domingo, 8 de septiembre de 2013

Los petrodólares y el interés monetario de las guerras por el petróleo

 
 
 
Dos años después del quiebre del Sistema de Bretton Woods, el 15 de agosto de 1971, Estados Unidos conseguía un sistema más favorable para la mantención de su hegemonía económica: el acuerdo con Arabia Saudita de negociar cada barril de petróleo en dólares de la Reserva Federal. El billete verde era aceptado mundialmente desde antes de la segunda guerra mundial, pero el acuerdo de Bretton Woods lo dejó anclado al patrón oro al establecer una tasa de cambio de 35 dólares la onza. En 1944, y a diferencia de la destruída Europa, Estados Unidos era una país poderoso y con toda su infraestructura económica intacta. Y pese a que John Maynard Keynes buscaba crear una divisa para el comercio mundial independiente a la moneda de los países, primó la tesis de Harry Dexter White de dejar al dólar como divisa universal. Esto dio grandes beneficios a Estados Unidos dado que el resto del mundo tenía que cambiar su moneda por dólares para acceder al comercio internacional, incurriendo con ello en costes financieros que para Estados Unidos eran inexistentes.
 
 Sin embargo, los gastos desmedidos de la guerra de Vietnam llevaron a Estados Unidos a perder una importante cantidad de sus reservas en oro y antes que se declarara la quiebra del país, Richard Nixon decidió terminar con la convertibilidad del dolar en oro y convirtió al billete verde en una moneda fiduciaria universal emitida y aceptada por decreto. Esto permitió a Estados Unidos imprimir grandes cantidades de dinero y endeudarse con todo el mundo, especialmente Europa y Asia. Dado que ahora no existía el mecanismo de ajuste de cuentas que obligaba el patrón oro, los desequilibrios comerciales comenzaron a hacerse más ostensibles y Estados Unidos pasó a acumular cuantiosos déficit mientras el resto del mundo acumulaba enormes superávit.
 
Por eso el nacimiento de los petrólares, en 1973, supuso un gran respiro para Estados Unidos dado que la Reserva Federal debería imprimir una gran cantidad de billetes para facilitar las transacciones de petróleo en todos los rincones del planeta. El acuerdo entre Estados Unidos y Arabia Saudita obligaba a cualquier país que quisiera comprar petróleo a cambiar primero su moneda nacional por dólares de Estados Unidos. A cambio de este compromiso en el cual Arabia Saudita vendería su petróleo exclusivamente en dólares de Estados Unidos, Estados Unidos ofreció armas y la protección militar de todos los campos petroleros sauditas.
 
Tras la creación de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), el resto de los países petroleros acordaron la comercialización exclusiva del petróleo en dólares de Estados Unidos, a cambio de armas y protección militar. Este sistema de petróleo por dólares generó una gran demanda artificial de dólares en todo el mundo, y a medida que la demanda de petroleo aumentaba también lo hacía la demanda de dólares. Estados Unidos recibió el beneficio de ser el dueño exclusivo de este nuevo patrón monetario y ello le permitió ejercer un gran dominio sobre la economía mundial: las transacciones de petróleo representan casi el 10 por ciento del PIB mundial.
 
Actualmente se demandan 90 millones de barriles de petróleo al día y a un precio de 100 dólares el barril son 9 mil millones de dólares diarios que con los diferentes procesos de refinamiento y producción llegan a los 18 mil millones de dólares, es decir 6,5 billones de dólares anuales. En esta dinámica ¿puede interesar a Estados Unidos un petróleo barato?. Una prueba lo da el hecho de que antes de la invasión a Irak hace diez años, el petróleo rondaba los 20-25 dólares el barril. Desde entonces ha quintuplicado y sextuplicado su precio. Esto es muy conveniente para Estados Unidos dado que mientras mayor sea el precio del petróleo, mayor es la demanda de dólares y mas beneficios recibe el cártel bancario de Estados Unidos amparado en la Reserva Federal.
 

Las guerras por el petróleo

 
Un hecho que tiende a olvidarse en forma frecuente es que en los prolegómenos de la moneda única, Saddam Hussein quería negociar con Europa el petróleo de Irak en euros. El 24 de septiembre de 2000, el gobierno de Saddam Hussein señaló que Irak comenzaba la transición de sus exportaciones de petróleo a la moneda del euro y se comprometió a promover el euro como una moneda de competencia al dólar. En esta nota de la Revista Time de noviembre de 2000, a Saddam Hussein no le importa que el euro se esté devaluando frente al dólar, simplemente no quiere aceptar más dólares por el petróleo dado que no quiere tratar “con la moneda del enemigo”. Saddam estaba resentido con Estados Unidos por la primera guerra del golfo pérsico de 1990. Esta guerra ideada por la administración de George Bush padre, fue la primera guerra de los petrodólares. Luego vendrían muchas más guerras por el petróleo y hay una que está en pleno desarrollo con la crisis de Siria. Cada guerra despliega las más recientes innovaciones de la industria de armamentos y hay que dar uso a estos productos para justificar su enorme presupuesto.
 
La estrategia económica y geopolítica de los petrodólares ha sido una de las argucias más brillantes de la historia económica reciente, que ha permitido dar a Estados Unidos el predominio absoluto de la economía mundial. Los 6,5 billones de dólares que se mueven anualmente por el petróleo representan el 10% del PIB mundial y el 40% del PIB de Estados Unidos. Cada vez que algún país petrolero manifiesta su intención de salirse del sistema petrodólar (como Iran, Siria o Venezuela) pasa a formar parte del llamado eje del mal, y el ejército de Estados Unidos (hoy a cargo de empresas privadas) se encarga de reinstaurar el orden por la vía de la fuerza. Hasta los países europeos reciben un tirón de orejas cuando buscan negociar en euros y no en dólares (ver aquí). ¿Hasta cuando podrá seguir Estados Unidos gozando de la hegemonía que le otorgan los petrodólares? ¿Qué tiene que ocurrir para que el sistema del petrodólar se desvanezca tal como lo hizo el sistema de Bretton Woods?
 
En los últimos años varios países han manifestado su intención de utilizar sus propias monedas para el intercambio de petróleo como India, China y Rusia. A medida que otros países busquen alejarse del sistema de petrodólares y hagan realidad la idea de Saddam Hussein de transar el principal recurso energético en monedas alternativas, el dolar proseguirá su lento pero persistente declive. Por ello se esperan fuertes presiones inflacionarias en el petróleo y también numerosas tensiones bélicas en torno a los países petroleros patrocinadas por Estados Unidos. Si el sistema de Bretton Woods de 1944 implicó generar una alta demanda de dólares de Estados Unidos para acceder al comercio, el sistema de los petrodólares instaurado tres décadas más tarde aseguró por si mismo la demanda de dólares con el recurso más estratégico de todos. A 40 años de su instauración el sistema de los petrodólares acusa fatiga crónica y nadie puede asegurar que Estados Unidos siga siendo la democracia responsable que prometía ser al fin de la segunda guerra mundial. La historia se ha encargado de demostrar que ningún sistema es eterno, y el posible colapso del sistema petróleo-por-dolares tiene muy nerviosas a sus autoridades.


  04 de septiembre de 2013 | 20:58 CET

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