miércoles, 18 de septiembre de 2013

Cómo cambian los modelos de belleza, según 'Playboy'

 
 
LOS CICLOS ECONÓMICOS INFLUYEN EN LOS GUSTOS
 
 
El ideal de belleza femenino, al igual que las modas, es cíclico. Las preferencias estéticas respecto al peso corporal, el tamaño de los pechos o la edad ideal varían en función del período histórico en el que nos encontremos, tal y como hemos podido comprobar a través del mundo del arte, la publicidad o el cine. Unos ciclos que, según una peculiar investigación llevada a cabo por los psicólogos de la Universidad de Carolina Terry Pettijohn y Brian J. Jungeberg, están determinados por un componente económico.
 
El estudio publicado antes del estallido de la actual crisis financiera bajo el clarividente título Playboy Playmate Curves: Changes in Facial and Body Feature Preferences Across Social and Economic Conditions, ha sentado las bases de otras investigaciones similares realizadas ya en plena recesión económica. La hipótesis inicial de la que partía esta excéntrica pero pionera investigación, se centraba en que los patrones de belleza no son estables, sino que cambian en una dirección u otra según nos encontremos en una época de recesión económica o de bonanza. Para demostrar esta tesis, los investigadores analizaron las características fisiológicas de las modelos que salieron en la portada de la revista Playboy (las denominadas playmates) entre los años 1960 y 2000.
 
 
La conclusión fue que en las épocas de vacas flacas los hombres prefieren a las mujeres con cuerpos grandes, pechos pequeños y poco juveniles. Todo lo contrario del ideal de belleza que la revista explotó en los años de crecimiento económico.
 
 
A mayor incertidumbre económica, mayor peso corporal
 
Entre las explicaciones que aportaron estos psicólogos se destaca el hecho de que, en épocas de incertidumbre, los hombres se inclinan más “por algo parecido a una imagen maternal en la que refugiarse”. En cambio, durante los períodos de bonanza las preferencias estéticas tienden más al riesgo: las playmates de moda son más jóvenes y con los senos más grandes.
 
Los autores de la investigación trataron de corroborar sus conclusiones llevando a cabo una investigación similar, pero en lugar de acudir a las portadas de la clásica revista pornográfica se sirvieron de las estrellas del cine. Los resultados fueron similares. Asimismo, analizaron los grandes hits musicales, llegando a la conclusión de que en épocas como la actual, las canciones de éxito tienden a ser más largas, lentas y con letras más profundas. Sin embargo, en pleno boom económico destacan las canciones breves y con letras más superficiales.
 
 
La tiranía de la imagen en función del nivel socioeconómico
 
Por esta delgada línea entre la moda, la psicología y la economía también transitan otros estudios más recientes. Uno de los más llamativos es el artículo Resource Security Impacts Men’s Female Breast Size Preferences publicado en el número del pasado mes de marzo de la prestigiosa revista científica PloSOne.
 
Tras entrevistar a más de un millar de hombres de diferentes estratos socioeconómicos, los investigadores llegaron a la conclusión de que cuantos menos recursos económicos tenían más preferencias mostraban por las mujeres con pechos grandes y un mayor peso corporal que la media. Por el contrario, las personas de un nivel socioeconómico elevado se inclinaron más por las mujeres estilizadas y con pechos pequeños. Unas conclusiones que vienen a reforzar la tesis del estudio antes citado.
 
La razón que aducen los investigadores es que, debido a que los pechos grandes presentan una mayor reserva de grasa, nuestro lado irracional nos hace preferirlos en esos momentos en que tenemos el estómago vacío. Además, según mostraron los datos de la investigación, cuanto más alto es el nivel socioeconómico de la persona y, por tanto, más preservada está su seguridad laboral, más pequeño es el tamaño de los pechos que prefieren. Es decir, la atracción femenina varía en función de la economía doméstica.
 
 
Las consecuencias psicológicas de los cambios en el ideal de belleza
 
El rol económico juega pues un papel fundamental en la evolución de los cánones estéticos y, por tanto, en la denominada tiranía de la imagen. Un fenómeno que puede provocar serias consecuencias psicológicas en las mujeres, como bien ha documentado la periodista de investigación gala y autora de Belleza fatal: Las nuevas caras de la alienación femenina Mona Chollet. Tanto es así, que el denominado trastorno dismórfico corporal (TDC), entendido como la preocupación excesiva, la ansiedad e incluso la depresión experimentada por las personas que se perciben gordas o feas, afecta a un 2% de la población. Unas cifras que, según la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (Secpre), están aumentando en Europa.
 
Para Chollet, la apariencia física ejerce un fuerte control sobre nuestra psique, principalmente en lo que al peso corporal se refiere. La publicidad de los alimentos “para adelgazar”, así como de los cosméticos, “alimentan la discriminación social de las personas que no se ajustan físicamente a los estándares de belleza del momento”. Unos ideales que, añade, están implícitos en casi todas las expresiones de la cultura de masas: “Se nos inculcan desde que somos pequeños, ya sea a trevés de los dibujos animados o de las series de televisión, donde la belleza física se asocia a la belleza interior”, lamenta la investigadora.
 
Por otra parte, Belleza fatal defiende la tesis de que la historia de la obesidad es también la historia del beneficio económico: “Las compañías que venden productos perjudiciales para la salud y el peso corporal, como los snacks o las bebidas azucaradas, son las mismas que luego venden productos dietéticos para adelgazar”.
 

   

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