sábado, 16 de julio de 2011

La foxificación de la realidad


Foto from blogmaistv.wordpress.com

Existen artistas que crean al servicio de quien manda; incluso aunque no mande nadie, obedecen. Hay otros que viajan a contracorriente; no por provocar, sino porque su viaje es así: libre.
Los periodistas no somos artistas, pero necesitamos ser libres para resultar útiles a la sociedad. Murdoch, el emperador del periodismo basura, del todo vale, el de la ley soy yo, el de pongo y quito presidentes y primeros ministros, el que parecía intocable, está en serias dificultades. Tras años de desmanes, alguien ha dicho: 'Está desnudo".
El semanario británico 'The Economist', ejemplo de excelencia, publica un texto sobre la foxificación de las noticias. Se refiere al canal estadounidense Fox News, controlado por la extrema derecha americana y cuyo propietario es Rupert Murdoch. Su función no es informar, sino opinar; peor: insultar, ladrarle a los hechos para que no parezcan lo que son. Sus campañas contra Obama tienen un tinte racista que conecta con el racismo ambiental de sus feligreses, porque Fox News no es un canal, es una creencia.
En EEUU, el periodismo basura de Fox News no gasta dinero en reportajes, solo necesita insultadores. Es una tentación peligrosa en tiempos de crisis y recorte. Las audiencias demuestras que existe una parte de la población que no exige noticias contrastadas, reales, sino excusas para confirmar sus prejuicios, cada vez mayores. Este tipo de medios crean burbujas de una simulación de la realidad y desde ella, algunos líderes toman decisiones, invaden países.
En el Reino Unido, periódicos del mismo dueño violan la ley, escuchan, roban la vida privada; no solo es el negocio, la noticia sensacional, el titular rompedor. Las investigaciones, la policial y la parlamentaria, determinarán el alcance y si esta práctica incluía el chantaje para obtener ventajas.
La bola de nieve rueda, crece por días. Cayó el diario de la infamia, dimite Rebekah Brooks... ¿El último cortafuegos? ¿Y en EEUU donde el FBI investiga posibles escuchas a vícitmas del 11-S.
El diario rival, ejemplo de buen periodismo, The Guardian, es hoy ese artista que viaja a contracorriente, no por provocar, ni para vengar viejas rencillas, sino porque es así, libre. Sucede tambien con 'The Daily Telegrah', que dio la primicia. Es conservador como Murdoch, pero es un periódico.
El maganate de la prensa basura cede: acudirá la próxima semana a la comisión parlamentaria para dar explicaciones; por otra, contraataca con una entrevista en 'The Wall Street Journal', el principal diario económico de EEUU, también es de su propiedad, un detalle que no determina la información. En ella, Murdoch atribuye lo ocurrido a "pequeños errores".
Murdoch sucede como con los dictadores de Túnez y Egipto y las primaveras árabes: reverenciado en el éxito, en el suyo, temido y odiado; y atacado en la desgracia, que es cuando surgen los 'otros' adjetivos y las rasgaduras de los vestidos, el escándalo, el '¿cómo ha podido pasar?'.
En Siria, donde a Bachar el Asad se le llamaba presidente hasta hace muy poco y ahora se le califica de dictador, también hay un problemas con las palabras. Y con las ideas: Hillary Clinton declaró ilegítimo al régimen sirio por permitir un ataque contra su embajada, no por aplastar a ciudadanos, matar civiles...
Sucederá algún día con las manos que mecen la cuna de la crisis económica; hoy se les llama agencias de raiting, quizá mañana encuentren otro 'calificativo' más ajustado a la realidad.
Por: Ramón Lobo from blogs.elpais.com  15/07/2011