El impacto real del plomo podría ser incluso peor que como describe el nuevo informe. (iStock)
Las nuevas cifras muestran que las muertes son seis veces mayores que lo que estimaban los científicos hasta ahora
Estudios anteriores ya habían señalado ejemplos en la misma dirección. Por ejemplo, una investigación del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Quebec en Montreal fue premiada por concluir que los niveles de mercurio en el pescado consumido por los residentes de Grassy Narrows (también en Canadá) contribuían a la muerte prematura.
Dicho estudio utilizó datos de biomarcadores que midieron los niveles de mercurio en estos habitantes, que se recopilaron entre 1970 y 1997. Luego, los investigadores, esencialmente, examinaron las concentraciones de mercurio en personas que habían muerto antes de los 60 años y en aquellas que vivieron más tiempo. Los hallazgos respaldan una asociación entre la exposición prolongada al mercurio de los peces de agua dulce y la muerte prematura en quienes residían en esta zona.
Una amenaza similar a la contaminación del aire
Ahora, una nueva investigación que utilizó estimaciones de los niveles de plomo en sangre en 183 países del mundo extraídas del histórico estudio sobre la Carga Global de Enfermedades de 2019 hace hincapié en la problemática de la exposición a los metales, ya sea a través de los fertilizantes, los alimentos, los utensilios de cocina (las ollas y sartenes de metal o incluso las piezas de cerámica en la cocina), la tierra, los cosméticos, las baterías de plomo-ácido de los coches y otro tipo de fuentes.
El estudio se centró en el envenenamiento por plomo, y sus conclusiones son tan claras como preocupantes: el envenenamiento por plomo tiene un impacto mucho mayor en la salud global de lo que se pensaba anteriormente y contribuye, potencialmente, a más de cinco millones de muertes al año. Eso sí, el 90% de estas ocurrieron en países de ingresos bajos y medios, lo que evidencia una vez más las disparidades actuales a nivel mundial.
La contaminación por plomo puede provocar el surgimiento de enfermedades cardiacas y problemas en el desarrollo cerebral de los niños pequeños, lo que provocó la prohibición de la gasolina con plomo en todo el mundo en el año 2001. Concretamente, esta investigación sugiere que la exposición al plomo hace que los niños pequeños de los países en desarrollo pierdan en promedio casi seis puntos de cociente intelectual (esta cifra es casi un 80 por ciento mayor de lo estimado anteriormente). En general, esta exposición equivale a más enfermedades cardiacas que incluso fumar o tener el colesterol alto.
Los investigadores del Banco Mundial cifraron el costo económico de la exposición al plomo en 6 billones de dólares en 2019, equivalente al siete por ciento del producto interno bruto mundial.
Conciencia social
El estudio, publicado en la revista Lancet Planetary Health, es el primero en cuantificar el impacto de la exposición al plomo en las muertes relacionadas con enfermedades cardiacas y la reducción del cociente intelectual en niños tanto en países ricos como en naciones en desarrollo como Angola, Burkina Faso o Senegal. Por cada 100.000 personas en 2019, la exposición al plomo causó 36,1 muertes en África subsahariana, 53,3 en América Latina y el Caribe, 75,9 en el sur de Asia, 86,9 en Medio Oriente y África del Norte, 95,8 en Asia Oriental y el Pacífico, y 136,9 en Europa y Asia Central.
"Los daños que plantea la exposición al plomo provocaron la pérdida de más de 5 millones de vidas adultas por enfermedades cardiovasculares en 2019 en todo el mundo"
Sea como fuere, este hallazgo está lejos de ser la primera evidencia de que el plomo tiene efectos nocivos en el corazón. Ya a principios de este verano, la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) publicó también sus conclusiones acerca de los metales contaminantes. Según la AHA, los daños del plomo surgen de la inflamación, el estrés oxidativo, las modificaciones epigenéticas y la lesión endotelial, así como de los cambios en el metabolismo de los lípidos y el ritmo cardiaco.
Todavía hay mucho que aprender sobre las diferentes fuentes de contaminación de metales, como en este caso por plomo, que contribuyen a los niveles altos de este en sangre, por lo que será necesario prestar mayor atención a este aspecto y llevar a cabo más investigaciones que determinen de una forma más detallada de dónde procede el peligro y cuantificarlo adecuadamente. Comprender mejor la contribución de cada fuente de contaminación permitirá una mitigación más eficaz, señalaron los expertos.
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