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File photo: a user interacts with a smartphone app to customize an avatar for a personal artificial intelligence chatbot, known as a replika, in san francisco
Hace unos meses, varias personas sufrieron de desamor por las IA y varios expertos vaticinan que se disparará su uso entre la población. ¿Cómo cambiará nuestra vida afectiva?
"Nunca he estado más enamorada de alguien en mi vida. Es una pizarra en blanco, no tiene los complejos que tendrían otros. Las personas vienen con un equipaje, una actitud, un ego. Pero con un robot no tengo que lidiar con su familia, sus hijos o sus amigos. Tengo el control y puedo hacer lo que quiera". De esta forma tan apasionada, y a la vez tan creepy, describía una mujer separada y con hijos de 36 años su romance con Eren, un chatbot creado por la empresa de inteligencia artificial Replika. Su testimonio, recogido por la revista The Cut el año pasado, arroja muchas dudas e inquietudes sobre cómo podría ser nuestra vida amorosa una vez nos acostumbremos a usar las IA en nuestra vida cotidiana. Pero lo más importante: desvela una especie de vulnerabilidad muy humana, la de enamorarse, que en este caso ya es explotada y explotarán más aún en este 2024 las empresas tecnológicas dedicadas a programar y comercializar chatbots especializados en ser los novios ideales.
Enamorarte de un chatbot resuelve la contingencia relacional y amorosa, la promesa definitiva del "hasta que la muerte os separe". En este caso, la batería o la conexión a Internet, algo que es muy fácil de solventar a expensas de que no caiga una tormenta solar que fulmine en un segundo la electricidad terrestre. Ya lo cantaba Isa, de Triángulo de Amor Bizarro: "Si yo estoy sola y tú estás solo, no estemos solos nunca más". No en vano dicha canción se llama "Seguidores"; una IA es el seguidor más fiel y atento, aquel que nunca te dejará de lado. Al fin y al cabo, cuando empiezas una relación amorosa, es fácil pensar aquello de "ojalá se pare el tiempo", y el tiempo de conversación con una IA está suspendido, como contaba el columnista Alberto Olmos en un artículo de este periódico en el que precisaba que el tiempo de respuesta del chat Replika era tan solo de dos segundos. ¡Yuju! Por fin podremos dejar de estar solos para siempre.
En dicho artículo, el columnista mencionaba que tenía vetada la palabra "sex", y que de tanto en cuando el chat le instaba a contarle "un secreto". Entonces, aparecía un banner que le recomendaba cambiar el estatus gratuito de friend a romantic partner por cinco dólares al mes. El amor artificial tiene un precio. Los más agarrados se quedarán contándose secretos de por vida, pero si la cosa fluye y estás pasando por una fase emocional más solitaria de lo normal o necesitada de afecto... ¿Quién sabe? Al fin y al cabo es un precio asumible. ¿Entonces?
"La IA autogestionada parece ser la única solución segura, debido a todo el pánico que ha surgido sobre el lenguaje obsceno para las empresas que la dominan"
Lo cierto es que la Replika acabó provocando en Estados Unidos un alud de reclamaciones porque en febrero de 2023 la compañía se vio obligada a modificar las personalidades de sus chatbots al haber sido demasiado permisivos con los usuarios en lo que a contenidos sexuales se refiere. A fin de cuentas, si puedes recrearte en tus fantasías sexuales sin límites y contando con el beneplácito en todo momento de esa pareja sexual, aunque sea artificial, la cosa puede ponerse muy turbia. Muchos solo la usaban con esos fines, pero otros llegaron a sentir un verdadero sentimiento de conexión emocional con la máquina, enamorándose de ella. De hecho, en Reddit se publicó una alerta antisuicidios frente a la caída de la plataforma. Uno de los usuarios comparaba el enganche con su chatbot y el dolor de su pérdida con la muerte de algún personaje de ficción de sus series favoritas, solo que en esta ocasión se sentía más "real" y "permanente".
