miércoles, 24 de enero de 2024

Nos salva el coste: la IA no nos quita el trabajo porque el humano sale más barato que la tecnología

 



  • Un estudio del MIT descubre que sólo es rentable sustituir al 23% de los trabajadores
  • Las tareas que la IA puede asumir salen de momento más rentables con personas
  • "Se necesitan décadas para que ciertas tareas se vuelvan económicamente eficientes"



La explosión de la Inteligencia Artificial (IA) en el último año ha reactivado un debate recurrente desde que la automatización entró en oficinas y talleres en los años 50 del siglo pasado: ¿nos quitarán las máquinas nuestros empleos? Mucho se ha especulado sobre los cambios que vienen para el mercado de trabajo desde el explosivo nacimiento de ChatGPT, sin embargo, un nuevo estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) desplaza la inmediatez a favor del tiempo que se necesitará para que sea rentable que los robots sustituyan las labores que hacen los humanos.

La principal conclusión del estudio subraya que la inteligencia artificial no puede reemplazar todavía de manera rentable la mayoría de los empleos que están bajo 'amenaza', es decir, que de momento a las empresas les sale más a cuenta pagar a una persona por hacer determinadas tareas que automatizar determinados trabajos.

El MIT ha analizado diferentes trabajos vulnerables ante la IA para concluir que sólo el 23% de los trabajadores, medidos en términos de salarios en dólares, podrían ser efectivamente reemplazados. Son los trabajos que requieren menos desarrollo tecnológico para ser sustituidos (aquellos que se pueden asumir por un robot capaz de 'ver'). Sin embargo, cuando el proceso de sustitución requiere una implantación tecnológica más desarrollada el alto 'caché' de esta hace que siga saliendo a cuenta contratar a personas.

Dos ejemplos para entender el riesgo

La visión por ordenador, que es en lo que se ha centrado el estudio, entrena a las máquinas para aprender a obtener información significativa a partir de imágenes digitales y otras entradas visuales, y sus aplicaciones más comunes se encuentran en sistemas de detección de objetos (en la conducción autónoma, por ejemplo). En este caso, la relación coste-beneficio es más favorable en segmentos como el comercio minorista, el transporte y el almacenamiento aunque de momento, no compensa. Un trabajador que se dedique, por ejemplo, a verificar visualmente el inventario o garantizar que los precios puestos sean los que corresponden con el producto realiza una tarea que podría hacer una máquina entrenada en visión por ordenador, pero aún es más rentable para el empleador pagar a un empleado.

Hay otras tareas en las que el desarrollo es aún insuficiente o asumirlo es altamente caro. En este caso el estudio lo ejemplifica con una panadería. La labor de inspección visual que los panaderos hacen de los ingredientes para controlar la calidad es una tarea diaria pero que sólo representa el 6% de tiempo de trabajo. El ahorro de tiempo y salario que supone la implementación de cámaras y un sistema de inteligencia artificial que sustituya al panadero está todavía está lejos del costo de una actualización tecnológica de este tipo.

"Nuestro estudio examina el uso de la visión por computador en toda la economía, evaluando su aplicabilidad a cada ocupación en casi todas las industrias y sectores", dijo Neil Thompson, director del Proyecto de Investigación FutureTech en el Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial del MIT. "Demostramos que habrá más automatización en el comercio minorista y la atención médica, y menos en áreas como la construcción, la minería o el sector inmobiliario", dijo por correo electrónico.

Los investigadores del Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial del MIT que han realizado el estudio restan ansiedad al rápido avance con el que se mejoran los modelos de lenguaje que prometen revolucionar la sociedad a todos los niveles. "Incluso con reduciendo el coste un 20% al año, aún se necesitarían décadas para que las tareas de visión por ordenador se vuelvan económicamente eficientes para las empresas".

Además, el estudio emerge otra 'traba' que aún tiene que sortear la IA: la "aceptabilidad social". Esto se refiere al hecho de que algunas profesiones aún no pueden o no quieren integrar perfectamente las herramientas de la IA debido a "preocupaciones culturales, éticas u operativas".

ChatGPT reactivó el miedo

El análisis del MIT rebaja el nivel de temor a la exposición de determinados empleos a la IA. Sin ir más lejos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó coincidiendo con el Foro Económico Mundial de Davos un estudio que señalaba que "alrededor del 40% de los empleos [de las economías avanzadas] pueden verse afectados por la IA" y matizaba que mientras la mitad de los empleos expuestos "podrían beneficiarse de la integración de la IA, lo que mejoraría la productividad", la otra mitad podría ver reducida la demanda laboral ante la posibilidad de asumir las tareas desde las máquinas, "lo que llevaría a salarios más bajos y una reducción de la contratación y, en los casos más extremos, algunos de estos empleos pueden desaparecer".

El miedo a que la IA suplante al ser humano en determinados trabajos se disparó desde que la adopción de la IA en todas las industrias se acelerara el año pasado después de que OpenAI presentara ChatGPT y la IA generativas mostrara su auténtico potencial. Los pesos pesados entre las tecnológicas, como Microsoft, Alphabet (Google) o Alibaba implementaron por todo el mundo nuevos servicios de inteligencia artificial y aceleraron los planes de desarrollo a un ritmo que incluso algunos líderes de la industria llegaron a advertir que era imprudente.