- China National Petroleum admite que la demanda tocará techo en meses
- A partir de 2025, China comenzará a consumir menos petróleo
- El peso de la electricidad en el mix aumentará en 1,3 puntos cada año
China es el país del mundo con más coches (se calcula que hay más de 415 millones de automóviles). Además, el 'gigante asiático' es el mayor importador de petróleo del mundo. Con esta descripción no es de extrañar que China se haya convertido en las dos últimas décadas en el gran motor de la demanda de petróleo a nivel mundial, manteniendo el precio del crudo en niveles relativamente elevados, incluso en crisis como la de 2008. Sin embargo, este mismo país que ha dado 'alas' al petróleo va a ser ahora el mismo que se las corte. La electrificación de China ya es una tendencia imparable y está llegando a un punto de inflexión que podría marcar el futuro del precio del petróleo. Pero lo más curioso de todo es que una vez más China se ha adelantado a todas las previsiones. Esta economía sigue presentando unos niveles de prosperidad y de renta per cápita de economía en desarrollo, pero que, sin embargo, presenta algunos rasgos de economía muy desarrollada, lo que la convierte en una 'rara avis'. La demografía es un buen ejemplo, pero el pico de consumo de petróleo no lo es menos. "No hay otro país en desarrollo en una situación igual", aseguran desde S&P Global.
La transformación energética en China, la segunda mayor economía del mundo, continúa redefiniendo el panorama global del petróleo. Según un reciente informe de China National Petroleum (CNPC), la demanda de petróleo del gigante asiático podría alcanzar su punto máximo en 2025, cinco años antes de lo previsto. Este adelanto, impulsado por la transición hacia vehículos de energía renovable y combustibles más limpios como el gas natural licuado, señala un cambio tectónico en la dinámica de consumo energético del país, según publica la agencia Bloomberg.
El informe proyecta que la demanda de petróleo alcanzará los 770 millones de toneladas en 2025, para iniciar después un descenso gradual hasta situarse en 240 millones de toneladas en 2060. Estas cifras contrastan con estimaciones anteriores, que situaban el pico de demanda en 2030. Este cambio en las proyecciones refleja no solo el rápido avance tecnológico y las políticas ambientales, sino también las dificultades económicas que han pesado sobre el mercado del petróleo este año.
La adopción masiva del coche eléctrico
El declive en el consumo de combustibles tradicionales, como el diésel y la gasolina, está siendo acelerado por la adopción masiva de vehículos eléctricos y el uso creciente de gas natural en el transporte de carga. De hecho, la demanda de diésel alcanzó su pico en 2019, mientras que la de gasolina lo hizo el año pasado, según Wu Mouyuan, vicepresidente del Instituto de Investigación Económica y Tecnológica de CNPC.
En un foro reciente, Wang Lining, director de investigación de mercados petroleros del instituto, señaló que la demanda de petróleo en 2024 se mantendrá prácticamente estable en 756 millones de toneladas. Además, predijo que la capacidad de refino en el país alcanzará su punto máximo en 2028, marcando otro hito en la transformación energética de China.
Más allá del petróleo, el informe de CNPC ofrece una visión integral de las futuras tendencias energéticas de China. Se espera que la producción de crudo nacional se mantenga en 200 millones de toneladas anuales (unos 4 millones de barriles diarios) hasta 2035, subrayando la prioridad del país en garantizar su seguridad energética. Por otro lado, la producción de gas natural podría alcanzar los 310.000 millones de metros cúbicos en 2035, antes de disminuir ligeramente hacia 2060.
La electrificación, impulsada por el auge de las energías renovables, será otro pilar fundamental en el cambio energético. Según el informe, la participación de la electricidad en la matriz energética de China aumentará en 1,3 puntos porcentuales cada año, hasta representar el 63% del mix para 2060. Este avance, combinado con la adopción de tecnologías limpias, permitirá que la demanda de energía primaria alcance su punto máximo en 2035, equivalente a 7.000 millones de toneladas de carbón estándar, para luego disminuir a 6.400 millones en 2060.
Este giro hacia un modelo más sostenible tiene profundas implicaciones no solo para China, sino también para el mercado global del crudo. Durante décadas, China ha sido el motor principal del crecimiento de la demanda mundial de petróleo. China importa alrededor de 11,3 millones de barriles de petróleo por día, una cantidad, por ejemplo, que equivale al consumo diario de cinco 'Españas'. Sin embargo, este adelanto en su pico de consumo reconfigura las expectativas y pone en jaque a los exportadores tradicionales de crudo.
La transición también revela un cambio en las prioridades de Pekín. La apuesta por una menor dependencia de los combustibles fósiles, combinada con el desarrollo de tecnologías renovables, posiciona a China como líder en la carrera hacia la sostenibilidad. Sin embargo, este ambicioso plan no está exento de desafíos, entre ellos, garantizar un suministro energético estable y asequible mientras se acelera la transición hacia un futuro más limpio.
"Con una demanda total de petróleo que triplica la de la India, el tercer mayor consumidor de petróleo del mundo, China es el único país en desarrollo importante que probablemente verá cómo la demanda de gasolina y gasóleo/diésel se estanca en la actualidad o en el futuro cercano", asegura Kang Wu, director global de investigación de demanda de petróleo en S&P Global Commodity Insights. "Aunque la demanda de petróleo en casi todos los países desarrollados ha alcanzado su punto máximo, la gran mayoría de los países en desarrollo, excepto China, verán que su demanda de petróleo seguirá creciendo en el futuro previsible. Por lo tanto, China es una fuerza decisiva para determinar si la demanda mundial de petróleo alcanzará su punto máximo y cuándo", agrega Wu.
En un contexto global donde la descarbonización es cada vez más urgente, el liderazgo de China podría marcar el inicio de una nueva era energética. A medida que el país ajusta sus estrategias y redefine sus metas, el mundo estará atento al impacto de este cambio en el equilibrio energético internacional.