- Los precios de la energía están en máximos de la guerra de Ucrania
- El ministro de energía noruego: "Es una situación absolutamente de mierda"
- La 'calma oscura' ha provocado un desplome de la producción energética del continente
Los negocios son los negocios. Cuando estalló la invasión de Rusia a Ucrania y la Unión Europea implementó las duras sanciones al crudo ruso, Noruega irrumpió con grandilocuentes frases, asegurando que estaba ahí para salvar a Europa de una crisis energética, poniendo a disposición de la UE su petróleo y gas. Una bonita historia que era un tanto exagerada, puesto que el petróleo y gas de Noruega es insuficiente para cubrir la demanda europea. Hoy, Noruega está haciendo lo opuesto. Ante la subida de precios de la electricidad a nivel doméstico, el país nórdico se ha 'desconectado' del continente para guardar su energía y reducir el precio de la factura eléctrica de sus ciudadanos.
A principios del año 2023, el Gobierno de Noruega concedió varias licencias para explorar nuevos bloques en los que podía haber petróleo con la 'excusa' de que dada la coyuntura geopolítica del momento, esas licencias eran vitales "para el país y para Europa". Hoy, Noruega está optando por priorizar su abastecimiento energético y mantener los precios a raya dejando 'colgado' al continente.
Los dos partidos del gobierno de Noruega quieren eliminar una interconexión eléctrica con Dinamarca, mientras que el socio minoritario de la coalición también pide renegociar los enlaces eléctricos existentes con el Reino Unido y Alemania, en un momento en que los precios desorbitados de la electricidad están causando alarma en el próspero país nórdico. Según el Financial Times, la falta de viento en Alemania y el Mar del Norte provocará que los precios de la electricidad en el sur de Noruega alcancen este jueves las 13,16 coronas noruegas (1,18 dólares) por kilovatio hora, su nivel más alto desde 2009 y casi 20 veces su valor de la semana pasada.
"Es una situación absolutamente de mierda", declaró el ministro de Energía noruego, Terje Aasland, quien se enfrenta una creciente presión política. El gobernante Partido Laborista de centro-izquierda ha anunciado que en las elecciones parlamentarias de septiembre del próximo año propondrá desconectar las interconexiones con Dinamarca cuando se renueven en 2026. Por su parte, el Partido del Centro, socio menor en la coalición, no solo exige el fin del enlace con Dinamarca, sino también renegociar los acuerdos existentes con el Reino Unido y Alemania. Los críticos culpan a estas conexiones de los altos precios de la electricidad, argumentando que Noruega debería exportar su abundante energía hidroeléctrica solo después de garantizar precios bajos en el mercado interno, como había sido la norma durante décadas.
Este tema ha generado preocupación en la Unión Europea, ya que el bloque cuenta con la electricidad producida por las presas y caídas de agua de Noruega para equilibrar los precios energéticos en el continente. "Es un momento crítico para las relaciones entre la UE y Noruega. Reducir las conexiones eléctricas con Europa no será bien recibido", afirmó un embajador de la UE en Oslo citado por el Financial Times. Desde Bruselas insisten en que el mercado eléctrico europeo debe ser integrado, recordando que Noruega también importa electricidad a través de las interconexiones cuando la necesita.
Sin embargo, las recientes subidas de precios, especialmente en invierno, han convertido este tema en uno de los ejes centrales del debate político en Noruega. Se espera que el gobierno actual pierda las elecciones, con el Partido del Progreso de derecha liderando las encuestas y defendiendo la desconexión con Dinamarca y la reforma de los acuerdos con el Reino Unido y Alemania para evitar lo que llaman la "infección de precios" procedente del continente.
La calma oscura llega a Oslo
Noruega ha sido uno de los mayores afectados (indirectamente) por un fenómeno que se ha cebado sobre el norte y centro de Europa, aunque ha desatado grandes problemas en todo el continente. El Dunkelflaute o calma oscura, es un evento que ocurre en algunos inviernos en los que el viento se detiene por completo y hay escasa luz solar, por lo que se desploma la producción eólica y fotovoltaica. Ante la falta de esta energía y una demanda mayor por las temperaturas más bajas de los últimos tres años, los mercados eléctricos de todo el continente están teniendo que 'quemar' gas y disparar sus importaciones, lo que encarece con creces el proceso. Esto ha llevado a que Noruega tenga que enviar buena parte de su producción hidráulica y gas fuera de sus fronteras, acabando con el exceso de oferta y elevando los precios en un momento clave, el invierno.
