domingo, 3 de abril de 2011

Reportaje - Competitividad: algo que no nos han explicado y hay que conocer

Ayer hablaba de las múltiples patas que tiene la mesa de la competitividad (ver entrada en blog del 31/03/2011 ¿ Por qué estamos donde estamos? ) , anteayer de “en dónde estamos” en una de esas patas que se llama productividad. Mi intención no es otra que enfocar el problema español para sobrevivir en esta “Guerra Mundial” económica que vivimos, esa que está enfrentando a las naciones para captar recursos permanentes de todo tipo (energéticos, humanos, empresariales, de capital…) en un mundo de volatilidad. En esta guerra vamos muy rezagados y es debido a múltiples factores, pero de todos ellos de quien más se habla es del trabajador y es al que se amenaza con ser el perdedor absoluto. Hay mucho más, porque la competitividad es mucho más, y porque en algunos de los factores estamos enormemente retrasados como en educación e innovación. Pero claro, obviamente resulta mucho más sencillo culpabilizar a la reiterada baja productividad que realizar las reformas realmente profundas que hay que llevar a cabo en este país. Todo lo que no se haga se acabará repercutiendo a los salarios, porque es lo fácil, porque es cómo funcionan las cosas, así que sí alguna vez llega a la conclusión de que en España se cobra poco aquí tiene la respuesta.
No podemos echar balones fuera como ciudadanos, porque si esto es así es precisamente por nuestra culpa, en algunos casos por dejar al “hacedor” sin supervisión, en otras por aceptar una moral corrupta propia de países subdesarrollados y en algunos casos simplemente porque no sabemos qué debemos reclamar. Así es como se llevan a cabo monumentos al dispendio como la Cidade da Cultura de Galicia, muy bonita, pero a la que no se le conoce uso ni beneficio (comento esto para demostrar que también puedo ser crítico con mi tierra aún mirándola normalmente con los mejores ojos en otros artículos) en lugar de invertir en algo productivo. Y es que, o bien quien ejecuta o bien quien reclama, no es consciente de la importancia que tiene la competitividad en estos momentos tan decisivos que vivimos para un país como el nuestro, y de ahí el camino equivocado que hemos seguido en el uso del dinero del que hemos dispuesto. 
Mi artículo de hoy va encaminado exclusivamente a explicar porque este concepto llamado competitividad es imprescindible y por qué cualquier persona que quiera el bien de este país debe perseguirlo, desde políticos, a empresarios, trabajadores, estudiantes o pensionistas, todos los que queramos ver el suelo que pisamos mejorar. 
¿Qué es la competitividad? Ayer decía de forma coloquial que es “eso” que hace que las empresas escojan nuestro país para instalarse, entiendo que dicha definición es una forma fácil de ponerse en el lugar de quien decide y poder juzgar qué cosas ayudan en dicho objetivo y cuáles no. Podríamos extrapolar e incluso pensar en un futuro emprendedor, entonces sería “eso” que consigue que el proyecto se lleve a cabo en vez de que se quede por el camino. Al final el objetivo es que, tras un clima propicio, surjan unas empresas lo suficientemente buenas como para vender sus productos o servicios fuera, que gracias a la competitividad y a su buen hacer puedan rivalizar de forma satisfactoria con el exterior. Todo hablando, claro está, de la acepción “soberana” del término que tratamos.
 Dicho así puede parecer el típico “rollo de mitin”, pero no lo es, de hecho es quizá uno de los conceptos más importantes que pueda aprender a lo largo de su vida. Y a continuación verán el motivo. 
Como decía el objetivo de la competitividad nacional es vender un mayor valor de productos y servicios a otros países, si se es realmente competitivo se venderá más de lo comprado, es decir, obtendremos superávit comercial y de servicios, bien ambos a la vez o bien uno compensando al otro. Estas dos balanzas junto a rentas y trasferencias forman la “cuenta corriente”, magnitud absolutamente determinante. ¿Por qué es tan importante? Porque indica lo que gastamos (o ganamos, pero como hablamos de nuestro país…) por encima de lo que podríamos según nuestra competitividad. Como podrán ver en la siguiente gráfica España gastó 88.313 millones por encima de lo que se podría permitir en 2006, 105.266 millones en 2007, etcétera. Datos del Banco de España. 


Remarcaba especialmente a los bienes y servicios porque como podemos ver son los valores más importantes en la ecuación, pero es que además no se entendería un superávit en rentas (intereses o dividendos de capital principalmente) a largo plazo si la nación va empobreciéndose paulatinamente, porque ¿qué invertiríamos? No digo que no pueda darse el caso, pero centrémonos en lo habitual.  
Así vemos como la competitividad, y por tanto vender nuestros bienes y servicios en el exterior, es determinante para tener unas cifras saneadas y por tanto ser un país rico, disfrutar de un buen nivel de vida y ese tipo de cosas que, supongo, todos buscamos. La relación que deben dibujar en sus mentes por tanto es que competitividad = riqueza, no competitividad = pobreza. 
Y eso es así porque pidiendo y pidiendo al exterior la deuda va aumentando y aumentando paulatinamente. Estas cifras de la cuenta corriente, que a priori pueden parecer muy etéreas y que mientras crecíamos y mostrábamos escandalosos déficits decían que no importaban porque “ya estábamos en Europa”, en realidad acaban determinando que países triunfan y cuales fracasan. Todos los países tienen deudas, nuestro sistema es así, pero a algunos países les deben más de lo que deben –son acreedores netos– y otros deben más de les deben –deudores netos–
No es lo mismo deber que ser acreedor, eso todo el mundo lo entiende, por la contra nos hemos empobrecido paulatinamente y nadie nos ha dicho lo que pasaba, todo por culpa de la competitividad, ese concepto que no se explica en las escuelas y es fundamental para el devenir de un país. Todo por culpa de que ni los que ejecutaban ni los que revisábamos a los que ejecutaban hemos sabido que se construyera un camino próspero, por eso es importante que como ciudadanos aprendamos la lección y ahora sí reclamemos las reformas necesarias para ser un país rico en el futuro. Camino amargo, pero necesario y con bonito final si se hace bien. 
Esto pueden parecer también palabras etéreas, pero nada mejor que ver los datos y comprobar por uno mismo los efectos de lo hablado. Lo anterior se cristaliza en la siguiente gráfica que representa la posición financiera internacional de España, esto es, activos menos pasivos con el exterior más reservas del Banco de España. 


Vemos que el saldo en contra ha llegado a tocar el billón de euros a finales de 2009 si no tenemos en cuenta al Banco de España. Actualmente, en el tercer trimestre de 2010 últimos datos, tenemos una posición negativa de 967 mil millones o de 987 mil millones sin el BDE. Es decir, debemos aproximadamente un 90% de nuestro PIB a señores que no son de nuestro país, lo que es una cifra sin parangón en Europa salvo que hablemos de Portugal, Irlanda y Grecia. Por eso somos un país pobre aunque vistamos ropa bonita, o aunque hagamos cosas “muy lindas” con el dinero público que no producen nada, y por eso hay que cambiar ya. Espero que el concepto de competitividad quede bien aprendido porque pronto van a venir a "pasarnos la lección", y en la vida real los suspensos o aprobados deciden nuestra calidad de vida. Ustedes dirán.
Por Kike Vázquez from Cotizalia.com 30/03/2011

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