El mundo es un lugar inseguro donde nadie está a salvo de ser víctima de un ataque terrorista, carpe diem, disfruten cada momento", esta es el comentario que corría de boca en boca en una reunión de embajadores de diversos países alrededor del mundo reunidos esta semana para la ocasión en el Club Financiero Génova de la capital de España. El comentario sorprende porque proviene, en teoría, del grupo de personas que mejor información maneja en el planeta.
Los miles de víctimas inocentes, de familias destrozadas, de niños y jóvenes asesinados por Hamás el sábado anterior encogen el corazón de cualquiera y demuestra que ningún país es inexpugnable. ¿Para qué sirvió la red de misiles Patriot o la cúpula de hierro de la que presumía Israel? Aún se desconocen los detalles, pero parece que los primeros misiles de Hamás destruyeron el centro operativo de la empresa de encargada de la vigilar electrónicamente cada movimiento en la frontera con Gaza (Levitt System), que quedó desprotegida y facilitó la entrada de terroristas hasta en parapente.
No sé si el escudo antinuclear del Pentágono serviría de algo en caso de un ataque enemigo con misiles supersónicos, imposibles de detectar por los radares con tiempo suficiente. Desde luego, el escudo israelí ni siquiera tuvo la oportunidad de ponerse en marcha porque su activación requiere hacerse con cinco horas de antelación, según fuentes militares.
El ataque de Hamás al centro de control de seguridad en Gaza desactivó las defensas israelíes
El atentado de Hamás obedece a intereses diversos (todas las sospechas apuntan hacia Irán) y cambiará el tablero internacional con consecuencias políticas y económicas, que todavía desconocemos. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lo resumió así esta semana: "Esta es una guerra que va a cambiar Oriente Medio". Asimismo, su titular de Defensa, Yoav Gallant, manifestó: "Vamos a destruir y matar completamente a Hamás, el ISIS de Gaza. Se esfumarán de la tierra".
En apelación al legítimo derecho a defenderse, Israel bombardea objetivos civiles de Gaza dejando la misma huella de muerte y destrucción que Hamás en su pueblo y corta el suministro de luz y agua a la población. El siguiente paso será el despliegue de tropas terrestres con el objetivo de acabar con Hamás, aunque la verdadera intención es anexionarse completamente esta franja de territorio, según fuentes militares.
Gaza quedaría integrada en Israel al estilo de Nagorno-Karabaj, que ha desaparecido del mapa tras ser completamente ocupada por Armenia. La idea sería crear corredores humanitarios para que los casi dos millones de habitantes puedan huir hacia Egipto o Cisjordania, bajo el régimen de Al Fatah.
Los mercados financieros se asustaron el lunes, con intensas correcciones a ambos lados del Atlántico, después de que el petróleo subiera alrededor del cinco por ciento en la sesión y resucitara el fantasma de la inflación, pero luego recuperaron la calma.
En los países del Golfo Pérsico se produce un tercio del crudo mundial. Cualquier movimiento que restrinja su oferta haría temblar la economía, como reconoció este miércoles la presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, que lo calificó como "una nueva nube en el horizonte de la economía mundial".
La firma de los acuerdos Abraham entre Israel y varios estados árabes (Emiratos. Bahrein, Marruecos y Sudán) por parte de la Administración Trump en agosto de 2020 hizo prever un futuro más estable para la región, que ahora se desvanece. Desde la rúbrica de los Abraham existía una fundada preocupación sobre el aislamiento de la población palestina ante el declive del respaldo árabe a su causa. Sobre todo, después de que el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, se pronunciara a favor de la normalización de relaciones con Israel el pasado septiembre en una entrevista con la Fox.
Los analistas internacionales ven en éste estrechamiento de relaciones con los países árabes y, también en el acercamiento de Arabia Saudí promovido por el presidente Biden, la principal causa del ataque.
