jueves, 26 de octubre de 2023

LOS PFAS: Está en tu sartén o en tu ropa y la ciencia acaba de confirmar que aumenta el cáncer de tiroides



Foto: iStock.



Un nuevo análisis apunta a la relación entre los 'químicos eternos' y este tipo de tumor. El informe del Mount Sinai es el primero en documentar esta asociación que hasta ahora solo se había planteado como hipótesis




Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), también conocidas como químicos eternos, son un grupo amplio y complejo de sustancias químicas sintéticas que pueden migrar al suelo, el agua y el aire. Debido a su fuerte enlace carbono-flúor, no se degradan fácilmente en el medio ambiente. En la década de 1940 comenzaron a utilizarse en la fabricación de múltiples objetos cotidianos por sus propiedades de resistencia al calor, su impermeabilidad y repelencia de grasas. Y en la actualidad se pueden encontrar, por ejemplo, en el revestimiento de teflón de las sartenes, tejidos antimanchas, algunos envases alimentarios, adhesivos, extintores, aislamiento de cables eléctricos… Además, pueden estar en aguas contaminadas y en alimentos que hayan podido pasar por ellas, algo que puede ocurrir con pescados recogidos en lagos o entornos contaminados.

Aunque todavía se encuentren presentes en múltiples objetos cotidianos con los que estamos en contacto, cada vez más estudios apuntan al riesgo que pueden suponer para la salud. De hecho, múltiples instituciones nacionales e internacionales –entre ellas el Parlamento Europeo y la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA)– han declarado la exposición a los PFAS como una crisis sanitaria.

Ahora, un nuevo estudio publicado este martes en EBioMedicine arroja todavía más señales de alerta sobre los químicos eternos. Investigadores del Monte Sinaí han descubierto una relación entre determinados PFAS y un mayor riesgo de cáncer de tiroides. Se trata del primer análisis en documentar una asociación que se había planteado como hipótesis en varias ocasiones.

"Con el aumento sustancial del cáncer de tiroides en todo el mundo en las últimas décadas, quisimos profundizar en los posibles factores ambientales que podrían ser la causa de este aumento. Esto nos llevó a la conclusión de que los PFAS pueden explicar, al menos en parte, el aumento del cáncer de tiroides y son un área que debemos seguir estudiando", señala la coautora Maaike van Gerwen, directora de Investigación del Departamento de Otorrinolaringología - Cirugía de Cabeza y Cuello, de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai. "El riesgo de cáncer de tiroides por exposición a PFAS es una preocupación global dada la prevalencia de la exposición a PFAS en nuestro mundo. Este estudio proporciona pruebas fundamentales para apoyar estudios a gran escala que exploren más a fondo el efecto de la exposición a PFAS en la glándula tiroides", añade.


Aumenta un 56% el riesgo de este cáncer

Para el nuevo análisis, los científicos investigaron las asociaciones entre los niveles plasmáticos de PFAS y el diagnóstico de cáncer de tiroides utilizando BioMe, un biobanco vinculado a registros médicos en el Icahn Mount Sinai. En concreto, estudiaron a 88 pacientes que padecían cáncer de tiroides con muestras de plasma recogidas en el momento del diagnóstico de cáncer o antes. Asimismo, emplearon un grupo de control con otras 88 personas sin tumores. Los investigadores midieron los niveles de ocho PFAS en muestras de sangre de los participantes en BioMe mediante metabolómica no dirigida. Se compararon los niveles de PFAS individuales entre el grupo de participantes que desarrollaron cáncer de tiroides y el grupo de participantes sanos, utilizando diferentes modelos estadísticos para estimar la precisión.

Los primeros resultados mostraron que la exposición al ácido perfluorooctanosulfónico (n-PFOS, un grupo de sustancias químicas incluidas en los PFAS) aumentaba en un 56% el riesgo de diagnóstico de cáncer de tiroides.

Los investigadores volvieron a realizar el análisis en un subgrupo de 31 pacientes que tenían al menos un año entre su inscripción en BioMe y su diagnóstico de cáncer de tiroides, para tener en cuenta el lapso de tiempo entre la exposición a las sustancias químicas PFAS y el desarrollo de una enfermedad. En este segundo análisis, también se observó una asociación positiva entre la exposición a n-PFOS y el riesgo de cáncer de tiroides, así como una asociación positiva con otras sustancias químicas PFAS, como el ácido perfluorooctanosulfónico ramificado, el ácido perfluorononanoico, el ácido perfluorooctilfosfónico y el ácido perfluorohexanosulfónico lineal.

"Los resultados de este estudio confirman una vez más la crisis sanitaria provocada por los PFAS y subrayan la necesidad de reducir, y ojalá algún día eliminar, la exposición a los PFAS", subraya otra de las autoras del estudio, la Dra. Lauren Petrick, profesora asociada de Medicina Ambiental y Salud Pública del Icahn Mount Sinai. "Hoy en día, es casi imposible evitar los PFAS en nuestras actividades diarias. Esperamos que estos hallazgos conciencien sobre la gravedad de estas sustancias químicas para siempre. Todo el mundo debería hablar de su exposición a los PFAS con su médico tratante para determinar su riesgo y someterse a pruebas de detección si procede. Además, necesitamos cambios continuos en la industria para eliminar por completo los PFAS", agrega.

Para la toxicóloga española Argelia Castaño, que no ha participado en la nueva investigación, se trata de un análisis solvente, pero “pequeño a nivel epidemiológico”. “Realmente lo que hace este estudio es abrir las puertas a hacer un estudio a escala mayor sobre la asociación de los congéneres de los PFAS y el cáncer de tiroides”, valora para El Confidencial Castaño, que es doctora en Ciencias Biológicas, profesora de investigación del Instituto de Salud Carlos III y fue directora del Centro Nacional de Sanidad Ambiental de 2015 a 2022.


Otras enfermedades a las que se asocia

El cáncer de tiroides que destaca el nuevo estudio no es la única enfermedad que se ha relacionado hasta ahora con la exposición a PFAS. Igualmente ha pasado con otras enfermedades tumorales como el cáncer de mama y de riñón o afectaciones como el aumento de la hipertensión.

Además, la toxicóloga española destaca que a nivel inmunológico se han establecido vínculos, ya que se ha relacionado la exposición a los químicos eternos con la disminución de la capacidad inmunológica. Algo que donde más se observa es en “la pérdida de respuesta en vacunas en niños”.

Asimismo, define como “efectos críticos” que puede ocasionar la exposición a los PFAS “el bajo peso al nacimiento e incremento de los niveles de colesterol en adultos”.

Para la profesora del Instituto Carlos III, la legislación a este respecto “está avanzando bastante”; de hecho, varias sustancias ya han sido vetadas, aunque permanecen a nuestro alrededor, ya que fueron fabricadas previamente. A pesar de ellos, “queda mucho por hacer, porque se parte de un escenario en el que los químicos se regulan uno a uno y nosotros estamos expuestos a mezcla de compuestos químicos. Esa manera de regular que hemos tenido siempre se está viendo que deja muchas lagunas. Y por eso, por ejemplo, ahora vemos que con los PFAS se están haciendo regulaciones por grupo”, añade.



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