Foto de archivo de estudiantes frente al Parlamento en Nicosia. (EFE)
EEUU presionó para que Chipre detuviera ciertas prácticas comerciales que se consideraban poco transparentes o que facilitaban la influencia extranjera, en este caso, la rusa
La idiosincrasia de Chipre han convertido — y transformado a la isla — en un enclave estratégico a todos los niveles. Su cercanía geográfica con las costas libanesas y turcas y su carácter insular ha propiciado que el país se haya convertido en un puente clave entre Europa y Asia. Es precisamente esta peculiaridad, entre otras con las que cuenta la isla, la que ha contribuido al despertar de los intereses económicos, políticos y militares de diferentes países durante décadas, incluso siglos.
Este dinamismo multicultural se hace más que evidente en las calles de Limassol, el epicentro financiero del país. En esta ciudad costera, los acentos de distintas nacionalidades se mezclan entre los transeúntes que recorren sus empedradas avenidas, rodeadas de modernos edificios empresariales que intentan integrarse con la tradición arquitectónica de la ciudad. En medio de esta diversidad, sin embargo, un acento predomina entre todos: el ruso.
Desde la independencia de Chipre como colonia británica en el año 1960, Moscú identificó el potencial estratégico de la isla y decidió consolidarla como uno de sus principales aliados en Europa durante décadas. En el año 2021, un año antes de la invasión Rusa sobre Ucrania, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, declaraba públicamente que lo que unía a Moscú y Nicosia era el "respaldo de los esfuerzos del pueblo chipriota por defender su independencia a finales de los años cincuenta del siglo pasado (...) en agosto de 1960 Rusia fue uno de los primeros en reconocer la independencia de Chipre e inauguró allí su misión diplomática", recordó.
A este caldo de cultivo se le suma que Chipre cuenta con un sistema financiero que facilitaba la creación — y el éxodo — de empresas rusas, y de otras corporaciones extranjeras, que tenían como objetivo afincarse en la isla. Su actual sistema financiero, que cuenta con una de las tasas de impuesto corporativo más bajas en la Unión Europea con un 12,5%, conseguía incrementar todavía más su atractivo. Y lo hace también ahora, después de que el gobierno de Chipre haya implementado una visa para "nómadas digitales", que permite a extranjeros residir en la isla mientras realizan trabajos remotos a través de Internet, ya sea para sus empleadores o como autónomos para clientes ubicados fuera de Chipre.
"Chipre fue uno de los pocos países que tenía un tratado de doble imposición (que evita que las empresas paguen impuestos tanto en Rusia como en Chipre) relativamente positivo con la Unión Soviética y luego con la Federación Rusa", explica el investigador del Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge y de la Universidad Europea de Chipre, Alexander Apostolides, a El Confidencial. "Desde la creación de la Federación Rusa en los 90 y la creación de esa clase de oligarcas, muchos de los cuales buscaban proteger sus activos, obtenidos legal o ilegalmente, utilizaban este tratado de doble imposición. Así, Chipre se convirtió en uno de los pocos países en Europa en tener un tratado fiscal favorable".
'Limassolgrad' como símbolo
La religión ortodoxa de la comunidad griega en Chipre, además de otras conexiones culturales y lingüísticas, hizo que en la década de los 90 la influencia rusa creciera hasta ser, en palabras de Apostolides, "desproporcionada. Era tangible. Se podían ver iglesias construidas al estilo ruso hasta en Limassol, que llegó a conocerse como 'Limassolgrad'. En ese momento, poseían partes sustanciales de los bancos chipriotas y, no nos engañemos a nosotros mismos, el embajador de Rusia era un punto importante, podía imponer su presencia aquí".
Todo esto llega a un gran punto álgido con el colapso del sistema bancario de Chipre en 2013, año en el que la UE decretó un corralito parcial a la isla con el objetivo de que el país no decretase la bancarrota. En ese año se estimaba que el dinero que los inversionistas rusos mantenían en las cuentas bancarias chipriotas ascendía hasta alcanzar los casi 20.000 millones de dólares. La principal razón que se dio públicamente por parte de la Comisión Europea para no rescatar los bancos — y solo al gobierno y a las cooperativas — fue que no querían rescatar dinero ruso que se presumía sucio.
"Los dos bancos más grandes cerraron y 100.000 personas perdieron total o parcialmente su dinero. Pero la forma en que lo perdieron fue que hicieron a los depositantes accionistas. De repente, se le pidió a Chipre reducir, probablemente con razón, la influencia rusa. Pero al mismo tiempo, hicimos que los bancos más grandes de Chipre fueran propiedad de los rusos que tenían sus depósitos allí", explica el economista.
