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Fuente: iStock
Se trata de un signo universal presente en nuestros teclados que puede parecer que tiene un origen reciente. Sin embargo, su uso abarca varios siglos
Dicen que el 4 de mayo de 1536 un comerciante florentino llamado Francesco Lapi mandaba una carta desde Sevilla a Roma en la que afirmaba que un ánfora de vino valía unos 70 u 80 ducados. En vez de escribir literal y concretamente la palabra "ánfora" usó un signo que a día de hoy usamos varias a veces al día en caso de trabajar con ordenadores. Se trataba del arroba o "@".
Así lo narra el historiador Keith Houston en su libro Shady Characters. The Secret Life of Punctuation, Symbols and Other Typographical Marks (2013), citado en un reciente artículo de la BBC que repasa la historia de este símbolo que usamos en los correos electrónicos o para mencionar a alguien en una red social o intranet. Es del todo curioso que lo que antes representaba una vasija que se usaba para almacenar y transportar líquidos, como vino o aceite, a día de hoy sea uno de los grandes símbolos de la web.
"Se trata de una abreviatura", explica Houston en el rotativo británico. "Los comerciantes tenían que comunicar con mucha frecuencia la idea de 'voy a venderte cierta cantidad de ánforas de algo a un precio determinado', y con el tiempo la gente empezó a dibujar una 'a' con una cola larga alrededor, omitiendo el resto de las letras".
En la Península Ibérica la palabra "arroba" proviene del árabe hispánico "ar-rub" que significa "la cuarta parte", en este caso, de un quintal
Después de cientos de años, las ánforas dejaron de usarse como unidad de medida, pero el uso del arroba pervivió para designar el precio de venta de las cosas. Así lo corrobora el académico italiano Giorgio Stabile, profesor de Historia de la Universidad de Sapienza, en Italia, quien restauró una colección fotográfica de escritos comerciales de 1536 en adelante. El comercio es universal, de ahí que una mala traducción del símbolo equiparara el "at" inglés (que actualmente se usa para designar verbalmente el "@") al arroba que hoy todos usamos.
De unidad de medida a forma de contactar
En cuanto a nosotros, en la Península Ibérica la palabra "arroba" proviene del árabe hispánico "ar-rub" que significa "la cuarta parte". Mientras que en Italia y el Mediterráneo sobrevivió el uso del signo "@" para designar "ánfora", la tradición oral del comercio en España y Portugal mantuvo el significado de "arroba", que era literalmente la cuarta parte de la medida de peso de un quintal.
Como explica un blog de historia que sigue de cerca la investigación de Stabile, en los siglos XVII y XVIII el arroba se empezó a usar en muchos países de la América colonizada, y su valor de medida era diferente según la región o el país. Una arroba castellana equivalía a 11,5 kilos, mientras que la de Cataluña era un poco menor: 10,4 kilos. En Argentina, Chile, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay y Venezuela representaba 11,5 kilos. Todo cambió con la adopción generalizada del sistema decimal como unidad de medida, pero fue en Estados Unidos a mediados del siglo XIX cuando el arroba tuvo su importancia capital y por la que pervivió hasta el presente. Todo gracias a la máquina de escribir.
Los italianos lo llaman "caracol", suponemos que debido a su forma, y los rusos "sabaka", que significa "perro"
"La máquina de escribir es, esencialmente, una manera de minimizar el riesgo de mala escritura y aumentar la eficiencia y la previsibilidad de la administración en las oficinas", argumenta Gerry Leonidas, profesor de tipología en la Universidad de Reading, en Reino Unido. "Y dado que las máquinas de escribir están ligadas a los procesos empresariales y contables, el arroba sobrevivió en todas las generaciones de máquinas de escribir, precisamente porque cumplía una función crucial".
El próximo salto fue cuando los primeros ordenadores tuvieron que incluir el teclado de la máquina de escribir. Sin embargo, su uso tampoco estaba muy extendido, ya que solo la utilizaban los hombres de negocios. Fue un informático llamado Ray Tomlinson, que trabajaba en la empresa Arpanet, el proyecto del gobierno estadounidense que sentó las bases de la red que conocemos hoy en día, quien tuvo la idea de que podía usarse no solo como unidad de medida, sino también para simbolizar que querías dirigir un mensaje a una persona de un ordenador a otro. De esta forma, los ojos de Tomlinson repararon en esa "a" del teclado con un círculo dibujado alrededor. Y así, sin darse cuenta, decidió colocar este símbolo en medio de una dirección, mandando el primer correo electrónico de la historia.
Lo curioso es que el "@" es designado de manera diferente en cada uno de los países del mundo. Los italianos lo llaman "caracol", suponemos que debido a su forma. Los checos lo denominan como zavinác. por los arenques encurtidos envueltos en cilindos salados. Los rusos, por su parte, lo llaman sobaka, que significa literalmente "perro" porque también se asemeja visualmente a un perro acostado. La forma más graciosa de referirse al arroba la tienen los holandeses, quien lo llaman apenstaartje, que significa "cola de mono".