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Los investigadores han descubierto que la manera en la que percibimos algo abstracto como el tiempo tiene un impacto directo en nuestros procesos de regeneración
Que la mente y el cuerpo están profundamente interconectados es algo que se lleva sabiendo desde hace miles de años, sin embargo la influencia psicológica en nuestra salud física ha sido siempre muy difícil de demostrar científicamente. Uno de los intentos más recientes lo ha llevado a cabo un equipo de psicólogos de la Universidad de Harvard, en EEUU, que ha demostrado que nuestra percepción del paso del tiempo (más lento o más rápido) tiene un enorme impacto en el tiempo real que se tarda en curar las heridas físicas.
La mente humana sigue siendo uno de los mayores misterios para los científicos. Aunque ya vamos sabiendo muchas cosas de su funcionamiento, conceptos como la consciencia o sus efectos en nuestra salud están todavía lejos de comprenderse totalmente.
Los psicólogos de Harvard, Peter Aungle y Ellen Langer, acaban de publicar un estudio recientemente en la revista Nature Scientific Reports que cuestiona las actuales creencias sobre la influencia de nuestra mente en la salud. Sus resultados son asombrosos y demuestran que existe un abanico de influencias psicológicas en nuestros cuerpos que todavía desconocemos.
“Abran Google Scholar y escriban ‘cuerpo-mente’ en el cuadro de búsqueda. Los dos primeros términos sugeridos son ‘problema mente-cuerpo’ y ‘conexión mente-cuerpo’. Seleccionen "conexión mente-cuerpo" y Google Scholar arrojará más de 5 millones de resultados. Los primeros resultados enlazan con artículos sobre emoción, dolor crónico y placebos”, escriben los investigadores en su artículo. “En algunos ámbitos, las influencias simultáneas y bidireccionales de la mente en el cuerpo y del cuerpo en la mente son intuitivas y están cada vez mejor estudiadas, como indican los 5 millones de resultados de Google Scholar. Pero en otros ámbitos, la capacidad de la mente para influir en la salud física se pasa por alto, se descarta o se rechaza por completo”.
El experimento
Los autores provocaron heridas leves en un grupo de sujetos voluntarios y a continuación manipularon su percepción del tiempo en el laboratorio. Para eso tuvieron que modificar los relojes para que cada participante del estudio estuviera expuesto a tres velocidades de tiempo distintas: tiempo lento (0,5 veces el tiempo real), tiempo normal (1 vez el tiempo real) y tiempo rápido (2 veces el tiempo real).
“En las tres condiciones, los participantes emplearon la misma cantidad de tiempo real (28 minutos) para supervisar los cambios en las heridas”, escribe el equipo de psicólogos. “Los participantes completaron otra tarea después del periodo de observación de la curación para equilibrar el tiempo percibido con el tiempo real y garantizar que cada sesión de laboratorio durara aproximadamente una hora, como se había anunciado”.
Tras estas pruebas, los investigadores comprobaron que las heridas cicatrizan más rápido cuando los participantes creen que ha transcurrido más tiempo. Y que el proceso de cicatrización resultaba más lento cuando se percibe que ha transcurrido menos tiempo, a pesar de que el tiempo real es el mismo para todos.
“Éste es el primer estudio que demuestra que el tiempo percibido puede afectar a la curación física, independientemente del tiempo real”, dice el equipo. “Estos datos también sugieren que las formas en que las mentes individuales interiorizan los conceptos de tiempo y las expectativas y creencias relacionadas no son claramente separables de los efectos fisiológicos del tiempo”.
Existe la unidad mente-cuerpo
Aunque la influencia de la mente sobre la salud suele tratarse dentro del campo de las emociones —como el efecto del estrés en la inflamación y la función inmunitaria—, los investigadores creen que esta investigación abre la puerta a nuevos estudios que tengan en cuenta cómo los factores abstractos (como el tiempo) influyen directamente en la salud física.
El equipo ya está trabajando en nuevas investigaciones que les ayuden a comprender mejor los mecanismos que provocan este comportamiento y las implicaciones que se desprenden de estos hallazgos. Mientras tanto, aseguran, este estudio ofrece argumentos convincentes para incorporar la idea de la unidad mente-cuerpo en posteriores investigaciones, sobre todo en las que tengan que ver con su impacto en nuestra salud.
“Se trata de un hallazgo importante, ya que desafía la sabiduría médica convencional sobre la influencia de los factores psicológicos en los resultados fisiológicos, que suele argumentar que las influencias psicológicas sólo afectan a la salud de forma indirecta, principalmente influyendo en el comportamiento”, explican los investigadores. “Sin embargo, estos datos son coherentes con la teoría de la unidad mente-cuerpo, que propone que la mente y el cuerpo interactúan de forma bidireccional y simultánea”.