- China ha emitido bonos denominados en dólares por valor de 2.000 millones
- La verdadera noticia fue el precio similar a los propios bonos del Tesoro de EEUU
- Pekín encuentra una posible vía para influir en los flujos de liquidez en dólares
A lo mejor en la guerra contra el todopoderoso dólar no se puede vencer del todo, pero es vital ir ganando batallas. Ese parece ser el pensamiento de China, Rusia y otras economías del llamado grupo de los emergentes que buscan con ahínco acabar con la hegemonía mundial del 'billete verde', divisa en la que se resuelve el grueso del comercio internacional, así como los movimientos financieros. Cada cierto tiempo surgen noticias como la voluntad de los emergentes (agrupados en el término BRICS) de crear una moneda común para disputarle terreno al dólar, el uso del yuan chino en grandes operaciones llamadas a liquidarse en dólares (especialmente el petroyuan para las compras de crudo) o las masivas compras de oro de los bancos centrales de estos países no alineados con Washington precisamente para sacudirse el pegajoso dominio de la divisa americana. Pero con un menor foco mediático, ha llamado especialmente la atención una 'pequeña' maniobra de China a finales de noviembre que puede acabar trasluciendo algo más grande: destruir el dólar desde dentro.
Hace unas tres semanas, China emitió bonos denominados en dólares por valor de 2.000 millones de dólares, lo que a primera vista puede no parecer innovador, ya que no es infrecuente que China emita bonos en dólares. Sin embargo, dos aspectos de esta emisión llaman la atención. Uno, el lugar: estos bonos no se emitieron en los típicos centros financieros como Nueva York o Shanghái, sino en Riad (Arabia Saudí), lo que supuso toda una novedad. Dos, la astronómica demanda: los bonos se sobresuscribieron 20 veces, con una relación oferta/cobertura muy superior a las subastas típicas del Tesoro estadounidense, en las que la demanda suele ser entre dos y tres veces superior al importe de emisión.
Aún llamó más la atención el precio. Estos bonos cotizan casi a la par que los bonos del Tesoro estadounidense, lo que significa que sus rendimientos son casi idénticos. Esto es digno de mención porque los bonos del Tesoro de EEUU tienen una calificación AAA, mientras que los bonos soberanos de China denominados en dólares tienen calificación A+, una calificación crediticia inferior. Normalmente, los bonos de emisores A+ se negocian con una prima de entre 10 y 20 puntos básicos (pb) por encima de los bonos del Tesoro de EEUU, pero China ha conseguido emitir estos bonos a sólo uno o dos pb por encima, asegurándose así la financiación en dólares casi en paridad con EEUU.
¿En qué medida es esto trascendental? "Aunque la emisión de 2.000 millones de dólares es insignificante en el gran esquema de las finanzas mundiales, sus implicaciones son fascinantes. Si China puede reproducir esta 'anomalía' repetidamente, podría empezar a influir en los flujos de liquidez en dólares, actuando de hecho como un 'Michael Saylor' (el presidente ejecutivo de MicroStrategy y gran valedor del bitcoin frente al billete verde) extranjero de dólares. En otras palabras, China podría crear un mecanismo para influir en el mercado mundial del dólar al tiempo que avanza en su objetivo estratégico más amplio de internacionalización del yuan", resuelve Andreas Steno Larsen, estratega de mercados y ex de Nordea, quien confiesa que su indagación proviene de las preguntas de sus clientes sobre esta emisión china. "Tal vez esto marque un cambio de estrategia: en lugar de centrarse en el irrisorio proyecto de divisas de los BRICS, China podría aspirar ahora a debilitar el dólar desde dentro", sentencia el analista nórdico.
También apunta en la misma dirección Arnaud Bertrand, empresario especializado en China cuyos análisis publicados en X (antes Twitter) suelen alcanzar gran difusión: "La noticia sobre la emisión por parte de China de bonos soberanos denominados en dólares estadounidenses en Arabia Saudí está generando una enorme expectación en China y podría tener una enorme importancia. Sospecho firmemente que es un mensaje a la próxima Administración Trump". Bertrand constata que este movimiento de Pekín tiene a las redes sociales chinas en ebullición y la razón no es solo la elevada demanda del bono o su precio, sino que empieza a cundir la sensación de que se trata de "una ronda de pruebas por parte de China para demostrar a EEUU que pueden utilizar eficazmente su propia moneda contra ellos, con consecuencias potencialmente dramáticas".
