miércoles, 10 de enero de 2024

Los bancos centrales mundiales no se creen el 'cuento chino' de la desdolarización

 



  • El peso del dólar en las reservas de los bancos centrales crece en 2023
  • El euro, el yuan, el yen y la libra pierden protagonismo en el mismo periodo
  • A largo plazo el yuan tendrá grandes obstáculos para arrebatar la hegemonía del dólar



La desdolarización de la economía mundial como un proceso inevitable que terminará con la hegemonía del billete verde en el futuro se ha convertido en el gran tema de debate para el mercado de divisas en los últimos años. Aunque se trata de una cuestión que lleva ya años planteándose por parte de muchos analistas, desde el covid ha resurgido como una de las discusiones más habituales en este mercado, y más después de las sanciones que se impusieron a Rusia tras el comienzo de la Guerra de Ucrania en 2022, que han forzado al país soviético a buscar alternativas a la moneda americana y a plantear la creación de una nueva divisa para comerciar entre sus aliados. Sin embargo, en 2023 los bancos centrales del planeta han apostado por el dólar, en contra de las principales divisas del mercado, como el yuan o el euro, y es una de las pocas monedas que han aumentado su peso en las reservas de estos organismos. Además, muchos expertos descartan que el dólar vaya a dejar de ser la moneda hegemónica en el largo plazo.

China y Rusia reconocieron el año pasado su intención de reducir su dependencia del dólar estadounidense, la moneda más utilizada en el mundo como reserva y para el comercio, y esto ha avivado el debate sobre el proceso de desdolarización que está experimentando la economía mundial. El año pasado, las búsquedas del término 'desdolarización' se dispararon en Google como no lo hacían desde hace 20 años, según los datos que recoge Groupama AM, y resurgió la discusión sobre la posibilidad de que la divisa estadounidense pierda la corona que ostenta desde hace más de un siglo.

Los esfuerzos por parte del bloque rival de Estados Unidos para convencer de su capacidad de desbancar al dólar han aumentado en los últimos meses, llegando a plantear incluso la posibilidad de crear una divisa propia, común para los BRICS (el grupo que conforma Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y que ha sumado este 2024 a Irán, Arabia Saudí, Emiratos, Egipto y Etiopía), para poder comerciar entre ellos sin hacer uso de la moneda americana. Tener una divisa con una demanda internacional tan enorme como la tiene el dólar es una ventaja económica y política fuerte para el país, ya que, entre otras cosas, permite incrementar la deuda pública con una mayor seguridad, y evitando que los mercados financieros tiemblen.

El problema para los BRICS es que el proceso, si es que termina siendo real en el largo plazo, está encontrando serios obstáculos por el camino. China está teniendo que lidiar con una crisis económica (y en el largo plazo, demográfica) que amenaza su crecimiento, y la cuestión reputacional también es clave para conseguir que una divisa se asiente como líder en los mercados y como reserva de los bancos centrales. Es más, los datos que ha publicado recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el peso que acumulan las divisas extranjeras en las reservas de todos los bancos centrales del planeta confirman que el bloque rival de Estados Unidos tendrá que hacer esfuerzos titánicos si quiere conseguir su objetivo, ya que, a día de hoy, el dólar sigue siendo la favorita para los bancos centrales.

La única gran divisa que aumenta su peso

En los primeros tres trimestres de 2023 el dólar ha sido la única divisa, entre las cinco más importantes del planeta, que ha conseguido aumentar su peso como reserva para los bancos centrales. En este periodo, el dólar aumentó su presencia un 0,58%, frente a una caída del resto de divisas mundiales del 0,53%. El euro redujo su presencia en un 4,5% en esos nueve meses, mientras el yen lo hizo un 1,55% y la libra un 2,35%. El yuan, que a día de hoy podría parecer ser la única moneda con capacidad para poder hacer frente al dólar (China es la única economía mundial que puede hacer sombra a Estados Unidos por tamaño, al acercarse a los 20 billones de dólares, mientras Estados Unidos se aproxima a los 27 billones, y el tercero, Japón, apenas llega a los 4,5 billones) es la moneda, de las cinco más importantes, que más peso ha perdido en 2023, con una caída del 9,6% según los datos que recoge el FMI. Y en porcentaje del total de reservas, el yuan no es en absoluto rival para el dólar, con un 2,36% del peso total para la moneda china, frente al 59% que supone el dólar americano.

Es cierto que el dólar lleva perdiendo peso como divisa de reserva para los bancos centrales en las últimas décadas, y ha pasado de suponer el 70% del total a principios de siglo, hasta el 59% actual. La irrupción del euro se llevó parte del pastel que mantenía la moneda estadounidense, e incluso teniendo en cuenta la combinación del dólar y del euro, este porcentaje ha caído en los últimos años, desde el 84% que acumulaban entre las dos en el año 2000, hasta el 79% que mantienen en la actualidad. Christophe Morel, economista jefe de Groupama AM, explicaba el año pasado cómo "esta desdolarización gradual es normal si recordamos que la economía estadounidense ahora representa solo el 15% del PIB mundial y el 13% del comercio mundial", pero recordaba que "la hegemonía del dólar no será reemplazada por otra hegemonía".

