Un robot creado para ayudar a los niños autistas a socializar mejor, dejará de funcionar al cerrar el fabricante y deja a loa padres con la terrible tarea de explicarle a sus hijos que su amigo electrónico dejará de funcionar
Cuando se enciende, Moxie extiende sus brazos y suelta un bostezo. Es un robot, así que no necesita activar su flujo sanguíneo ni desperezarse. Pero bostezar y desperezarse es lo que suelen hacer los niños pequeños cuando se les despierta y Moxie es un robot conversacional –con inteligencia artificial– pensado para interactuar con niños de 5 a 10 años, para que les ayude a mejorar sus habilidades sociales y emocionales.
Moxie salió al mercado en 2020 con un precio de 1.500 dólares, aunque progresivamente fue bajando hasta casi la mitad, 800 dólares. Embodied, la empresa fabricante, le fue añadiendo funcionalidades y aseguraba que el robot era perfecto para niños con autismo, lo que probablemente no fue, precisamente, una idea brillante.
Hay vídeos en TikTok de padres y niños llorando, preguntándole a Moxie qué va a pasar ahora
Pero hace unas semanas, Embodied anunció que cerraba debido a problemas financieros. Moxie funciona gracias a un complejo modelo extenso de lenguaje (LLM) localizado en la nube y al que el robot se conectaba mediante internet. Mantener estos modelos es extremadamente caro y la retirada por sorpresa de un inversor que tenía que aportar los fondos para el mantenimiento de Embodied y de Moxie ha sido un golpe que ninguno de los dos han podido superar.
La compañía ha anunciado que, con el final de sus operaciones, Moxie dejará de funcionar en breve, una surte de muerte electrónica.
La gran pregunta es cómo lo vivirán los niños que hasta hace dos días hablan con su amigo electrónico. La perspectiva, a corto plazo, es que sus padres les tendrán que explicar a sus hijos que Moxie se está muriendo o algo así, para lo cual la empresa ha incluido una carta del GRL (Global Robotics Lab) para ayudar a guiar esta conversación de una manera apropiada para la edad de los niños. Hay videos en TikTok de niños y adultos llorando y preguntándole a Moxie qué va a pasar ahora. También ha habido respuestas menos emocionales y algunos padres ha propuesto aumentar las cuotas mensuales de 40 dólares que cada usuarios tenía que pagar, además de comprar el robot. Otros han propuesto que Embodied libere el código y convertir al robot en un proyecto de código abierto. Y los menos, han propuesto des de que los usuarios compraran la compañía hasta que se unieran para buscar inversores y filántropos para evitar la muerte de Moxie.
La preocupación es lógica. En el largo plazo, cabe la posibilidad de que algún desaprensivo logre tomar el control de estos robots y hacerlos funcionar con quién sabe qué intenciones.
Tampoco se sabe el alcance del drama, pues se desconoce cuántas unidades de Moxie logró colocar Embodied. Por un lado, su precio elevado no lo convertía en un dispositivo para todo el mundo. Por el otro, el robot consiguió tener cierta repercusión mediática, y despertó mucho interés en algunos eventos del mundo tecnológico como el CES Las Vegas de este mismo año. Algunas fuentes indican que, en el momento de su lanzamiento, hubo una lista de espera de 10.000 personas que se querían hacer con uno.
El CEO de Embodied es el iraní de origen armenio Paolo Pirjanian, que de niño huyó con su familia de Irán hacia Dinamarca, donde estudió robótica e informática en la Universidad de Aalborg. Más tarde, se trasladó a Estados Unidos, para trabajar en la NASA, y donde Pirjanian colaboró en todo lo referente al envío de robots y rovers a Marte. Posteriormente colaboró con Bill Gates en Evolution Robotics, hasta que dio el salto a iRobot, la empresa que inventó la popular aspiradora Roomba. Finalmente, creó su propia empresa, Embodied, que ahora ha anunciado su cierre.
En una larga carta a los usuarios, Pirjanian ha agradecido todas las iniciativas propuestas por esos padres que quieren evitar tener que pasar por el mal trago de contarles a sus retoños que el robot no se le ha acabado la batería, sino que no va a volver a funcionar nunca más. También les ha advertido de que no hay ninguna posibilidad de que obtengan un reembolso, simplemente porque están con las cuentas a cero. Y lo que es peor, aquellos que lo compraron a plazos, tendrán que seguir pagando las cuotas mientras ven como Moxie, convertido en un montón de chatarra azul, acumula polvo.
En última instancia, parece que ante la burbuja de la IA, lo que realmente fue una pésima idea es establecer relaciones desacertadas con una IA.