Los derechos de los homosexuales, las empresas y la moral.
Guinness rechazó una gran ocasión para promocionar su cerveza, al retirar su auspicio al Desfile del Día de San Patricio que se realizó esta semana en Nueva York. Pero también envió un mensaje sobre el cambio social y el rol de liderazgo que pueden jugar las empresas, en su propio interés.
La agitación en Nueva York comenzó cuando organizadores del desfile afirmaron que participantes homosexuales eran bienvenidos siempre y cuando no llevaran carteles relacionados a su orientación sexual. Guinness lo llamó una "política de exclusión" y retiró su auspicio del evento.
¿Fue sólo una medida políticamente correcta, en la que la cervecera buscaba conquistar a la opinión pública, que se ha vuelto más proclive a apoyar temas sobre homosexualidad? Tal vez. Pero quizás no fue tan así, afirman grupos que siguen de cerca estos asuntos.
"Creo que lo que es históricamente correcto es que las empresas de Estados Unidos —al menos las de mayor envergadura que integran la lista Fortune 500— en general estuvieron por delante de la opinión pública y sin dudas por delante de las leyes federales y estatales", afirma Gary Gates, economista del Instituto Williams, ligado a la Universidad de California en Los Ángeles.
Human Rights Campaign, un grupo de defensa de los derechos humanos, informó en diciembre que su encuesta descubrió que 91% de las empresas de Fortune 500 ahora brindan protección anti-discriminatoria relacionada a la orientación sexual y 67% ofrecen los mismos beneficios a las parejas del mismo sexo que le otorgan a los empleados casados con un miembro del sexo opuesto.
En cambio, sostiene Gates, apenas un poco más de 40% de los estados en EE.UU. tienen leyes que prohíben la discriminación basada en orientación sexual y un porcentaje similar de estados permite que las parejas del mismo sexo se casen o reconoce las relaciones entre personas del mismo sexo a través de un estatus similar al del matrimonio. La ley estatal está rezagada frente a la política corporativa.
Una encuesta divulgada el mes pasado por el centro de estudios Pew Research halló que la opinión pública también está por detrás de la trayectoria general de las grandes empresas. Como un punto de comparación, 54% de los estadounidenses está a favor de legalizar el matrimonio del mismo sexo, bien por detrás del porcentaje de empresas que ofrecen beneficios para parejas del mismo sexo. Pero esa cifra registró un aumento desde el 27% de 1996.
El rápido aumento de la aceptación de la opinión pública del matrimonio homosexual también tiene sus raíces en el lugar de trabajo, señala Lee Badgett, director del Centro de Políticas y Administración Pública de la Universidad de Massachusetts en Amherst. El cambio de posturas comenzó con un puñado de empleados homosexuales y lesbianas que ejercieron presión sobre las empresas para obtener beneficios para parejas del mismo sexo en los años 80 y 90.
El éxito a nivel corporativo, sostiene Badgett, creó un impulso que usaron los homosexuales y las lesbianas para influenciar la campaña subsiguiente por los derechos del matrimonio entre parejas del mismo sexo.
"Incluso si las empresas no tenían la intención de generar un cambio social, en el proceso lo hicieron", afirma Badgett. "Soy economista y creo en la mano invisible. A veces, hay consecuencias que no son intencionales".
Hay que subrayar esta última parte. Las compañías no buscan generar cambios sociales, sino que quieren hacer negocios. General Mills dejó claro en 2012 su intención de que Minnesota permitiera el matrimonio entre personas del mismo sexo para que la competencia en otros estados no tuviera una ventaja para reclutar empleados homosexuales talentosos, o para retener a los que ya tenía.
Las demandas judiciales se usaban para castigar a algunas empresas. Pero el interés propio podría haber sido el estímulo más potente.
"Contratar personal es costoso, y no quieres perder a alguien porque es gay", afirma una ex gerente de Raytheon . La empresa cambió su política de beneficios y la ex gerente y su pareja, que no trabajaba en la empresa, se inscribieron. "Para las empresas", sostiene, "siempre se tratará de una decisión de negocios: '¿Me ayuda o no a ganar dinero?'".
Claramente, una gama de otras tendencias sociales de relevancia también cambió las posturas hace los beneficios para los homosexuales y el matrimonio del mismo sexo, y bien podrían haber sido mucho más importantes que lo sucedido en las empresas. En lo más alto de esa larga lista está la crisis del sida y el activismo a su alrededor, una cantidad creciente de figuras públicas (así como sus hijos e hijas) que declaran abiertamente su homosexualidad para hacer campaña por la igualdad, un cambio generacional en EE.UU., y cambios en la forma en que los medios presentan a los gays y lesbianas.
Pero el lugar de trabajo fue donde en general se gestaron las reglas y las políticas nuevas, lo que a menudo cambió las expectativas para las leyes estatales y federales en EE.UU.
"Una vez que una empresa toma una medida, la medida se empieza a institucionalizar", afirma Jennifer Delton, profesora en Skidmore College y autora del libro "Racial Integration in Corporate America, 1940-1990" (algo así como "Integración racial en las empresas de EE.UU., 1940-1990").
Y por eso, esta semana defensores de las causas de los homosexuales brindaron por Guinness.
Por JOHN BUSSEY
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