El "Pac-Man", un videojuego que atrapó a generaciones.
Hace dos semanas, el creador del inmensamente popular juego para smartphones Flappy Bird lo retiró de las tiendas de aplicaciones de Apple y Android porque, según señaló, era "demasiado adictivo".
Cualquiera que alguna vez se haya pasado una parada del metro mientras jugaba Candy Crush Saga o dejado que la cena se le quemara mientras trataba de jugar otra ronda de Tetris probablemente se identifique con esas palabras. Estos juegos pueden resultar casi imposibles de dejar de lado.
¿Qué los vuelve tan irresistibles? Esto ha sido objeto de una gran cantidad de análisis y de investigaciones tanto por parte de los propios fabricantes de juegos como de los académicos. Aunque las teorías abundan, la mayoría coincide en que cada vez que uno elimina una línea de puntos o derriba un campamento porcino, el cerebro libera una ligera dosis de dopamina, una oleada de placer suficiente como para hacer que uno desee volver a hacerlo. A continuación, presentamos cuatro características imposibles de resistir y que, según los expertos su cerebro está programado para querer más de ello.
Una cara nos vuelve locos
Dele expresiones faciales a una zanahoria y verá cómo pasan cosas extrañas. "Cuando algo tiene una cara, resulta mucho más difícil darse por vencidos, o deshacerse de ello. Estamos profundamente programados para eso", dice Karen Collins, profesora del Instituto de Juegos de la Universidad de Waterloo en Ontario, Canadá. "Sabemos por lógica que estas cosas no son reales, pero de todos modos hay una conexión emocional. En Farm Heroes, algo en nuestro cerebro nos dice: 'No podemos abandonar a estos pequeños vegetales'".
Las voces graciosas también funcionan. Pensemos en el "whee!" que las Angry Birds hacen cuando son lanzadas con una honda. "No creo que 'Angry Birds' hubiese tenido tanto éxito si no fuera tan antropomorfo", señala Charles Mauro, un ingeniero de factores humanos que ha escrito bastante acerca de los juegos para los teléfonos inteligentes. La antropomorfización "crea un segundo nivel de interés por parte del usuario, probablemente a nivel preconsciente", afirma Mauro.
La búsqueda de patrones es divertida
Encontrar un bloque de formas del mismo tono agrupadas en un campo aleatorio de elementos de color, ya fueren los círculos de puntos color pastel o las brillantes piedras preciosas de Bejeweled, es el equivalente moderno de la detección de un puñado de frutas oculto en un arbusto. Según Mauro, los seres humanos han evolucionado para procesar patrones en un entorno antes de fijarse en los detalles específicos, y estos juegos aprovechan eso. Judy Willis, neuróloga especializada en la neurociencia del aprendizaje, dijo que derivamos placer no sólo de la búsqueda de patrones, sino de ver la posibilidad de encontrar patrones.
En Candy Crush Saga, por ejemplo, dos golosinas de color rosa juntas no forman un patrón, pero están lo suficientemente cerca que se puede predecir (o esperar) la presencia de una tercera, en un espacio adyacente. Si uno está allí, el resultado es el placer. "La búsqueda de patrones gira en torno de hacer buenas predicciones", dice Willis. "El videojuego que va ser jugado más repetidamente es el que ofrece más oportunidades de hacer predicciones y obtener una respuesta inmediata".
Nos encanta perfeccionar habilidades
Si un juego es demasiado fácil, se pierde el interés rápidamente. Si es demasiado difícil, se puede dar por vencido antes de tiempo. Los juegos más atractivos permiten mejorar a cada paso, satisfaciendo el deseo profundo que todos tenemos de perfeccionar en una habilidad. Tomemos el caso de Angry Birds. Cuando lanzamos un pájaro al aire, este deja un rastro de puntos en su camino, un marcador que se puede utilizar para afinar la puntería en el siguiente turno. Según Mauro, ese sendero es esencial para el éxito del juego. "Esto le permite decir: 'Quiero probar otra vez, porque he aprendido algo de la prueba anterior'".
Ese punto entre lo no demasiado difícil y lo no demasiado fácil es lo que Willis llama "reto alcanzable". Aunque nos gusta pensar que la autodeterminación es lo que nos impulsa a tratar de superarnos, hay algo más allí, según Willis: conquistar en un desafío, no importa cuán pequeño, dispara un aumento de la dopamina.
Nos gusta explorar mundos digitales que imitan el real
Usted entiende de física desde la primera vez que empujó al suelo el desayuno desde su sillita de bebé. Y llega a cada juego digital con esa comprensión básica del mundo en mente. "Es mucho más fácil para las personas conectarse con un software cuando lo sienten como algo cercano al mundo real que al digital", indica Asher Vollmer, creador del juego Threes!. Mauro concuerda.
"Cuando una conducta conocida es imitada digitalmente con precisión, como la retirada de una honda en Angry Birds, los jugadores tienen en 15 segundos un modelo mental básico de la mecánica del juego", señala Mauro. Los juegos que mejor imitan el mundo físico no son sólo más divertidos, sino más fáciles de aprender, por lo que es menos probable que el usuario lo borre en señal de frustración.
Por MATTHEW KRONSBERG
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