El empresario lo explica de la siguiente manera para que se entienda: imaginemos que China aumenta la escala y, en lugar de emitir bonos por valor de 2.000 millones de dólares, empieza a emitir bonos por valor de 10.000 o 100.000 millones. Lo que esto significa para EEUU es que China competiría con el Tesoro estadounidense en el mercado mundial del dólar. En lugar de que países como Arabia Saudí reciclen automáticamente sus dólares en bonos del Tesoro estadounidense, podrían colocarlos en bonos chinos en dólares que paguen el mismo tipo de interés. "Se crearía así un sistema paralelo en el que China, y no EEUU, controlaría parte del flujo de dólares. EEUU seguiría imprimiendo dólares, pero China controlaría cada vez más su destino", detalla Bertrand.
Otro aspecto crítico, destaca Bertrand, es que cada dólar que se invierte en bonos chinos en lugar de en bonos del Tesoro estadounidense es un dólar menos que contribuye a financiar el gasto público estadounidense. En un momento en el que Washington registra déficits masivos y necesita vender constantemente bonos del Tesoro para financiarse, el hecho de que China surja como un emisor competidor de bonos en dólares que pueda igualar los tipos del Tesoro podría plantear inmensos problemas de financiación al gobierno estadounidense. Esto podría acabar de hecho con el llamado "privilegio exorbitante" de EEUU, advierte el empresario.
Ante la obligada pregunta de si EEUU puede hacer algo para evitar este 'roto', Bertrand responde que, "sorprendentemente", hay poco que Washington pueda hacer al respecto. La respuesta más obvia, introduce, sería amenazar con sanciones a países -como Arabia Saudí- o instituciones que compren bonos chinos en dólares. Pero esto demostraría aún más que los activos en dólares no están realmente a salvo de la interferencia política estadounidense, lo que animaría aún más a los países a diversificarse, agravando el problema. La fortaleza del dólar procede en parte de los efectos de red -todo el mundo lo utiliza porque todo el mundo lo utiliza-, pero como se ha visto con Rusia, las sanciones crean un momento de coordinación para que los países se alejen juntos, debilitando estos efectos de red.
Otra opción, continúa Bertrand, sería que la Reserva Federal subiera los tipos de interés para hacer más atractivos los bonos del Tesoro estadounidense. Pero esto sería contraproducente: aumentaría los costes de endeudamiento del propio gobierno estadounidense en un momento en el que ya está luchando con déficits masivos, lo que podría desencadenar una recesión. Y China, con tipos similares a los de EEUU, podría igualar cualquier subida de tipos, agrega. Incluso si EEUU pulsase el 'botón nuclear' de restringir la capacidad de China para compensar transacciones en dólares, esto fragmentaría de inmediato el sistema financiero mundial, socavando el papel del dólar como moneda de reserva mundial, exactamente lo que EEUU quiere evitar, constata el empresario.
Estos potenciales escenarios refuerzan el diagnóstico de Bertrand de que este incipiente movimiento es, de momento, únicamente un mensaje a los próximos inquilinos de la Casa Blanca. "La belleza de este movimiento es lo estratégicamente elegante que es: a China no le cuesta casi nada mostrarlo, pero obliga a Washington a contemplar algunas posibilidades muy incómodas", redondea Bertrand.
China busca la diversificación máxima
No deja esto ser otro hito en la ya ancha cruzada contra el dólar. China está siguiendo un plan que parece tener diferentes objetivos, incluso alguno de ellos podría estar enfrentando. Al mismo tiempo que Pekín ha logrado emitir deuda propia denominada en dólares, el Banco Popular de China lleva años reduciendo el peso que tiene la deuda americana (por supuesto denominada en dólares) que tiene en su balance.
