- El método además de ser algo tóxico, no era del todo exacto
- Cuando Microsoft comenzó a crecer tuvo que dejar de hacerlo
Una de las claves del éxito y que permiten a algunos llegar a los más alto de su sector, a parte de la suerte, el dinero o los contactos, es la voluntad de conseguirlo. La sociedad vive en una constante competición, y tan solo aquellos que la abrazan y luchan por llegar a lo más alto alcanzan los puestos con medalla.
Bill Gates, fundador de Microsoft, es una de esas personas que trabajan día y noche para llegar a sus objetivos. Su ímpetu por ser el mejor ha llevado a que su empresa sea una de las más notables y exitosas de los últimos 20 años, y esto no es solo por su actitud, sino que esto se debe a que requiere que todos sus empleados tengan ese mismo fuego interior que les impulse a alcanzar todas sus metas.
Para ello una de las claves en todo el proceso es la productividad del trabajo. Este aspecto se ha vuelto una obsesión para los empresarios que hacen y utilizan todas las técnicas existentes para asegurar que sus empleados son los más productivos que pueden llegar a ser.
Muchas veces esto se les puede ir de las manos, y se olvidan que a parte de trabajadores, también son personas que realmente lo que quieren es volverse a sus casas con sus familias. Gates reconoce que era un obseso del trabajo, y que quería extender esta pasión a todos sus empleados, y tal y como reconoció durante una entrevista a la BBC, en el pasado usaba un método muy curioso e incluso "tóxico" para comprobar la productividad de estos.
"Me aprendí las matrículas de los coches de todos los empleados, así que podía mirar en el parking y ver cuándo entraba la gente y cuándo se iban" explicó Gates, y así era como en los primeros años consiguió que su compañía creciera hasta donde está hoy.
Lo cierto que esta historia no es del todo nuevo, y hace unos años el cofundador de Microsft, Paul Allen, reconoció la veracidad de estas declaraciones, explicando que "Microsoft era un entorno de mucho estrés porque Bill conducía a los demás tan duro como él mismo. Se estaba convirtiendo en el capataz que merodeaba por el parking los fines de semana para ver quién había llegado."
Era como que Gates no necesitaba vacaciones, y a veces se le olvidaba que no todo el mundo era como él y como reconoció en dicha entrevista, ha medida que la empresa fue creciendo tuvo que abandonar ese gen controlador. Lo que nos preguntamos es cómo mediría la productividad de aquellos que iban al trabajo en bici o en transporte público.