Importantes fortunas de México, Brasil, Chile o Colombia han cerrado una docena de operaciones inversoras en España en los últimos meses.
Un ejercicio perfilará esta información. Poco tiene que ver la España de la década pasada, con sus siete primeros años prodigiosos, con la de hoy. Entre el 2000 y el 2007, los latinoamericanos que desembarcaban en España lo hacían pensando en Eldorado: el país crecía, ¡había oportunidades! Hoy ocurre lo contrario: España está en zona de mínimos. Y son los cazadotes, multimillonarios latinos, quienes se asoman a su mercado, tras la ganga.
Hay que contextualizar la idea. Impulsado por el boom inmobiliario, en la década pasada el país ascendía posiciones: mientras algunos indicadores situaban su economía en la octava posición mundial, alguno profetizaba que Francia, la séptima, caería pronto. El escenario abría posibilidades. En el 2000, apenas 924.000 inmigrantes vivían en España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En el 2009, eran 5.598.000. Centenares de miles de latinoamericanos de clase media y baja protagonizarían este proceso elefantiásico, sin precedente alguno en la era moderna. Venían de Ecuador, Perú o Argentina: en España se construía a destajo. ¡Había empleo para todos!
Todos saben qué vino luego, en el 2008. Se pinchó la burbuja, se disparó la tasa de desempleo y el Gobierno activó diversos planes de retorno: había que facilitar que los inmigrantes regresasen a su país. A diferencia de chinos o africanos, muchos latinos volvieron a Quito o Buenos Aires. Hasta ahora, lo han hecho unos 400.000: sus países florecen hoy.
Ese florecimiento ha provocado que la presencia latinoamericana haya entrado en una dimensión distinta. Atraídas por el abaratamiento galopante de los precios, son ahora las grandes multinacionales latinas las que se dejan ver: en España, entienden muchas de ellas, se cazan chollos.
Estos gigantes, las multilatinas, han cerrado una docena de adquisiciones de compañías o de grandes inmuebles en el último año. ¿El último ejemplo? En agosto, el empresario colombiano Jaime Gilinski y el financiero mexicano David Martínez Guzmán (a través del fondo Fintech Investment Limited, domiciliado en Nueva York) invirtieron 275 millones de euros en acciones tras la ampliación de capital de Banc Sabadell.
Ahora, se interpreta en Latinoamérica, España es el país de las oportunidades... para los más ricos. "Lo que está claro es que los precios en España han bajado, que ya no son los propios de una burbuja -dice José Luis Suárez, profesor del Iese-. Y esa es la mejor manera de alcanzar interesantes rentabilidades".
La diversidad y el volumen de las operaciones es notable. En el 2011, la petrolera mexicana Pemex compraba el 5% de Repsol por 1.000 millones de euros. El año pasado, el mexicano Carlos Slim, segunda fortuna del mundo tras Bill Gates, según Forbes, adquiría 439 sucursales de La Caixa por 400 millones. Los bancos y la Sareb tienen miles de pisos que, en algún momento, deberán colocar en el mercado.
"Son, sobre todo, mexicanos (particularmente, de Monterrey, donde se concentran las familias de mayor tradición empresarial del país), colombianos y venezolanos", dice Emilio Langle, director del área internacional de la consultora Aguirre Newman. Grandes fortunas familiares que, con el tiempo y la diversificación, se han convertido en gigantescos grupos empresariales, las multilatinas fueron gestándose en los años noventa, internacionalizándose en la década pasada -utilizando a Miami como puente, alcanzaron Estados Unidos en un primer momento- y volviéndose muy visibles en los últimos años. Petroleras como Pemex, bancos de inversión como el brasileño BTG Pactual o el mexicano Fibra Uno, bancos como el venezolano Banesco o el brasileño Itaú, empresas de telecomunicaciones como la mexicana América Móvil, constructoras como las brasileñas Odebrecht o Camargo Correa, holdings como la argentina Corporación América (se interesó por los aeropuertos de Barajas y El Prat)... son nombres que ya abundan en el imaginario económico español, y que tendrán aún más presencia en el futuro, en un proceso de intercambio comercial que todos los expertos aplauden.