Durante ese período, EEUU presionó para que Chipre detuviera ciertas prácticas comerciales que se consideraban poco transparentes o que facilitaban la influencia extranjera, en este caso, la rusa. Sin embargo, esto implícitamente hacía que el país perdiese el dinero de uno de sus mayores inversores, algo que Chipre no se podía permitir. Por ello, para recaudar dinero y seguir atrayendo inversiones, Chipre inició un plan de "venta de pasaportes" que permitía a extranjeros adinerados, incluidos rusos, obtener la ciudadanía a cambio de inversiones. Una puerta "mágica" que servía de pasarela para que los oligarcas rusos se afincasen en la isla, incluso aquellos que habían sido sancionados por Occidente en algún momento. Años después, en el 2020, la venta de pasaportes se transformó en un escándalo recogido en los "Papeles de Chipre" y que llevó al Gobierno grecochipriota, aunque con retraso, a cerrar la venta de pasaportes tras la presión internacional.
Después de este cese de ventas, el Gobierno de Chipre implementó medidas más estrictas para asegurarse de que las empresas en el país tuvieran una presencia real, no solo en papel. Esto llevó a una "limpieza" empresarial: algunas compañías se fueron, mientras que otras se adaptaron para establecer una presencia física legítima. Otras intentaron aparentar estar allí sin realmente cumplir con los requisitos. En este mismo periodo, Rusia canceló unilateralmente el tratado de doble imposición, lo que supuso otro golpe económico para el país.
Sin embargo, este no sería el único. En febrero del año 2021, la invasión de Rusia sobre Ucrania propició su aislamiento por parte de los países miembros de la UE, lo que incluye necesariamente a Chipre. El régimen de sanciones aprobado por Bruselas fue una muestra del "castigo" que se le aplicaba a Moscú por parte de Occidente como consecuencia de la guerra. Una de las consecuencias de este conflicto en la economía chipriota fue el cierre del segundo banco más grande de Chipre, el RCB (Banco Comercial Ruso), subsidiaria de la rusa VTB.
"Chipre fue uno de los países donde tuvo un impacto real e inmediato en la aplicación de las sanciones, y lo hizo. Y asumió el costo y la carga. Incluso hoy Alemania compra gas natural de Rusia. Chipre en este momento podría hacer un mejor trabajo con las sanciones y están tratando de establecer una oficina de sanciones. Va más lento de lo que me gustaría, pero están recibiendo apoyo tanto de EEUU como de Reino Unido para establecer esta oficina", afirma Apostolides. "Esto llevó a un aumento en la presencia de rusos residentes en la isla, creando una situación complicada: la influencia institucional rusa estaba disminuyendo, pero la presencia de personas rusas estaba creciendo".
El país "está recibiendo un gran influjo de empresas rusas e individuos rusos que podrían no estar relacionados, que vienen aquí precisamente para salir de Rusia. Así que, es un equilibrio, y el equilibrio no es fácil", señala.
Una paz dependiente
La política y la economía suelen ser los contrapesos que marcan las relaciones diplomáticas entre los Estados, y con ellos, los intereses. Chipre quiso — o se vio obligado — a despedirse de Rusia en un momento en el que el país albergaba uno de los mayores tesoros de los oligarcas en sus arcas, pero también de frenar una relación diplomática vital para el actual conflicto que atraviesa el país.
A día de hoy esta ciudad es la única capital de un país miembro de la Unión Europea que se encuentra dividida a través de un muro que se extiende a lo largo de 180 kilómetros, como consecuencia de la invasión militar turca. Fue en 1983, hace más de 50 años, cuando Turquía proclamó de forma unilateral la República Turca del Norte de Chipre, con Nicosia del Norte como capital. El hecho de que solo Turquía haya reconocido esta parte han propiciado que esta zona sea, además, un escenario de vacío legal donde los casinos de propietarios rusos se cuentan por decenas. Desde ese año este conflicto se ha mantenido enquistado, aumentando la herida de la comunidad grecochipriota que observa, desvalida, como la mitad del país sigue en manos de un país ocupante.
