lunes, 24 de marzo de 2014

Las empresas occidentales huyen de China por el fracaso de sus propias expectativas

 
 
En 2014 seguirá LA VOLATILIDAD en los negocios

 
China ha dejado de ser ‘El Dorado’ para las empresas españolas. El gigante asiático era un mercado lleno de oportunidades y sigue ofreciéndolas, pero lograr el éxito supone sortear un gran número de dificultades. Por eso, algunas empresas occidentales abandonan el país en busca de destinos menos complejos. Los abusos de poder, las trabas administrativas y las necesidades de inversión son algunas de las razones que han hecho a las compañías dejar China, en  un momento de incertidumbre y volatilidad para los negocios.
 
Nike ha sido una de las últimas entidades occidentales en irse. Después de tres décadas aprovechando las ventajas que ofrecía el país, la subida de los costes salariales y la apreciación del yuan han hecho que fabricar las prendas deportivas allí sea menos rentable. Por eso la multinacional estadounidense prefiere trasladar la producción a otros países, como Vietnam o Bangladesh, más baratos, tal y como publica Bloomberg. Muchas multinacionales han optado por buscar el siguiente país de producción
 
El periodo de fuerte ventaja competitiva de China se ha agotado”, destaca el analista jefe para Asia de Goldman Sachs, Andrew Tilton. “El incremento de los costes salariales en torno al 15% es una de las razones para que las empresas, aunque les esté yendo bien, se replanteen su futuro en China y para atacar otros mercado”, destaca el CEO de la consultora BusinessGoOn, José Luis Martín.
 
 
Choque de modelos de negocio
 
Pero en la mayoría de las ocasiones las empresas se marchan no tanto en busca de nuevas (y más baratas) oportunidades, sino porque han sido incapaces de salvar las barreras empresariales para los extranjeros en China. Entre los obstáculos que muchas veces tumban las expectativas de negocio destacan “el abuso de poder de las autoridades -hay poca transparencia y muchas arbitrariedades en los procesos públicos- y que muchas veces las empresas extranjeras no prevén que se pueden encontrar con sanciones abusivas y trabas administrativas”, señala Martín.
 
Además, las empresas suele fallar en las previsiones sobre la inversión necesaria -sobre los tiempos de los flujos de inversión y el retorno de los mismos- y no entienden la idiosincrasia del consumidor chino. Las decepciones y los fracasos de las compañías occidentales suceden “porque se está en China, pero con mentalidad occidental”. José Luis Martín destaca que en lo que se refiere a la gestión empresarial, las compañías españolas tienen que multiplicar por dos o por tres los años que tardarán en recuperar la inversión respecto a lo que se tarda en Europa. “Normalmente las empresas no destinan los recursos suficientes. Y la mayoría de las empresas españolas está perdiendo dinero en China, aunque aguante con la esperanza de recuperar la inversión”, afirma.
 
Telepizza, Seat, Desigual, Dia y BBVA son algunas de las empresas españolas que han tropezado con las dificultades de este complejo mercado. Desigual tiene previsto cerrar la mayor parte de sus locales en China apenas dos años después de su aterrizaje y Tous abandonó el país por problemas con su socio local. Telepizza anunció sus planes de expansión en China en 2010, con la previsión de abrir 1.000 restaurantes en cinco años junto con su socio local Christine, pero el plan no se ha materializado. BBVA invirtió más de 3.000 millones en el banco Citic, pero en octubre del año pasado anunció la venta del 5,1%. La entidad presidida por Francisco González se dio cuenta de que el banco chino sólo quería aprender el know how español para replicarlo por su cuenta.
 
De hecho, ésta es una práctica muy habitual entre las empresas chinas, una de las complicaciones para las occidentales y la raíz de su voracidad: las compañías chinas se han lanzado a comprar en el extranjero en busca del conocimiento tecnológico y las patentes. Tal y como explica Martín: “Sólo el 13% de las empresas extranjeras que aterrizan en China tienen realmente una ventaja competitiva. Y a éstas, los productores locales les copian rápidamente su ventaja, porque no existe una protección para marcas y patentes. Después de copiar al extranjero, los empresarios locales lo distribuyen más barato y les arrebatan el negocio”.
 
 
Turbulencias y volatilidad para los negocios en China
 
El año pasado ha sido un “periodo inusualmente turbulento para las empresas en China, por la ralentización del crecimiento, los cambios de líderes políticos y las campañas por la austeridad y contra la corrupción”, explica en un informe la consultora InterChina, que advierte: “Es mejor que nos acostumbremos a esta falta de transparencia”. Como destaca su presidente, Jan Borgonjon, en los próximos años “la incertidumbre y la volatilidad serán la tónica dominante. Las empresas internacionales necesitarán saber cómo manejar este entorno para poder aprovechar las oportunidades”.
 
Unas oportunidades que surgen de que el crecimiento del consumo seguirá siendo robusto y de la mejora del acceso al mercado y las reglas del mismo, entre otras razones. De acuerdo con los datos de InterChina, en los dos próximos años las empresas deben esperar un cambio en el modelo de crecimiento -que empezará a apoyarse más en el consumo-, una consolidación industrial y continua volatilidad.
 
Además, los costes industriales se multiplicarán por tres o cuatro hasta 2020, subirán los precios de la tierra (entre un 50 y un 70% hasta el final de la década) y de los costes energéticos (más del 50% para el conjunto de la década 2010-2020). 2014 será un año de crecimiento continuo, pero menos fuerte y fragmentado y, aunque algunos sectores irán bien, los relacionados con construcción y exportación pueden tener un ejercicio negativo. En cualquier caso, los expertos coinciden: el que apuesta por el mercado chino debe hacerlo con planes de largo plazo.


  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.