martes, 14 de junio de 2011

«Infoxicación»

Foto from deakialli.bitacoras.com

Me lo contaba el otro dia un amigo con cierta indignación, trasladandome una escena que vivió en familia: celebrando el cumpleaños de la abuela, se reunieron 16 personas a comer entre hijos, nietos y demás compañía. Bonita reunión si no fuera porque la mayor parte del tiempo los presentes lo dedicaron a navegar por internet a través de sus blackberrys, ifons, ipads, androids, etcétera. «Hubo un momento -comentaba mi amigo- en que no había conversación alguna porque cada cual estaba con su twitter, o su facebook, o su blog, o buceando por la red, o borrando correos». Ciertamente es formidable la aldea global, pero también tiene sus inconvenientes. Recibimos tanta información que es imposible digerir apenas un uno por ciento de lo que llega. El día tiene solo 24 horas y para absorber cuanto recibimos tendríamos que estar ese tiempo abriendo y cerrando mails, leyendo y escribiendo twitters, atentos a la web, al WhatsApp, al skipe, a los sms, al celular. Nicholas Carr se pregunta en Taurus: ¿qué está haciendo internet con nuestras mentes? Advierte sobre el hecho de que la capacidad de concentrarnos en la lectura de textos largos es cada vez menor. Carr ha cerrado sus perfiles en las redes sociales. No es el único. Tengo compañeros decepcionados con estas modas que te llevan de un portal a otro dependiendo de las corrientes del momento. Hace unos años se pusieron en boga los blogs y todo el mundo tenia que hacerse uno. ¿Has leido lo que he escrito en mi blog?, te comentaba cualquiera como si tuvieses obligación.

El suyo y los doscientos mil que circulan simultáneamente por la red. Luego vino facebook y el que no estaba allí metido era poco menos que extraterrestre. Ahora facebook no es lo más, sino twitter. El personal se pasa el dia mandando y recibiendo, citandose aquí o allí, detrás de los famosos que pretenden incrementar su fama entrando en contacto carnal con el mundo corriente. Lo cual está bien. La red está muy bien pero es verdad que a veces agota, sin que pueda sacar uno siempre conclusiones concretas. Por ejemplo: si quieres buscar algo sobre la leche de soja, encuentras con rapidez cientos de textos a favor. Pero tambien decenas en sentido contrario. Al final del rastreo acaba uno saturado, sin una idea clara y hecho un lío. A esta saturación evidente se le empieza a llamar Sindrome de Fatiga Informativa, o bien «infoxicacion» (información+intoxicación), o sea, el estrés o la ansiedad derivados de una avalancha informativa brutal en todas direcciones, millones de megabytes de datos que a veces nos paraliza la capacidad analítica, nos lleva a tomar decisiones equivocadas y tampoco aumenta nuestra productividad sino probablemente lo contrario. Y es que Internet conviene tomárselo con calma, desconectar cuantas veces sea posible, y no crearnos dependencias. No pasa nada por no twittear ni chatear ni blogear durante una hora, un dia o una semana. Ahora que nos inunda el epaper y el elink y las tabletas y ebook tengo que decir que cada dia me gusta más desconectar y concentrarme en un buen libro. Por supuesto de papel.
Por José Antonio VERA from larazon.es  11/06/2011

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