"De aquí, sólo se pueden esperar ventajas", dice Xavier Mendoza, director del Observatorio de la Empresa Multinacional Española y profesor del departamento de Dirección General y Estrategia de Esade. "Es bueno que Repsol y Petrobras vayan de la mano, y también son buenas las relaciones entre Telefónica y América Móvil. Es bueno que las grandes empresas latinas puedan comprar los activos que las empresas españolas están reordenando. Es bueno que haya reciprocidad entre los países, porque ese factor refuerza la seguridad jurídica. La interdependencia y la posibilidad de tomar represalias es el mejor antídoto contra los abusos. Sin embargo, no hay simetrías con todos los países, y por ese mismo motivo, empresas como Abertis o Red Eléctrica han sido expropiadas en Bolivia, y Repsol YPF lo ha sido en Argentina".
Son compañías que disponen de liquidez (no necesitan financiarse), que gozan de experiencia (se han ido formando a través de sus inversiones en Estados Unidos) "y que ahora buscan rentabilidad y diversificación", apunta Suárez. "Han interpretado la relajación de los precios en España, y entienden que no hay nada más seguro que la diversificación de las inversiones. Saben que les conviene estar en el euro, tal como estaban en el dólar hasta ahora. Que este elemento les ofrece un anclaje en Europa. Y empiezan por España porque la afinidad les garantiza un entorno familiar, y porque el idioma y la cultura ayudan".
"El mercado de Miami se ha encarecido considerablemente en los últimos tiempos -dice Langle-. Ese es otro de los motivos que ha situado a España en la órbita de todas estas multilatinas".
"En realidad, esta es una gran oportunidad para todas las partes -concluye Mendoza-. A España le interesa ser la plataforma europea de estas multilatinas, le conviene que muchas de ellas ubiquen su cuartel general regional en Madrid o en Barcelona. De hecho, algunas ya lo han hecho. En Madrid están las oficinas regionales de Cemex y de Lan para toda la UE. Y en Barcelona está el grupo Arcor, gigante de la confitería argentina...".
"En términos de inversión inmobiliaria, es muy interesante el cambio de mentalidad que se está registrando entre los empresarios latinoamericanos", dice Langle. Hasta el año pasado, las multilatinas veían oportunidades de negocio en buenas zonas de grandes ciudades, buscando inquilinos de primer orden y ofreciendo muy buenos precios. "Ahora, han entendido que ese negocio no funciona, que no hay compradores en España. Ahora buscan productos en zonas prime, edificios que necesiten rehabilitarse y que ofrezcan un buen recorrido económico. Piensan a medio plazo, no en pelotazos". Las multilatinas llegan para quedarse.
Hay que contextualizar la idea. Impulsado por el boom inmobiliario, en la década pasada el país ascendía posiciones: mientras algunos indicadores situaban su economía en la octava posición mundial, alguno profetizaba que Francia, la séptima, caería pronto. El escenario abría posibilidades. En el 2000, apenas 924.000 inmigrantes vivían en España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En el 2009, eran 5.598.000. Centenares de miles de latinoamericanos de clase media y baja protagonizarían este proceso elefantiásico, sin precedente alguno en la era moderna. Venían de Ecuador, Perú o Argentina: en España se construía a destajo. ¡Había empleo para todos!
Todos saben qué vino luego, en el 2008. Se pinchó la burbuja, se disparó la tasa de desempleo y el Gobierno activó diversos planes de retorno: había que facilitar que los inmigrantes regresasen a su país. A diferencia de chinos o africanos, muchos latinos volvieron a Quito o Buenos Aires. Hasta ahora, lo han hecho unos 400.000: sus países florecen hoy.
Ese florecimiento ha provocado que la presencia latinoamericana haya entrado en una dimensión distinta. Atraídas por el abaratamiento galopante de los precios, son ahora las grandes multinacionales latinas las que se dejan ver: en España, entienden muchas de ellas, se cazan chollos.
Estos gigantes, las multilatinas, han cerrado una docena de adquisiciones de compañías o de grandes inmuebles en el último año. ¿El último ejemplo? En agosto, el empresario colombiano Jaime Gilinski y el financiero mexicano David Martínez Guzmán (a través del fondo Fintech Investment Limited, domiciliado en Nueva York) invirtieron 275 millones de euros en acciones tras la ampliación de capital de Banc Sabadell.
Ahora, se interpreta en Latinoamérica, España es el país de las oportunidades... para los más ricos. "Lo que está claro es que los precios en España han bajado, que ya no son los propios de una burbuja -dice José Luis Suárez, profesor del Iese-. Y esa es la mejor manera de alcanzar interesantes rentabilidades".