El país de los Ayatolás es el primer sospechoso de estar detrás del monstruoso atentado contra Israel. Ghazi Hamad, un portavoz de Hamás, declaró a la BBC que el ataque contaba con el respaldo directo de Irán.
Asimismo, el diario The Wall Street Journal, citando fuentes anónimas de Hamás, aseguró que Irán dio la luz verde al grupo armado palestino hace una semana, en una reunión en Beirut, y que ayudó a la planificación.
En medios de la inteligencia militar no cabe duda de que el atentado fue sufragado y planificado desde Irán, aunque lo ejecutara Hamás. Irán también controla a los terroristas de Hizbulah, que ya lanzaron sus primeros cohetes contra el territorio judío desde el sur del Líbano, en señal de advertencia.
Se espera que Hizbulah endurezca estos ataques a medida que Israel avance en la ocupación de Gaza y que Irán, que de momento niega su participación en los atentados, tome posiciones más beligerantes en el conflicto.
Teherán se va a estrellar no sólo contra el muro de las lamentaciones hebreo, también lo hará contra la Administración Biden, que apoya el "legítimo derecho de Israel a defenderse" por todos los medios a su alcance. Con la proximidad de la campaña electoral para las primarias en Estados Unidos, el respaldo de Biden a Netanyahu irá en aumento.
Además, la Casa Blanca necesita desviar la atención hacia este conflicto, donde tiene más posibilidades de lucirse que en Ucrania, tras el fiasco de la contraofensiva emprendida por Zelenski. Con la llegada del invierno, se esperan importantes avances rusos, por la capacidad de su Ejército para maniobrar con bajas temperaturas.
El choque entre Teherán y Washington puede acarrear consecuencias imprevistas y muy negativas. Lo más probable es que dé al traste con el tratado de no proliferación nuclear, que se estaba renegociando entre ambas partes, incluso puede obligar a cerrar el grifo a las exportaciones iraníes de crudo, que rozan los tres millones de barriles diarios en el mercado negro, pese a las sanciones impuestas por Trump tras la ruptura del acuerdo nuclear en 2018.
Irán, el principal sospechoso, controla el estrecho de Ormuz por donde pasa el crudo
En medios militares se teme que un incremento de la conflictividad en la zona o cualquier represalia iraní paralice el estrecho de Ormuz, por donde transita una quinta parte del crudo mundial, ante la imposibilidad de asegurar a los petroleros. Situado entre Omán y el propio Irán es la salida de las exportaciones del Golfo Pérsico al Mar de Arabia. Precisamente son Catar y Omán, sobre todo éste último, los dos países acusados de financiar a Hamás.
El conflicto no sólo afectaría al petróleo ó al gas, también al resto de fletes y puede volver a tener incidencia en los precios de materias primas minerales, como acero y aluminio, según los expertos.
Una subida del coste de los fletes, junto a gas y petróleo, daría al traste con el mensaje de los bancos centrales de que los tipos de interés han tocado ya techo y obligaría a retomar las subidas. Un escenario que sumiría al planeta en la crisis, con un crecimiento por debajo del tres por ciento. La zona más afectadas sería Europa, donde ya hay países como Alemania, que prevén un PIB negativo para el próximo año.
Los futuros del crudo volvieron a repuntar este viernes al igual que los del gas, que suben un 40 por ciento desde el comienzo del conflicto, en espera de la ofensiva terrestre, prevista para los próximos días. Ahí veremos hasta donde llegan las tensiones.
Oriente Medio ha vuelto a convertirse en un polvorín a punto de estallar. El atentado de Hamás ha creado un conflicto que remodelará el mapa estratégico global. China y Rusia reforzarán sus lazos con Oriente Medio en detrimento de la influencia de Estados Unidos y del resto de Occidente, que intentará encumbrar a La India como potencia nuclear emergente. Europa ni está ni se la espera, por sus crecientes divisiones internas, al igual que España, que en los noventa tuvo un papel protagonista como árbitro de la paz en la región. Las consecuencias económicas son imprevisibles.