La gravedad de la crisis ucraniana ha desempolvado palabras y
sucesos históricos que parecían abandonados en antiguos anaqueles del Viejo
Continente, más acostumbrado desde la disolución de la antigua Yugoslavia a
discutir crisis financieras, rescates económicos, terrorismos radicales e
integración de países y mercados.
En las últimas semanas han vuelto a usarse en Europa palabras cargadas de
historia como "fascismo", "nazismo" y "comunismo".
En medio de una batalla dialéctica que combina las ideologías y guerras del
siglo XX con conflictos del siglo XXI, la Historia se utiliza para demostrar la
"legitimidad" de unos y exhibir la ilegalidad de los otros.
Para Washington y Bruselas es ilegítimo lo que ocurre en Crimea, donde el
parlamento local convocó a un referendo para abrir la puerta a una posible unión
con la Rusia; para Moscú es ilegítimo el nuevo gobierno ucraniano que rige desde
Kiev.
Lo que ocurre en Kiev
El primer ministro interino de Ucrania, Arseniy Yatsenyuk, dijo este viernes
que el resultado del referendo de Crimea no será reconocido por el resto del
mundo y que cualquier decisión será "deliberadamente ilegal e inconstitucional".
En una línea similar, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó el
jueves una orden que autoriza sanciones contra "individuos responsables por
actividades que socaven el proceso democrático o las instituciones en Ucrania;
amenazando la paz, la seguridad, la estabilidad, la soberanía o la integridad
territorial" del país.
Pero para el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, los que
atentaron contra la democracia ucraniana son los hombres que hoy gobiernan
Ucrania y que ayer estaban en la Plaza Maidan alentando las protestas contra
Viktor Yanukóvich, un líder elegido democráticamente cuyo mandato terminaba en
un poco más de un año.
Para Putin, lo ilegal es que Yatsenyuk sea primer ministro ucraniano, luego
de lo que el mandatario ruso calificara como "un golpe anticonstitucional, una
toma armada del poder" en Ucrania.
El Kremlin también rechaza que partidos de extrema derecha como Svoboda
integren el gobierno después de su accionar en las protestas y recuerda que
algunos de los héroes que ondean en las banderas de esos grupos colaboraron con
la ocupación nazi y la matanza de judíos en la Segunda Guerra Mundial.
Para el corresponsal de la BBC en Kiev David Stern, los funcionarios que
salieron de Maidan no son fascistas ni los fascistas dominan la oposición
ucraniana; pero aunque el rol de los movimientos de ultraderecha en la caída de
Yanukóvich no debería exagerarse, el periodista opina que su participación no
debería ser minimizada tampoco, "especialmente ahora que han asumido puestos en
ministerios clave".
El nuevo gabinete
El nuevo gobierno ucraniano está liderado por políticos del partido
Fatherland, de uno de los íconos de la Revolución Naranja: Yulia
Tymoshenko, quien fuera una figura prominente en el establishment de la
industria gasífera nacional.
Olexander Turchynov, el presidente interino, es la mano derecha de la
exprimer ministra ucraniana. El actual primer ministro, Arseniy Yatsenyuk, es el
jefe de Fatherland, aunque su relación con la líder política que fue
arrestada por Yanukóvich ha tenido sus rispideces. La organización también
controla el Ministerio del Interior y el Consejo de Seguridad Nacional.
Pero Svodoba, un partido que hace cuatro años obtuvo menos del 2% de los
votos en las elecciones presidenciales, ocupa ahora seis puestos en el nuevo
gobierno, entre ellos los cargos de fiscal general, Oleh Makhnitskyy, y de
viceprimer ministro, Oleksandr Sych.
Sych es un conocido activista anti aborto no ajeno a declaraciones polémicas,
como cuando sugirió que las mujeres deberían "llevar un tipo de vida que las
aleje del riesgo de la violación, como evitar las bebidas alcohólicas o estar en
malas compañías". Pero las frases controvertidas parecen acompañar a más de un
miembro de este partido.
Su líder, Oleh Tyahnybok, fue expulsado del Parlamento en 2004 por decir que
la "mafia judeo-moscovita" controlaba el país y uno de sus legisladores
describió el Holocausto como un "período brillante".
