domingo, 14 de enero de 2024

E407, E249, E432... Una conocida nutricionista española aconseja no comprar productos con estos ingredientes

 


  • Muchos de estos aditivos podrían estar relacionados con la aparición de tumores



Sí, desde hace años es obligatorio que los productos envasados muestren en su etiquetado información sobre los ingredientes que incorpora. Sin embargo, y a menos que seamos unos verdaderos entendidos en la materia, es prácticamente imposible que sepamos qué es, por ejemplo, el aditivo E450. Es cierto que muchos productos ya no optan por el código numérico, sino que directamente incluyen el nombre del aditivo. Pero, aun así, ¿quién sabe qué es el Difosfato?

Al acudir a la compra, podemos detenernos a leer cada etiquetado y comprobar uno a uno los distintos colorantesconservantesantioxidantes o estabilizantes que un alimento puede incorporar mediante una sencilla búsqueda en internet. En el citado ejemplo anterior, podemos comprobar que los Difosfatos son estabilizantes sintéticos y reguladores de la acidez, procedentes del ácido fosfórico. Estos se emplean en diversos productos, como chicles, refrescos, algunos lácteos y algunos productos cárnicos, entre otros. En grandes dosis puede provocar hiperactividad y problemas digestivos.

Esta comprobación ha sido sencilla y hacerla ha conllevado unos dos minutos. Pero si extendemos este proceso a todos los aditivos que incluye un producto, y a su vez a cada uno de los productos que nos llamen la atención, estaríamos ante una compra de horas, inasumible para prácticamente cualquier ciudadano medio.

Puede que por esta razón, un usuario de Instagram ha pedido a la nutricionista Blanca García-Orea un listado de aditivos a evitar. La respuesta de la nutricionista, escueta y concisa, incluye los aditivos E407 (Carragenanos), del E249 al E252 (Nitritos y Nitratos), del E432 al E436 (Polisorbatos) y del E210 al E213 (Benzoatos).


Carragenanos, Polisorbatos o Benzoatos

  • E407 (Carragenanos): es un espesante y gerlificante natural, procedente de algas marinas rojas y tratado químicamente. Se utiliza en refrescos, postres y dulces semilíquidos (como natillas o flanes), cremas y salsas, quesos semilíquidos y algunos productos cárnicos. Estudios en animales han demostrado que su consumo puede provocar alergias, debilitar el sistema inmune y reducir la absorción de minerales. Tampoco aporta beneficios nutricionales. Por ello, muchas empresas han optado por evitar este aditivo, aunque todavía es posible encontrarlo en determinados productos.
  • E249, E250, E251 y E252 (Nitritos y Nitratos): son conservantes sintéticos cuyo fin es prevenir la aparición de bacterias y microbios. Se suele emplear en embutidos, salazones, patés y productos cárnicos. En grandes dosis puede dificultar el transporte de oxígeno en sangre. Su uso está prohibido en productos destinados a niños menores de 6 meses. Algunos de ellos, en mezcla con la sal común, aumentan el riesgo de aparición de cáncer.
  • E432, E433, E434, E435 y E436 (Polisorbatos): son estabilizantes sintéticos y emulsionantes. Se emplea en productos como chicles y refrescos, en productos de pastelería (como hojaldres, helados y tartas) o en patés, entre otros. En dosis bajas puede causar reacciones cutáneas, mientras que en grandes dosis puede provocar problemas difestivos, la formación de coágulos y cálculos renales. A largo plazo podría ser cancerígeno.
  • E210, E211, E212 y E213 (Benzoatos): son conservantes sintéticos obtenidos de manera industrial. Se emplea en refrescos y bebidas gaseosas, en salsas y mermeladas, en productos de pastelería, tortillas precocinadas, gazpachos o conservas de pescado, entre muchos otros, para prevenir la aparición de levaduras, bacterias y hongos. En dosis bajas puede producir diferentes reacciones alérgicas, mientras que su acumulación en el organismo a largo plazo podría favorecer la aparición de tumores.