viernes, 8 de julio de 2011

Glencore, el mayor secreto sale a bolsa


Foto por EFE from ABC.es

Es la mayor compañía de compraventa y producción de materias primas y alimentos del mundo. La opacidad es su política, y es considerada una de las empresas menos éticas.
Imaginen un país invisible, que no sale en los mapas, y que controla el 50% del mercado mundial de cobre. Que cuenta con un PIB de 145.000 millones de dólares, cercano al de Marruecos, por el que pasa el 10% del trigo global y casi el 25% de la cebada, el girasol y la colza de todo el mundo. Un ente sin fronteras que influye de forma notable sobre el precio de las materias primas y que aún así vive en el limbo de lo desconocido para la gran mayoría de la opinión pública. Ese país existe: se llama Glencore, y como tituló Reuters un reportaje sobre la empresa, se trata de «la gran compañía de la cual jamás ha oído hablar».
A imitación de la confidencialidad de los bancos helvéticos, la compañía se ha caracterizado desde su nacimiento por el hermetismo y la escasa aparición en los medios. Esta falta de publicidad no repercute en sus beneficios. Radicada en el paraíso fiscal de Zug (Suiza), Glencore tiene el honor de ser la mayor compañía de compraventa y producción de materias primas y alimentos del mundo. Sin embargo la empresa ha copado en las últimas semanas más titulares de lo habitual. Hace un mes el enorme tamaño de la empresa hizo tambalear el parqué londinense: la compañía protagonizó la mayor salida de la historia de la Bolsa de Londres al colocar un 20% de sus títulos en los mercados. Entonces comenzaron a desvelarse algunos de los detalles de una compañía infranqueable, empezando por sus dueños. El español Daniel Maté, desconocido poseedor de un 6% de las acciones de la compañía, se convertía en la cuarta mayor fortuna patria según «Forbes», con 2.500 millones de euros.
Muchos albergaron la esperanza de que la salida a Bolsa de la empresa conllevara un aumento de la transparencia sobre algunas de sus operaciones. Junto a su inmenso patrimonio, Glencore presume de contar con una variada lista de causas pendientes en todo el mundo, lo que le hizo merecedora en 2008 del «Public Eye Award», galardón que condecora a las empresas «con un comportamiento ecológico y social más nefasto». Después de que en agosto de 2010 Rusia cerrase sus exportaciones de grano, «Financial Times» publicó en abril de este año que Glencore había urgido públicamente al Gobierno ruso a que tomase dicha medida tras diversos movimientos de la compañía en el mercado que apostaban por un alza de los precios de los cereales. John Meyer, analista de materias primas de Fairfax, reconoce en declaraciones a Empresa que Glencore «siempre se ha caracterizado por conseguir negocios de alto riesgo, donde otros son incapaces de entrar».
Esta cualidad también ha entrañado consecuencias negativas para la empresa. Según Reuters, la filial colombiana de Glencore, Prodeco, fue multada con 700.000 dólares en 2009 por violaciones medioambientales. No han sido las únicas penalizaciones que ha recibido la empresa. Hace cuatro semanas, las acusaciones de evasión fiscal y contaminación del Gobierno de Zambia hacia las operaciones de Glencore en el país, motivaron la congelación de nuevos créditos para la compañía por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI), institución de crédito de la Unión Europea.
Almira Cemmell, activista de la ONG internacional Global Witness, resalta el hecho de que Glencore cotice en dos índices bursátiles, el de Londres y el de Hong Kong. Debido a las exigencias del Hong Kong Stock Exchange, Glencore deberá publicar todos los movimientos de capital entre Gobiernos extranjeros y la compañía, «lo que permitirá a los contribuyentes ver cuánto dinero reciben sus Gobiernos de Glencore, además de verificar que el dinero no se desvía a otras causas». Según Cemmell, «este aumento de transparencia en un sector tan turbio como el de las materias primas es una gran noticia, pero aún así debemos asegurarnos de que Glencore cumple estas condiciones». John Meyer, sin embargo, no cree que la empresa vaya a cambiar su política de transparencia con su début en el parqué.
En una época en la que el exsecretario de Defensa británico John Reid ya han alertado del riesgo de «guerras por los recursos», conseguir aumentar el control sobre aquellos que los controlan es todo un desafío. La semana pasada el G-20 acordó medidas para aumentar la transparencia de los países en los mercados de las materias primas. No así para las compañías agroalimentarias. Y a pesar de su tamaño, Glencore no es un país: es una empresa.

Por javier tahiri  from ABC.es  06/07/2011