miércoles, 25 de octubre de 2023

Personalidades de todo el mundo (e ideologías) se unen en contra de la censura

     

Getty/Justin Sullivan



La Declaración de Westminster hace un llamamiento a gobiernos, organismos internacionales y corporaciones tecnológicas a respetar la libertad de expresión




Está desde el pensador Steven Pinker hasta Julian Assange, el hombe detrás de Wikileaks. Desde el ex ministro de economía griego Yanis Varoukafis hasta el historiador y conservador británico Niall Ferguson. Pasando por un larguísimo elenco de casi 200 personas que incluye nombres tan relevantes (y dispares) como el biólogo Richard Dawkins, el actor Tim Robbins, el filósofo Slavoj Zizek, el cineasta Oliver Stone o el escritor y periodista Juan Soto Ivars, colaborador de El Confidencial.


Periodistas, artistas, autores, activistas, especialistas en tecnología y académicos de todo el mundo han plasmado su firma en la llamada Declaración de Westminster, cuyo objetivo es alertar sobre la creciente censura internacional y la amenaza que esta supone para las democracias.


"Rechazamos la idea de que los sentimientos heridos y la incomodidad, incluso si son graves, sean motivo de censura"


“Procedentes de la izquierda, la derecha y el centro, nos une nuestro compromiso con los derechos humanos universales y la libertad de expresión, y estamos todos profundamente preocupados por los intentos de etiquetarla como información inexacta, desinformación y otros términos imprecisos”, señala la declaración.


Los firmantes reconocen que las palabras a veces pueden ofender, “pero rechazamos la idea de que los sentimientos heridos y la incomodidad, incluso si son graves, sean motivo de censura. Un discurso abierto es el pilar central de una sociedad libre y es esencial para exigir responsabilidades a los gobiernos, fortalecer a grupos vulnerables y reducir el riesgo de generar tiranías”, destacan.


Llamamientos a la acción

La Declaración de Westminster hace tres llamamientos a la acción. En primer lugar, pide a los gobiernos y a las organizaciones internacionales que cumplan con sus responsabilidades hacia la ciudadanía y respeten el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que dice así: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.


Pero, además de eso, los firmantes de la Declaración de Westminster hacen un llamamiento a las corporaciones tecnológicas para que se comprometan a proteger el ágora digital y se abstengan de censurar opiniones por motivos políticos o de censurar voces disidentes.


“Finalmente, hacemos un llamamiento al público en general a unirse a nosotros en la lucha para preservar los derechos democráticos de la ciudadanía”, concluye la declaración. “Debemos crear una atmósfera de libertad de expresión partiendo de cero, rechazando climas de intolerancia que fomentan la autocensura y que crean conflictos personales innecesarios. En lugar del miedo y el dogmatismo, debemos abrazar la investigación y el debate”.


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