades de las tropas ucranianas, y también uno de los mayores retos, es la munición. Michael Kofman, del Carnegie Endowment for International Peace, calcula que Ucrania disparó entre 220.000 y 240.000 proyectiles durante el verano y que la cifra es mucho mayor de lo que la producción occidental puede asumir. Los países han acordado aumentar estas cifras, con el objetivo de triplicar sus niveles de producción actuales, pero los resultados no serían visibles hasta dentro de más de un año.
Rusia, por su parte, enfrenta un reto parecido, pero cuenta con la ayuda de otros aliados. "Moscú está sufriendo inmensas pérdidas en municiones y soldados; sin embargo, puede contar con el apoyo de Corea del Norte e Irán y ha aumentado su presupuesto y orientado su economía hacia la producción de guerra, lo que le da una ventaja en la disponibilidad de recursos", explica la analista Liana Fix.
Vladímir Putin sostuvo en una ocasión que, sin el apoyo occidental, Ucrania sería aplastada en una semana. La teoría ha sido desmentida por expertos y también por Kiev. Más allá del convencimiento de que logrará recuperar los territorios ocupados, el Gobierno sostiene que conseguirá aguantar, pero que esa victoria será más rápida y se salvarán más vidas si cuenta con el apoyo de una parte de la comunidad internacional.
A pesar de que funcionarios occidentales, analistas y medios de comunicación apuntan a que el estancamiento en el frente es un fenómeno que ya no tiene vuelta atrás, otros expertos piensan lo contrario. "No veo ningún estancamiento duradero o estable en esta etapa. La actual incapacidad de cualquiera de las partes para establecer una ventaja decisiva no es estructural. Extrapolar desde la fase actual de la guerra hacia el futuro es, en mi opinión, un ejercicio plagado de errores", dijo Michael Kofman, del Carnegie Endowment for International Peace, a Responsible Statecraft.
"No veo ningún estancamiento duradero o estable en esta etapa. Extrapolar desde la fase actual hacia el futuro es un ejercicio plagado de errores"
George Beebe, director de Gran Estrategia de QI, destacó para el mismo medio los peligros de extrapolar un "estancamiento" a partir de la actual falta de movimientos significativos en el campo de batalla. "Quienes creen que esta guerra se ha estancado a largo plazo cometen el error de medir el progreso relativo de cada bando con mapas. Ven que las líneas del frente no se han movido significativamente durante el último año y concluyen que las partes están estancadas".
En el frente de batalla, esa es una de las narrativas que predominan. Una de las posibles estrategias para mantener la moral alta. "No puedo hablar por todos, pero veo que la moral de los soldados en Avdiivka es muy alta", dice Yan. "Todo el mundo sabe por qué y para qué están luchando y están listos para defender cada parte de su tierra. Defendemos nuestro hogar, y estamos listos para hacerlo bajo cualquier condición, hasta el final".