Aunque el partido, últimamente, ha bajado el tono de su retórica
nacionalista, "no hay que minimizar su extremismo o su peligro", dijo a la BBC
el profesor de la Universidad de Columbia y experto en Ucrania, Tarik Cyril
Amar.
Otros líderes de los grupos más violentos y mejor organizados de Maidan han
mantenido una retórica que preocupa a Moscú. Para Dmytro Yarosh, el jefe del
movimiento Sector Derecho, cuya posible inclusión en el gobierno ha sido vista
con inquietud por algunos funcionarios en Occidente, Svoboda es una agrupación
"muy liberal".
Otros ministros del nuevo gobierno provienen de agrupaciones o movimientos
más neutrales como Andriy Deshchitsya, en Relaciones Exteriores, el hombre de
negocios Dmytro Bulatov, en el ministerio de Deportes y Juventud, y la
periodista de investigación Tetyana Chornovol, en el comité anti corrupción
(estos dos últimos activistas fueron salvajemente golpeados durante los días de
la protestas contra Yanukóvich).
Lo que ocurre en Crimea
Lo ilegítimo y lo legítimo juegan un juego peligroso en Crimea, la península
poblada en su mayoría por ciudadanos de origen ruso que el próximo 16 de marzo
votarán por unirse a la Federación Rusa o por quedarse en Ucrania, en un
referendo rechazado por Kiev, Bruselas y Washington.
Para Obama, el ingreso de tropas rusas a la península "viola la soberanía y
la integridad territorial ucraniana" y son pasos que constituyen una violación a
la ley internacional, "incluyendo las obligaciones rusas bajo la Carta de las
Naciones Unidas y su acuerdo militar de 1997 con Ucrania, y es inconsistente con
el Memorandum de Budapest de 1994 y el Acta Final de Helsinki".
Para Putin, Rusia ha respondido al pedido de "ayuda humanitaria" de la
población de Crimea, un territorio que perteneció a la Unión Soviética hasta
1954. La legitimidad de sus acciones y las reacciones que generan no escapa en
absoluto al líder ruso:
"Nos suelen decir que nuestras acciones son ilegítimas, pero cuando yo
pregunto, '¿ustedes creen que todo lo que ustedes hacen es legítimo?' me
responden 'sí'. Entonces yo tengo que recordar lo que hizo Estados Unidos en
Afganistán, Irak y Libia, donde actuaron sin ninguna resolución de las Naciones
Unidas o distorsionando completamente esas resoluciones, como en el caso
libio".
En su búsqueda de eventos pasados, Putin también ha mencionado Kosovo, donde
la población albana fue cobijada por Occidente en su intento exitoso de
separarse de Serbia, paralelismo que ha sido rechazado por Washington.
El exembajador estadounidense en Moscú, Michael A. McFaul, se preguntó en su
cuenta de Twitter si, tras un posible apoyo del gobierno ruso a un referendo en
Crimea, Putin daría el mismo apoyo "a votaciones similares en las repúblicas de
la Federación Rusa".
Perspectivas
La intervención rusa en Crimea ha sido considerada por el secretario general
del Atlántico Norte (OTAN), Anders Fogh Rasmussen, como la amenaza más grave
para la seguridad de Europa desde la Guerra Fría.
La exsecretaria de Estado de Estados Unidos Hillary Clinton fue más allá en
el tiempo. Fue citada por la publicación The Long Beach Press-Telegram dando a
entender que las justificaciones ofrecidas por Putin a las acciones en Crimea
recordaban a "lo que hizo Hitler allá por los años 30" cuando el líder nazi
invadió Checoslovaquia con la excusa de que la población de origen alemán eran
maltratados.
En medio de su presentación en la Universidad de California, en Los Ángeles,
Clinton intentó aclarar sus comentarios: "Solo quise que todos tuvieran una
pequeña perspectiva histórica, no estoy haciendo en absoluto una comparación,
pero recomiendo que quizás podamos aprender de esta táctica que ya fue usada
anteriormente".
Perspectivas históricas son las que sobran en estos momentos en Ucrania, pero
ninguna parece contribuir demasiado a mejorar un presente donde los dos bandos
se consideran los únicos dueños de la legitimidad.
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