El fenómeno conocido como la "penumbra anticiclónica" en términos meteorológicos, se ha saldado ya con un megavatio hora disparándose hasta los 1.000 euros en Alemania y, en España, subiendo a los 143 euros frente a los 68 euros de octubre. En Noruega pese a que el gas fluye de sus entrañas siendo uno de los mayores productores del mundo con 112,000 millones de metro cúbicos al año, la realidad es que la demanda disparada de sus vecinos y la caída de la generación renovable en su suelo ha disparado en un 143% los precios hasta los 50,33 megavatios hora respecto al año pasado y marcando una diferencia clave respecto a los 26 euros en los que cotizaba al cierre de octubre.
"Son los precios más altos que hemos visto nunca en el sur de Noruega"
En cualquier caso, esta no es una tendencia total en el país pues, gracias a su enorme longitud, llegando sus diferentes regiones viven grandes desviaciones en los precios. La mayor parte de los altos precios se concentran en el sur mientras que la parte más occidental y el norte viven aún con precios más baratos ya que es donde más se benefician de la enorme producción hidroeléctrica que supone el 43% de todo su suministro energético, por encima del crudo y el gas. En cualquier caso prácticamente toda la población vive en el sur, pues solo la ciudad de Oslo y su provincia alberga al 40% de la población del país. En las regiones previamente mecionadas apenas vive una fracción muy pequeña dadas las condiciones meteorológicas extremas.
Para ellos este impacto, aunque esté lejos de lo que se vive en Berlín supone un verdadero shock. Desde Volue Insights comentan que "estos precios son más altos que durante la crisis de Ucrania. Son los más altos que hemos visto nunca en el sur de Noruega". Esto es clave para Europa porque Noruega está plenamente integrada en el sistema energético del continente y abastece a toda la red gracias, no al gas, sino a su enorme producción hidroeléctrica.
Noruega, el pilar energético de Europa
Para entender su peso, Noruega fue el líder absoluto de toda Europa en generación de energía hidroeléctrica con 137 teravatios hora. Toda Europa en su conjunto apenas produjo 637 teravatios hora por esta fuente. Pero es que, además, sus vecinos como Dinamarca o Alemania se han encomendado al viento que se ha desplomado. Desde Copenhague el 40% de su producción fue eólica. En Alemania es el 20% y en los Países Bajos el 15%. En resumen, "el sistema eléctrico en Europa ha tenido que poner en marcha todas las fuentes de producción posibles y accesibles para satisfacer la demanda", sentencia Volue.
Esto ha llevado a que la crisis Europea que, parece, durará hasta febrero, se traslade a los precios del país nórdico, algo que ha generado un tremendo malestar en el país que no entiende cómo a pesar de su riqueza en gas y su previsión con la hidráulica, se ven arrastrados a esta situación. Desde el punto de vista de la UE el impacto sería mayúsculo pues Noruega representa el 30% de todas las importaciones de gas del continente. Respecto a combustibles fósiles en general, Oslo es el responsable del 12% de todo el suministro.
Del gas que entra por gasoducto es el rey indiscutible con un 50% del suministro europeo, siendo un elemento clave especialmente ahora que el último envío a través de la infraestructura rusa (que pasa actualmente con Ucrania) se cortará el 1 de enero. Desde la propia Comisión Europea comentaban en su último informe sobre Noruega que es un "socio energético clave".
En cualquier caso, el problema debería ir en descenso los próximos días a medida que la energía eólica tenga algo más actividad. Se espera que este mismo fin de semana los aerogeneradores incrementen su producción eso sí, muy lejos de la producción fuera de épocas ligas a la 'calma oscura'. En cualquier caso el país se acerca a un conflicto electoral en el que los precios de la electricidad y un modelo tan dependiente de Europa es uno de los puntos más candentes. El Partido Laborista pide abiertamente no renovar los 'cables que van hacia Dinamarca' mientras que otros partidos discuten renegociar términos. Todos coinciden en que la situación no puede seguir igual y el futuro del sistema energético se jugará el 8 de septiembre con estos comicios o incluso antes si es que el Gobierno decide tomar medidas en territorio electoral para calmar a los votantes.