Un largo camino por delante para el yuan

El principal motivo que lleva a Morel a descartar que el dólar termine siendo sustituido por otra moneda es, sencillamente, que a día de hoy no existe una alternativa viable para destronar al billete verde. "El yuan es la moneda que, en teoría, podría sustituir al dólar por su creciente protagonismo en la economía mundial, pero las autoridades chinas nunca aceptarán no controlar su balance de capital, lo que hace que el yuan sea de facto incompatible con un papel de moneda de reserva", indica. Teniendo esto en cuenta, "en un mundo multipolar, el sistema monetario internacional de equilibrio es multidivisa", concluye Morel, un escenario que supondría un fracaso para las ambiciones de los BRICS de crear una nueva divisa hegemónica, o de conseguir que el yuan desbanque al dólar.

Otros expertos, como Matteo Maggiori, profesor de finanzas de la escuela de negocios de Stanford, sí creen que China tiene alguna posibilidad de conseguir su objetivo. "Es un contendiente viable", reconocía en 2022, recordando que estos cambios ya han ocurrido en el pasado, pero también destaca los esfuerzos titánicos y las complicaciones a las que tendrá que enfrentarse el país para lograrlo, un camino muy complejo que muchos analistas parecen estar pasando por alto. Aunque es cierto que nada dura eternamente, el problema es que será un camino que requerirá muchas décadas de esfuerzo, y en periodos de tiempo tan extensos es imposible llevar a cabo previsiones con fundamento sobre lo que puede pasar. "China ha situado el yuan como una divisa de reserva potencial, pero todo esto puede cambiar radicalmente mañana, y no hay ninguna razón para pensar que el camino de la divisa va a ser en línea recta. Es probable que nunca ocurra, y es importante entender y vigilar muy de cerca qué es lo que va pasando para no hacer previsiones infundadas sobre cómo va a ser este proceso", explica Maggiori.

En el caso hipotético de que China decidiese dejar de controlar su balance de capital, y liberalizar su divisa para intentar incrementar su peso como moneda de reserva, todavía tendría un largo camino por delante para conseguir su objetivo. Un camino que, en ocasiones, no compensa transitar. "A medida que la competición entre divisas aumenta, muchos países deciden que los esfuerzos que tienen que hacer para conseguir que su divisa gane peso como reserva no merecen la pena. Igual que la competición entre empresas que venden los mismos productos reduce los ingresos, la competición por la divisa en los mercados de deuda [el uso internacional de una moneda como el dólar está estrechamente ligado a la demanda de deuda del país] aumenta los tipos de interés de los bonos gubernamentales", recuerda Maggiori. "Según nuestro modelo, a medida que crece la competencia, más y más países deciden mantener su divisa con una baja reputación", señala.

Desde DWS recuerdan que el debate sobre el dólar y la divisa hegemónica lleva ya años produciéndose, y también destacan que no es buena idea tratar de anticipar acontecimientos en un proceso tan largo y tan complejo como el que supone esta guerra de divisas. "Preguntas como si el dólar sufrirá una crisis o cuál sería el escenario macroeconómico si el valor del dólar se desplomase abruptamente llevan décadas generando debate, no sólo entre inversores, sino también entre reputados economistas", explican desde la gestora. Su estratega de divisas, Xueming Song, considera "probable que la desdolarización continúe de forma constante en los próximos años, en parte como reflejo del crecimiento y la creciente sofisticación financiera del resto del mundo", pero la gestora recuerda cómo "teniendo en cuenta lo arraigado que está el uso del billete verde en el comercio y las finanzas, no es recomendable intentar identificar acontecimientos concretos como posibles factores desencadenantes", avisan.

Los obstáculos de China

Convertir tu divisa en la hegemónica para el mercado no es una tarea aislada de tu presencia internacional ni del tamaño de tu economía. La situación de Estados Unidos como principal bloque económico del planeta ha sido vital para que el dólar alcance la demanda internacional que ha llegado a tener, y todo apunta a que China debería desbancar a Estados Unidos como líder mundial si quiere conseguir que su divisa también lo sea. En este sentido, el país asiático tiene retos importantes por delante que tendrá que resolver.

El célebre inversor Ray Dalio es uno de los expertos que está avisando del proceso que se está produciendo en el mundo, que apunta a que el gigante asiático terminará por superar a Estados Unidos como el gran líder del planeta, pero hay opiniones enfrentadas, y otros expertos, como es el caso de Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier, tienen argumentos en contra de esta hipótesis. "No creo que China llegue a ser el líder mundial. No soy catastrofista con China, pero creo que tiene unos retos por delante muy importantes", destacaba en una entrevista concedida a elEconomista en 2022, en referencia a la teoría de Dalio.

"China ha conseguido la parte fácil del camino, de crecimiento rápido, pero llega un momento en el que empiezan a surgir los problemas. Sólo un puñado de países han conseguido alcanzar estos niveles como economía, y no es un proceso fácil, y China tiene un problema: la demografía. Está envejeciendo, la fuerza laboral está cayendo, un poco como ocurre en Europa, y no tiene los mismos estabilizadores sociales que tiene Europa. En China no hay planes de jubilación; una familia media tiene que ahorrar el 40% de sus ingresos, y en Europa un 12%. China necesita tener mejores estabilizadores sociales. No veo a China colapsando, pero el reto de adelantar a Estados Unidos es tremendo", señala Chaar. Además, el economista jefe del banco suizo recuerda a quién tienen enfrente: "Siempre se dice que los estadounidenses no tienen planes de largo plazo y que sus políticos sólo miran en el corto, pero no es cierto. Los americanos tienen un plan de largo plazo, y es seguir siendo el número uno. Es algo muy importante para ellos, y harán todo lo necesario para que China tenga baches en el camino", explica.


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