"Necesita la aprobación anual del Consejo de Seguridad y esta es una verdad incómoda que no creo que otro país en Europa tenga"
"Es importante destacar algo que a menudo se pasa por alto en Europa sobre la relación entre Rusia y Chipre: aproximadamente el 40% del territorio chipriota está ocupado por el ejército turco, y desde 1963 ha habido una fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en la isla", recuerda Apostolides. Esta fuerza, conocida como la UNDP (Fuerza de las Naciones Unidas para Chipre), "necesita la aprobación anual del Consejo de Seguridad de la ONU para continuar operando y esta es una verdad incómoda que no creo que otro país en Europa tenga. Rusia en cualquier momento puede vetar esta fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas y es una prioridad para el gobierno de Chipre siempre mantener esta fuerza aquí", afirma.
Si algo ha demostrado Chipre a lo largo de los últimos años es su resiliencia. No solo es capaz de hacer frente a una situación política que continúa dividiendo la isla en dos — sin atisbos de un plan de reunificación de la isla a corto y medio plazo — sino por salir adelante de una crisis financiera que puso al país al borde de la bancarrota. Timur Turlov, empresario kazajo nacido en Rusia y fundador, Director General y accionista mayoritario de Freedom Holding Corp — una empresa que proporciona acceso a 15 bolsas de valores mundiales a clientes de todos los países de la UE y el Espacio Económico Europeo — conoce esta situación de primera mano. Posiblemente, sea también una de esas figuras que trata de equilibrar la balanza de la economía chipriota, dejando atrás tanto el pasado oscuro de la isla como sus raíces.
Desde la sede de Freedom24, ubicada en Limassol, Turlov lo tiene claro. "Chipre definitivamente no tienen fuertes lazos con Rusia. El país tiene una jurisdicción poco amistosa en términos de regulaciones rusas y Chipre está totalmente comprometido con todas las sanciones contra Rusia", afirma. "Ni siquiera hay vuelos directos. Hay muchas complicaciones con los visados", asegura.
A pesar de estas dificultades, la llegada de rusos a Europa es algo que también preocupa al resto de los países miembros de la Unión Europea, que, a lo largo de estos últimos cuatro años han visto como la concesión de visados a ciudadanos rusos ha estado relacionada con el aumento de casos de sabotaje y espionaje en suelo comunitario. La principal responsable de migración europea, Ylva Johansson, advirtió hace apenas unos días que la concesión de visados para Rusia podría necesitar ser "un poco más estrictas".
En 2023, los países de la zona Schengen, que facilita los viajes sin fronteras dentro de Europa, otorgaron 448.890 visados a ciudadanos rusos. Aunque esto supone una disminución considerable tras la invasión a gran escala de Ucrania, Johansson destacó que "sigue siendo un número significativo, lo cual me preocupa".
"El camino correcto"
La situación económica de la isla, sumado a que ofrece uno de los impuestos más bajos de la Unión, ha sido clave para atraer a nuevos inversores. "Antes de 2014, realmente había mucho dinero ruso. Y luego, cuando congelaron la mayor parte, hubo recortes significativos para ese dinero. Así que, en realidad, esta jurisdicción perdió su atractivo para la mayoría de los inversores rusos", explica. Para este empresario, cuya fortuna escaló hacia lo 3.3 mil millones de dólares según publicó la revista Forbes, Chipre supo diversificar su econonmía para cuando comenzó la guerra en Ucrania y el régimen de sanciones, por lo que, en su opinión "Chipre no sufrió mucho por eso", señala.
"Ahora es más fácil venir de Siria que desde Rusia a Chipre"
"Chipre ya no es un país de banqueros. Es un país de desarrolladores, de algunas fintechs. El sector de IT ha conseguido hacerse mucho más grande pero la mayoría de ellos son personas que han vivido aquí durante mucho tiempo", afirma. "Ni siquiera se mudaron en los últimos años, porque no fue tan fácil mudarse aquí desde Rusia. Creo que ahora es más fácil venir de Siria que desde Rusia a Chipre. Así que, Chipre enfrenta una gran crisis migratoria, pero definitivamente no es por Rusia".
Sin embargo, borrar las huellas de un pasado que ha lastrado al país durante años no es algo que se pueda ejecutar de un día para otro. Aun así Turlov se muestra optimista y piensa que Chipre se encamina hacia la dirección adecuada. "La mejor manera de superar algunos problemas de reputación es seguir haciendo las cosas correctas durante un largo período de tiempo. No conozco un enfoque mejor que ese. Y creo que Chipre lo ha hecho bien", añade. "Su diversificación de nuevos negocios y de nuevas inversiones ha ayudado a crear un presupuesto bien desarrollado y un presupuesto rentable, lo cual es bastante único para la Unión Europea en este momento".