Dubái acaba de sufrir las peores inundaciones de su historia debido al cambio climático. (Reuters/Ami Alfiky)
Un nuevo estudio recalcula los costes del cambio climático y le pone cifra a la factura que nos pasará hacia mitad de siglo: 38 billones de dólares anuales. España, entre los países más afectados
Las crónicas políticas señalan que una de las claves de la sorprendente victoria de Bill Clinton contra George Bush padre en las elecciones presidenciales de 1992 en Estados Unidos estuvo en una afortunada frase, un eslogan que alguien escribió en la pizarra del cuartel general demócrata y que se convirtió en el principal lema de campaña: “Es la economía, estúpido”.
Con aquel clame, tan insolente como audaz, el equipo del joven gobernador de Arkansas consiguió desviar la atención de los electores norteamericanos, rendidos ante la imagen imbatible del héroe de la guerra del Golfo y sus éxitos en política exterior, para dirigirla a cuestiones más domésticas, vinculadas directamente con la economía norteamericana y que afectaban directamente a su bolsillo.
Y eso es lo que llevan intentando desde hace décadas los científicos que estudian la evolución de la crisis climática: demostrar que se trata, no solo también sino sobre todo, de una crisis económica.
Los últimos en intentar llamar la atención de la sociedad sobre este importante aspecto del cambio climático han sido tres investigadores del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (PIK) en Alemania. Su innovador estudio económico, publicado esta semana en la revista científica Nature, viene a demostrar que la economía mundial está abocada a una reducción media del 19% hacia mediados de siglo debido al calentamiento global, con una escala de pérdidas que afectaría a todos los países.
En el caso de España, los efectos del cambio climático reducirán la renta media en cerca de un 18% en 2050 (en comparación con un escenario sin cambio climático), casi tanto como la media mundial y más que en otros países de la UE como Alemania (11%), Francia (13%) e Italia (15%), por ejemplo. No obstante, el estudio señala que una "actuación drástica e inmediata" a nivel internacional, para impulsar la acción climática y reducir su avance, podría "limitar significativamente los daños" en la segunda mitad del siglo, evitando así enormes pérdidas adicionales.
38 billones de dólares anuales
En general, los autores de este completo estudio estiman que los daños globales anuales ascenderán a 38 billones de dólares anuales en 2050. Estos daños se deberán principalmente a los daños y los efectos sobre la actividad productiva debidos al aumento de las temperaturas, los cambios en el patrón de las precipitaciones y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos.
Para llevar a cabo su investigación, el equipo formado por los investigadores del PIK ha analizado y comprobado exhaustivamente los datos obtenidos en más de 1.600 regiones de todo el mundo durante los últimos 40 años, combinándolos con modelos empíricos y simulaciones climáticas de última generación (CMIP-6). "Y nuestro análisis viene a demostrar que el cambio climático causará daños económicos masivos en los próximos 25 años en casi todos los países del mundo, incluidos los más desarrollados", dice la doctora Leonie Wenz, quien ha dirigido el estudio.
En opinión de esta experta, una de las primeras acciones de respuesta a tan inquietantes resultados debería ser “reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de manera drástica e inmediata, pues, de lo contrario, las pérdidas económicas serán aún mayores a partir de la segunda mitad del siglo”. Para esta científica, “los resultados de nuestro trabajo de investigación muestran claramente que proteger nuestro clima es mucho más barato que no hacerlo, y eso sin considerar los impactos no económicos, como los costes en vidas humanas o la pérdida de biodiversidad”. Y es que los daños estimados son seis veces mayores que los costes de mitigación necesarios para limitar el calentamiento global a dos grados, tal y como recoge el Acuerdo de París, y evitar los peores escenarios climáticos.
Peor para los más pobres
Respecto al ‘reparto de pérdidas’, según el científico Maximilian Kotz, primer autor del estudio, “se prevén fuertes reducciones de ingresos en la mayoría de las regiones, incluidas América del Norte y Europa, siendo Asia meridional y especialmente África las más afectadas. Esto se debe al impacto del cambio climático en diversos aspectos relevantes para el crecimiento económico, como el rendimiento agrícola, la productividad laboral o los daños a las infraestructuras”.
De hecho, el estudio vuelve a señalar, como otros trabajos similares, la considerable inequidad de los impactos del cambio climático. “Se producirán daños en casi todas partes, pero se prevé que los países menos responsables de esta crisis sufrirán una pérdida de ingresos un 60% mayor que la de los países de mayores ingresos y un 40% mayor que la de los países con mayores emisiones”. Así lo afirma Anders Levermann, jefe del Departamento de Investigación de Ciencias de la Complejidad del Instituto de Potsdam y coautor del estudio.
Por ejemplo, entre las economías más afectadas por la pérdida de renta media estarían países tan pobres como Mauritania (26,4%) o Sudán (26,2%), mientras que en Estados Unidos apenas superaría el 11% y en Noruega se quedaría en un 1,4%. En los países de Sudamérica, los recortes de renta serán también muy elevados, calculándose una regresión del 22,7% en Paraguay, un 21% en Brasil, el 18,9% en México o el 18,7% en Colombia.
Para el profesor Levermann, “un cambio estructural hacia un sistema energético basado en las renovables es necesario, no solo por cuestiones de seguridad, sino también económicas”. Y es que “lo que demuestra nuestro estudio es que mantenernos en el actual nivel de emisiones de GEI tendrá consecuencias catastróficas para la economía mundial, que solo podrá estabilizarse si dejamos de quemar petróleo, gas y carbón”. Y es que, por lo que señala este contundente paper publicado en Nature, el famoso lema de los demócratas norteamericanos es perfectamente aplicable a la situación climática a la que nos enfrentamos.