La diversidad y el volumen de las operaciones es notable. En el 2011, la petrolera mexicana Pemex compraba el 5% de Repsol por 1.000 millones de euros. El año pasado, el mexicano Carlos Slim, segunda fortuna del mundo tras Bill Gates, según Forbes, adquiría 439 sucursales de La Caixa por 400 millones. Los bancos y la Sareb tienen miles de pisos que, en algún momento, deberán colocar en el mercado.
"Son, sobre todo, mexicanos (particularmente, de Monterrey, donde se concentran las familias de mayor tradición empresarial del país), colombianos y venezolanos", dice Emilio Langle, director del área internacional de la consultora Aguirre Newman. Grandes fortunas familiares que, con el tiempo y la diversificación, se han convertido en gigantescos grupos empresariales, las multilatinas fueron gestándose en los años noventa, internacionalizándose en la década pasada -utilizando a Miami como puente, alcanzaron Estados Unidos en un primer momento- y volviéndose muy visibles en los últimos años. Petroleras como Pemex, bancos de inversión como el brasileño BTG Pactual o el mexicano Fibra Uno, bancos como el venezolano Banesco o el brasileño Itaú, empresas de telecomunicaciones como la mexicana América Móvil, constructoras como las brasileñas Odebrecht o Camargo Correa, holdings como la argentina Corporación América (se interesó por los aeropuertos de Barajas y El Prat)... son nombres que ya abundan en el imaginario económico español, y que tendrán aún más presencia en el futuro, en un proceso de intercambio comercial que todos los expertos aplauden.
"De aquí, sólo se pueden esperar ventajas", dice Xavier Mendoza, director del Observatorio de la Empresa Multinacional Española y profesor del departamento de Dirección General y Estrategia de Esade. "Es bueno que Repsol y Petrobras vayan de la mano, y también son buenas las relaciones entre Telefónica y América Móvil. Es bueno que las grandes empresas latinas puedan comprar los activos que las empresas españolas están reordenando. Es bueno que haya reciprocidad entre los países, porque ese factor refuerza la seguridad jurídica. La interdependencia y la posibilidad de tomar represalias es el mejor antídoto contra los abusos. Sin embargo, no hay simetrías con todos los países, y por ese mismo motivo, empresas como Abertis o Red Eléctrica han sido expropiadas en Bolivia, y Repsol YPF lo ha sido en Argentina".
Son compañías que disponen de liquidez (no necesitan financiarse), que gozan de experiencia (se han ido formando a través de sus inversiones en Estados Unidos) "y que ahora buscan rentabilidad y diversificación", apunta Suárez. "Han interpretado la relajación de los precios en España, y entienden que no hay nada más seguro que la diversificación de las inversiones. Saben que les conviene estar en el euro, tal como estaban en el dólar hasta ahora. Que este elemento les ofrece un anclaje en Europa. Y empiezan por España porque la afinidad les garantiza un entorno familiar, y porque el idioma y la cultura ayudan".
"El mercado de Miami se ha encarecido considerablemente en los últimos tiempos -dice Langle-. Ese es otro de los motivos que ha situado a España en la órbita de todas estas multilatinas".
"En realidad, esta es una gran oportunidad para todas las partes -concluye Mendoza-. A España le interesa ser la plataforma europea de estas multilatinas, le conviene que muchas de ellas ubiquen su cuartel general regional en Madrid o en Barcelona. De hecho, algunas ya lo han hecho. En Madrid están las oficinas regionales de Cemex y de Lan para toda la UE. Y en Barcelona está el grupo Arcor, gigante de la confitería argentina...".
"En términos de inversión inmobiliaria, es muy interesante el cambio de mentalidad que se está registrando entre los empresarios latinoamericanos", dice Langle. Hasta el año pasado, las multilatinas veían oportunidades de negocio en buenas zonas de grandes ciudades, buscando inquilinos de primer orden y ofreciendo muy buenos precios. "Ahora, han entendido que ese negocio no funciona, que no hay compradores en España. Ahora buscan productos en zonas prime, edificios que necesiten rehabilitarse y que ofrezcan un buen recorrido económico. Piensan a medio plazo, no en pelotazos". Las multilatinas llegan para quedarse.
Sergio Heredia Economía | 22/09/2013 - 00:02h
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