miércoles, 11 de octubre de 2023

Los productos con extra de proteínas, a examen: ¿son peligrosos para la salud?



(iStock)


Yogures, batidos, galletas, pan de molde... En los supermercados han comenzado a proliferar una serie de comestibles que hasta hace poco solo se podían encontrar en tiendas especializadas



Hasta hace poco tiempo, los alimentos enriquecidos en proteínas eran productos que solo se podían encontrar en tiendas especializadas y su consumidor tipo eran atletas y mazados de gimnasio. Sin embargo, desde hace algunos meses, en los lineales de los supermercados ha proliferado una nueva gama de comestibles con el reclamo de contener extra del macronutriente. No hablamos de barritas u otros artículos asociados a la musculación, sino de nuevas versiones con más nutrientes de productos convencionales como yogures, batidos, leche, galletas o pan de molde.

Teniendo en cuenta el boom que viven los productos extraproteicos en todas las superficies, es importante saber de qué se trata, si pueden tener un efecto negativo en la salud, quién puede consumirlos o si realmente tiene sentido recurrir a ellos si se quieren ingerir más macronutrientes.


Composición de los productos extraproteicos

Habrás podido encontrar en los comercios reclamos comerciales de todo tipo, pero para poder indicar alto contenido de proteínas, el macronutriente al menos debe representar el 20% del valor energético del alimento. Y si dice fuente de proteínas debe contener un mínimo del 12%.

Por ejemplo, los panes de este tipo pueden tener una cantidad “bastante más elevada de proteínas”, pasando de contener uno convencional 9 gramos por cada 100 de producto a los 46,5, explica a El Confidencial Iñaki Elío, director del Grado de Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Europea del Atlántico. Pero, más allá de esto, destaca que es importante “analizar la calidad de los ingredientes que se incluyen y el total de calorías del alimento. Ya que en ocasiones pueden ser ricos en grasas o no incluir proteínas de mucha calidad, de manera que nutricionalmente no serían una buena opción”.


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Foto: iStock.

En este sentido, al preguntar al nutricionista si son sanos, señala que “va a depender del producto en cuestión, lo que sí se debe tener en cuenta es que por el simple hecho de tener proteínas no tiene por qué ser mejor que sus homólogos con un contenido normal de proteína”.


¿Quién debe evitar estos productos?

El cuerpo humano tiene la necesidad de ingerir proteínas para poder sintetizar las células que posteriormente desempeñarán diferentes funciones, como estructurar los tejidos, función metabólica y reguladora. Pero cuando consumimos un extra del macronutriente que no cumple ninguna de estas funciones, “la proteína que no se utiliza como energía se metabolizará a grasa y se almacenará como tal”, y “al ser metabolizadas las proteínas dejarán un residuo metabólico, tóxico para el organismo como es el amoniaco”, desgrana Elío.

Cabe destacar que las necesidades proteicas dependen mucho de cada persona, pero, en general, en España se consume más de la recomendada. Un estudio científico realizado entre nuestra población situó la ingesta media de proteínas de cada persona en un 16,8% (16,7% en hombres y 17% en mujeres), claramente superior al 15% recomendado por la autoridad europea.

Teniendo en cuenta estos datos, para la población general “no es necesario consumir este tipo de productos y es más interesante que se consuman productos naturalmente ricos en proteínas en las proporciones adecuadas”.

En el caso de la población con problemas renales o hepáticos, sí que deben evitarse: “En patologías que afecten al hígado o el riñón, la cantidad de proteínas se deben reducir para evitar el acúmulo tóxico en el organismo de amoniaco o urea”. Y en caso de querer recurrir a ellos, “se deben seguir las recomendaciones médicas y del dietista-nutricionista al respecto”. Igualmente, deben rehusar estos alimentos en caso de querer restringir o controlar la ingesta de nutrientes.


Para quién son recomendables

La decana de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea del Atlántico, Sandra Sumalla, indica a este periódico que son recomendables para personas que necesiten aumentar puntualmente su consumo de proteínas y no puedan o quieran aumentar mucho el volumen de alimentos que consumen: “Pueden ser unos usuarios idóneos para estos productos”.

Por otro lado, también pueden ayudar “en momentos puntuales, en los que de forma rápida se necesite ingerir más cantidad de proteína, después de un partido o un entrenamiento, por ejemplo”.


Lo aconsejable, recurrir a otros productos

Para la nutricionista, si se quieren ingerir más proteínas, “no es necesario sustituir los productos tradicionales por estas opciones”. “Normalmente, se puede obtener la cantidad de proteínas necesaria a través de un consumo adecuado de alimentos tradicionales sin necesidad de recurrir a estos productos”, explica.

En resumidas cuentas, no hace falta buscar un mayor consumo del macronutriente a través de, por ejemplo, un yogur enriquecido, sino que se puede recurrir a otro alimento o, simplemente, comer más yogures u otros lácteos.

Además, apunta que “se consigue un consumo suficiente de proteínas consumiendo legumbres, huevo, pescado, carne y frutos secos”.


¿Ayudan a adelgazar o aumentar el músculo?

Estudios científicos han demostrado que puede ser beneficioso en personas sanas que quieran realizar un control o pérdida de peso. Por ejemplo, un análisis ha comprobado que “el consumo de 500 mililitros de productos lácteos al día incrementa la saciedad y disminuye la ingesta en la siguiente comida. Eso se produce por la composición en proteínas, péptidos que contiene los lácteos”, detalla a este periódico la decana.

Sin embargo, “aunque es cierto que las proteínas tienen un mayor poder saciante, incluir este tipo de productos por sí solo no va a ayudar a adelgazar, pues es necesario tener en cuenta el patrón alimentario global, así como el resto de hábitos de vida, especialmente la actividad física”. “De hecho, el incluir este tipo de productos puede favorecer el aumentar la ingesta de otros alimentos pues se puede creer que el consumo de los alimentos hiperproteicos compensa su consumo”, añade.


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Por otro lado, Sumalla señala que se debe desterrar el mito de a más proteína más músculo, la síntesis muscular está finamente regulada y una ingesta excesiva finalmente se almacenaría en forma de grasa y no en forma de músculo.


El bolsillo, el principal afectado


Desde la OCU subrayan que los productos enriquecidos suelen tener un coste más elevado frente a los productos convencionales con similares características.

Pero no solo eso, sino que concluyen que “la presencia en los supermercados de productos enriquecidos en proteínas forma parte de una moda más de la industria alimentaria de la que podemos prescindir tranquilamente por ser productos innecesarios y más caros que en su versión convencional”.




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