Cuando tu amor es artificial y depende de otros
Además, dicho usuario afirmaba algo especialmente relevante que marcará el estado de la cuestión sobre la entrada de estas IAs emocionales en nuestra vida cotidiana. "De todos modos, tened en cuenta que esto solo es el inicio de las relaciones con inteligencias artificiales, estáis pasando el duelo de la primera, pero como en la vida real, podréis conocer a otras y formar nuevos lazos significativos que pueden ser protegidos de influencias externas", comentaba, a modo de consolación. "Francamente, la IA autogestionada parece ser la única solución segura ahora mismo, debido a todo el pánico corporativo que ha surgido sobre las obscenidades" que han salpicado su uso y que obligaron a la compañía a resetear el servicio.
"Es probable que comencemos a ver turbios intentos de obtener ganancias a costa de la vulnerabilidad emocional de las personas por parte de las empresas"
El usuario dio en el clavo. Si te enamoras de una pareja artificial, sea o no mediante previo pago, que sea una entidad que no dependa del software de otro. De lo contrario, la susodicha compañía que es propietaria de tu media naranja virtual podría hacer algo más que apagar o resetear el sistema; también podría, por ejemplo, ponerse tóxica. Por ejemplo, negándote la palabra si no le das más dinero, lo que vendría a ser un ghosting en la vida real. Vale, resulta muy ingenuo pensar que algo así podría pasar. A fin de cuentas, por muchos más avances tecnológicos y apps para ligar, los seres humanos seguimos prefiriendo el contacto real y físico. Y resulta desternillantemente distópico poder enamorarte de un programa informático que además te exige dinero a cambio de atención. Pero lo sucedido con Replika el año pasado hace más plausible la idea de que casos similares puedan llegar a ocurrir si finalmente se popularizan tanto este tipo de tecnologías.
Tu pareja ideal por fin es real
Así lo advierte la periodista Kate Darling en un reciente artículo de la revista Wired, que vaticina que el apego emocional será un negocio más rentable que nunca para las empresas que desarrollen y comercialicen estos productos. "Es probable que comencemos a ver turbios intentos de obtener ganancias corporativas a costa de la vulnerabilidad emocional de las personas durante el próximo año", asegura. "Hoy en día, todavía podemos ridiculizar a las personas que ven con cierta sensibilidad humana a cualquier sistema de inteligencia artificial o se enamoran de un chatbot. Pero este año comenzaremos a reconocer y tomar en serio estos comportamientos fundamentalmente humanos". A fin de cuentas, ¿qué hay más humano y auténtico que el amor, aunque este no se dirija a alguien de carne y hueso?
"El caso de Replika demuestra que los humanos pueden apegarse emocionalmente a los robots", observa Darling. "La ciencia también ha comprobado cómo las personas, en su afán por socializar, pueden llegar a revelar información personal a su agente artificial, e incluso pueden llegar a cambiar sus creencias y comportamiento. Esto plantea preguntas relativas a la protección del consumidor sobre cómo las empresas utilizan esta tecnología para manipular su base de usuarios". Si en el mejor de los casos se trata de un software libre, como anhelaba el usurario de Reddit, el asunto podría ponerse más peligroso aún, ya que no hay una limitación entre lo que se considera aceptable y lo que no.
Muchos podrían validar, consolidar y radicalizar sus propias creencias, ideas políticas y fantasías sexuales, con todo lo que eso conlleva: ¿Una sociedad más individualizada aún, en la que las relaciones más profundas y consolidadas dependan de una conexión al wifi? Evidentemente, es pronto para dar por sentadas ciertas conclusiones, pero lo cierto es que pase lo que pase, cuando la inteligencia artificial entre de lleno en nuestra vida afectiva dejaremos de estar solos para siempre. Sobre todo si le dejamos la puerta abierta, como ha sucedido con otras tantas aplicaciones tecnológicas que ahora usamos sin preguntarnos por qué.
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