Según datos a los que ha tenido acceso elEconomista.es a través del Tesoro de EEUU, China ha recortado en casi 500.000 millones de dólares sus tenencias de bonos americanos. Si en 2015, Pekín mantenía deuda americana por valor de 1,3 billones de dólares (casi el tamaño de una España entera), en octubre de este año dicha cantidad había descendido a 772.000 millones de dólares.
China ha ido reduciendo sus tenencias poco a poco para no generar el caos en el mercado que habría perjudicado su propio movimiento. Unas ventas rápidas y masivas podrían haber reducido los ingresos que ha generado el Banco Popular de China (que se han invertido en parte en oro) ante la presión vendedora generada en los mercados.
Al mismo tiempo que Pekín se deshace de cientos de miles de millones de dólares que estaban invertidos en deuda americana, China está protagonizando una auténtica fiebre del oro que está transformando tanto los mercados internacionales como el panorama de inversiones en el país. El Banco Central del país se ha embarcado en una histórica campaña de adquisiciones. En 2023, compró un récord de 735 toneladas, de las cuales una parte significativa se adquirió de manera discreta.
Los analistas lo tienen claro: este movimiento se interpreta como una estrategia de diversificación de reservas y reducción de riesgos en un contexto geopolítico cada vez más volátil. Aunque las reservas de oro de China han alcanzado las 2.264 toneladas, lo que todavía representa una porción pequeña de todas las reservas del país. Este esfuerzo por acumular oro podría estar vinculado no solo a razones económicas, sino también a una estrategia de reforzamiento de la estabilidad financiera y soberanía económica frente a desafíos globales a los que el dólar estaría mucho más expuesto.
También es cierto que, a nivel doméstico, los ciudadanos chinos han redirigido sus ahorros hacia este metal precioso en medio de un desplome del mercado inmobiliario y un limitado abanico de alternativas de inversión. Tal es la voracidad de China por el oro, que el impacto de la demanda se ha dejado sentir en los mercados internacionales.
Los precios del oro han alcanzado un máximo histórico en octubre de 2024, superando los 2.696 dólares por onza. A pesar de factores que suelen limitar la demanda, como un dólar fuerte y tipos de interés elevados en Estados Unidos, las compras chinas han mantenido la presión al alza, demostrando el peso que tienen en este mercado. Esto ha llevado a algunos analistas a afirmar que el precio del oro ya no está gobernado tanto por factores económicos globales como por los planes de China.
"Es probable que China continúe diversificando su cartera de reservas desde la exposición masiva de activos en dólares estadounidenses hacia activos en otras monedas, y posiblemente también en oro", asegura Tommy Wu, economista senior de Commerzbank.
Un arsenal para hacer implosionar el dólar
Brad Setser, ex economista del Tesoro de EEUU y miembro senior del Consejo de Relaciones Exteriores, calculó el año pasado que las instituciones que informan al gobierno central de China probablemente tenían aproximadamente unos seis billones de dólares en activos extranjeros, la mitad de los cuales no aparecían en las cifras oficiales. Gran parte de estos activos estarán denominados en dólares. Esto quiere decir que aunque las cifras oficiales del balance del banco central chino muestren que Pekín ya no está interesado en la deuda china, la realidad puede ser otra bien diferente, lo que debería mantener en alerta a EEUU.
Setser también estimó que los bonos estadounidenses han representado consistentemente alrededor del 50% de las reservas declaradas de China, por lo que no sería extraño que de esos seis billones, al menos tres estén en activos denominados en dólares. Aunque oficialmente China 'solo tiene' unos 800.000 millones de dólares en activos americanos, la cifra puede ser mucho mayor. Eso es dinamita si China quiere en algún momento 'jugar' con el dólar.
Alicia García-Herrero, economista jefe para la región de Asia y el Pacífico en Natixis, declaraba recientemente que China tomaría en cuenta factores políticos a la hora de reducir sus tenencias de bonos del Tesoro de Estados Unidos en sus reservas de divisas, pero mantendría otros tipos de activos en dólares estadounidenses, como bonos de agencias o deuda corporativa. "Solo quieren demostrar que están vendiendo, pero no reduciendo realmente la exposición a los activos en dólares estadounidenses", señalaba García-Herrero.