sábado, 11 de octubre de 2025

En busca del Chad que hay en ti: qué es el 'looksmaxxing', la peligrosa tendencia del autocuidado masculino



En la mandíbula, ahí reside todo. (iStock)



Surgió como una subcultura propia de la burbuja 'incel' y ahora parece que se ha suavizado. ¿Por qué tantos hombres empezaron a prestar atención a sus mandíbulas?



"Este es el único rasgo que atrae a todas las mujeres. No hay ni una que se salve". Hablamos de la mandíbula. Sí, con un simple ejercicio de lengua, podrás tener una jawline (línea mandibular) perfecta, que ni Brad Pitt: cierra la boca con los labios, presiona la lengua contra el paladar y respira hondo por la nariz. Esta práctica ortotrópica, dirigida a conseguir una mandíbula definida y prominente, es la que hará, junto con unos pequeños retoques en las cejas y una rutina de skincare optimizada, que tu apariencia física sea irresistible para cualquier mujer.

Visto así, no parece difícil. Tan solo se trata de interiorizar una serie de rutinas de autocuidado que como mucho te llevarán cinco minutos al día. De hecho, "eres tonto" si no lo haces. Luego, no te quejes de que las mujeres no se fijan en ti. Bienvenido a la comunidad del looksmaxxing o perfeccionamiento físico masculino. Aquí no se permiten llorones, sino trabajo duro y constante. Si eres feo, es porque quieres. Y si no gustas, no eres nadie en esta sociedad. Gestiona tu cara como si fuera tu cartera de bitcoins.

En los últimos años, la industria de la cosmética masculina ha crecido mucho en todo el mundo, también en España. Uno de cada cuatro hombres ya consume algún tipo de producto de skincare. Este mismo año, el mercado de grooming masculino (todo lo relacionado con el cuidado personal o el consumo de productos faciales) ha crecido exponencialmente, representando 31,5% del mercado de belleza masculina. Por fortuna, los viejos estigmas que criticaban a los hombres por cuidar su apariencia están decayendo en la sociedad. Sin embargo, como ha sucedido toda la vida con las mujeres, muchos pueden caer en una espiral de obsesión por perfeccionar su imagen personal y su físico, alentada sobre todo por una presión social que en el caso de los hombres se extiende a través de redes sociales como TikTok o Instagram.


"De nicho subcultural pasó a convertirse en parte de la cultura del bienestar 2.0"

El término looksmaxxing (que literalmente significa "maximizar la apariencia"), nació en las comunidades incel de Estados Unidos hace una década, aunque su salto a la cultura popular ha sido relativamente reciente. Entre mensajes de misoginia y desprecio hacia las mujeres por no querer mantener relaciones sexuales con ellos, el looksmaxxing irrumpió en este ambiente tóxico convenciendo a cientos de adolescentes que todo su valor como hombres residía en su aspecto, idolatrando rasgos muy específicos como disponer de una mandíbula muy angulosa y pronunciada, tener la cara libre de acné o poseer una simetría facial.

Evidentemente, todavía no ha llegado a España. El Instituto Maxilofacial, afincado en Barcelona, dedica una entrada en su blog en la que recoge la historia del looksmaxxing y desmiente alguna de sus prácticas, admitiendo que a día de hoy se ha popularizado bastante y eso ha contribuido a que su mensaje originario se haya suavizado. "De nicho subcultural pasó a convertirse en parte de la cultura del bienestar 2.0, especialmente entre hombres jóvenes que buscan verse mejor sin tabúes, pero con criterio", afirman.

Eso no es óbice para mirar con desconfianza a ciertos usuarios que siguen tomándose en serio muchos de sus preceptos, difundiéndolos además con unos aires de superioridad y seguridad que pueden alentar a que el adolescente medio tenga problemas con su imagen corporal, desde dismorfia a trastornos alimenticios. Todo para llegar a ser un Chad del futuro, ese meme de internet que precisamente encarna a nivel físico lo que el looksmaxxing propone. Un ideal estético masculino influido por el personaje Patrick Bateman en la película American Psycho (2000), protagonizado por Christian Bale. Esta es precisamente la imagen de perfil de uno de los influencers más conocidos en el mundo anglosajón, un estudiante de 22 años de origen sirio llamado Kareem Shami.


Algunos ejemplos concretos

Tras emigrar de Siria por la guerra con su familia a Estados Unidos y entrar en la universidad, comenzó a mejorar su aspecto a través de la moda y del ejercicio físico, como cualquier muchacho su edad. Empezó a subir sus progresos a las redes y pronto se hizo muy famoso dentro de la comunidad. Su historia es curiosa, porque a pesar de ser una de los grandes ejemplos de cómo el autocuidado puede mejorar tu vida siendo hombre, ganando en confianza y autoestima, sufrió en sus propias carnes el odio de la comunidad incel. "Recibo odio a diario", afirmaba a The Guardian el año pasado, tan solo porque muchos miembros originales de los foros incel consideraban que se había apropiado de su mensaje, sin tampoco caer en la misoginia (y sospechamos que seguramente ese odio se vio impulsado por su condición de inmigrante).


"Si llegaras a los 23 sin experimentar contacto con ninguna mujer, empezarías a entender por qué están tan obsesionados con sus ángulos faciales"

Precisamente, la revista Wired se hacía eco recientemente del caso de Stephen Imeh, un afroamericano estadounidense que quiso emular a Shami y convertirse en un influencer de la belleza masculina. En 2022, intentó hacerse un hueco en TikTok con rutinas tipicas de autocuidado masculino, ejercicio físico y moda. Después de ser despreciado por tener la piel oscura, ahora ha pasado a la contraofensiva, burlándose de muchos de los preceptos del looksmaxxing, en especial del racismo que destilan muchos de sus voceros. "El racismo no es tan directo ni verbal como se cree", asegura por su pate Khai Taylor, otro influencer de belleza masculina en el reportaje del medio estadounidense. "Está internalizado en la sociedad. La forma en que se juzgan los rostros es de lo más racista, porque se basan en estándares de blancos. Nunca se va a usar un rostro estereotipado de personas negras como el ideal".

También se han reportado técnicas caseras para poseer una mandíbula prominente de lo más peligrosas que dejan al mew (el ejercicio de la lengua contra el paladar que mencionábamos al principio) en un juego de niños. Taylor asegura que ha visto contenido sobre bonemashing en determinados foros (un método que propone aplastarse a uno mismo los huesos de la cara con un martillo para que luego se regeneren de forma más prominente). Shami, por su parte, afirma en el rotativo británico que esto solo son exageraciones y en realidad nadie se somete a prácticas tan dolorosas para mejorar la figura de su rostro.

Lo cierto es que el aplastamieto de huesos es una buena metáfora de la comunidad incel. "Si crecieras hasta los 23 años sin experimentar contacto ni intimidad con ninguna mujer, estuvieras aislado socialmente y la gente se burlara de ti, empezarías a entender por qué estos hombres están tan obsesionados con sus ángulos faciales", asegura Taylor. A fin de cuentas, el autodesprecio masculino abunda por la red hasta el punto de llamar a la autolesión con el objetivo de mejorar supuestamente un rasgo físico. Y, en este sentido, cabe preguntarse si en vez de tanta reforma estética, tanta corrección facial y tanta mentalidad de trabajo duro, el hombre debería aspirar a otra serie de atributos para atraer a las mujeres de verdad; atributos que no tienen que ver tanto con el físico, sino que entroncan más con la ética de los cuidados y no presentarse como el Patrick Bateman de la película.