- Uzbekistán vende oro a marchas forzadas para ser en una potencia industrial y turística
- El turismo se dispara un 150% y la inversión extranjera crece un 65% en un solo año
- Crecerá un 6,7% en 2025 dos décimas más que la India y una más que Vietnam
Un país casi invisible, encerrado en sí mismo durante décadas, se está convirtiendo en la gran sorpresa de Asia, consolidándose como la economía de mayor crecimiento de la región. Todo esto a medida que emprende una reapertura histórica y una revolución económica muy poco común. Perdida entre las inmensas estepas euroasiáticas, Uzbekistán es el heredero de un territorio milenario. Aunque poco conocida en Occidente, Samarcanda, su ciudad más ilustre, fue uno de los puntos clave de la ruta de la Seda. Fue una gran metrópoli desde el siglo VII antes de Cristo. El mismo Alejandro Magno la visitó y la usó como base de su gran campaña militar en la zona. En la edad media, uno de los grandes conquistadores de la historia, Tamerlán, convirtió Samarcanda en la capital de un imperio que iba desde Turquía hasta la India. Sin embargo, tras la caída de este imperio y la pérdida de la Ruta de la Seda, la ciudad milenaria dejó de estar en el centro del mundo y comenzó un largo declive y aislamiento que ha llegado hasta la actualidad, pasando por una república soviética y una economía agrícola y minera. Ahora Uzbekistán se ha convertido en el país de moda en la región, con una enorme revolución económica que la está volviendo a poner en el mapa.
La república centro asiática proyecta un crecimiento del 6,7% según las previsiones de Asian Development Bank de cara a 2025. Una décima más que Vietnam y dos más que la India. Se trata así del país con más rápido crecimiento de la región y la institución proyecta que repetirá en 2026. En 2024 ya firmó un crecimiento del 6,5%. A pesar de que se trata de un país muy pobre, ya ha superado en PIB per cápita a la India pasando de 1.800 dólares en 2019 a 3.161 actuales. En ese mismo periodo el gigante asiático solo ha pasado de unos 2.000 dólares a 2.700. A pesar de que el país lleva disparando años sus exportaciones de oro gracias al rally en los precios, impulsando así su PIB, por fin se están disparando todas las patas de su economía y logrando volver a abrirse al mundo.
El dinero del metal amarillo se está convirtiendo en la gasolina de un potente plan de diversificación que está dando sus resultados desde el año pasado. Lo más visible de su apertura al mundo ha venido de la mano del turismo. El país ha disparado la llegada de visitantes con 10,2 millones de turistas extranjeros que generaron 3.500 millones de dólares en ingresos. Se trata de un despegue del 150% en un solo año. Unas cifras comparables con países como Perú (11 millones de turistas). Todo esto siendo un país de Asia central de 36 millones de habitantes. Este éxito turístico se ha dado con el primer vuelo Uzbekistán-España en septiembre de 2024. En 2025 Uzbekistán Airways ya ha abierto una ruta permanente Madrid-Taskent. El país ha pasado de ser algo totalmente desconocido a anunciarse en todas las agencias de viaje como uno de los destinos exóticos más recomendados.
Este boom turístico ha tenido su importancia dado que el sector ha pasado de ser inexistente a representar el 3% de su PIB pero realmente ha sido una manifestación de un cambio mucho más grande. El país ha realizado una serie de reformas agresivas para poner otra vez Samarcanda en el mapa, con todo tipo de medidas que han ido desde la infraestructura, hasta el turismo pasando por todo tipo de servicios. El objetivo es que el país deje de ser una economía agrícola para, en tiempo récord, volver a situarse como una de las capitales más prósperas del mundo. Recuperar la antigua opulencia y urbanidad de la tierra clave de la ruta de la seda.
Las reformas de Taskent
Desde la capital del país se han puesto en marcha 9 enfoques clave para despertar la economía de la región y consolidarla como una de las de más rápido crecimiento. Todo empezó en 2024 tras unos préstamos del Banco Mundial (880 millones de dólares) el año anterior. Al igual que Arabia Saudí con su visión 2030, el presidente del país, Shavkat Mirziyoyev, anunció la "estrategia Uzbekistán 2030". El proyecto contaba con 78 medidas que se implementarían ese mismo año y 61 proyectos de ley para llevarla a cabo.
En 2017 el país ya inició una senda de liberalización de la economía, sin embargo recientemente los elevados precios del oro han permitido expandir sus iniciativas. Uzbekistán ganó 6.600 millones de dólares por la exportación de oro en 2024, siendo el 28% de todas sus exportaciones (38% el primer trimestre de 2025). Mientras el resto de países compran esta materia prima para abastecer sus reservas, el Consejo Mundial del Oro muestra que Uzbekistán es el país que más vende.
La estrategia es clara, vender ese activo aprovechando los altos precios para diversificar la economía al igual que Arabia Saudí hace con sus megainversiones basadas en los ingresos petroleros para activar otras ramas de su tejido productivo. Hasta ahora el oro era una de sus grandes fuentes de riqueza y la agricultura masiva de algodón era otra. Sin embargo, el país está usando este dinero para invertir en industria química, metalúrgica y, especialmente, crear una gran reserva de divisas con las que atar la inflación, su moneda y abrir sus fronteras a la inversión internacional. De momento ha logrado una estabilidad económica que ha permitido un importante impulso.
De la mano de ese esfuerzo han reducido los monopolios estatales, privatizado grandes partes de su economía y cambiado toda la ley de inversión extranjera, dando protección legal a quien quiera llevar su dinero al país. Por su parte, en pleno mundo de los aranceles, han derribado los suyos. También han mejorado la infraestructura de todo el país desde carreteras a aeropuertos. Expansiones urbanas de decenas de miles de hectáreas, han levantado ferrocarriles en tiempo récord para unir sus ciudades. También han puesto en marcha grandes proyectos de energía solar y eólica para mejorar los costes energéticos.
Ya hay grandes resultados
El resultado es claro, el dinero del exterior ha llegado al país. Según cifras de LloydsBank, la inversión extranjera directa se disparó un 60% el año pasado hasta los 34.900 millones de dólares, basándose en un informe del ministerio de Industria, Comercio e Inversión. Se proyecta que las inversiones internacionales en el país alcancen los 42.000 millones de dólares en 2025, a medida que este impulso cobra mayor impulso. Una enorme cantidad de dinero que está ya logrando que su industria se diversifique y dejen de ser un país de arados, algodón y minas, para convertirse en uno de industria y servicios.
"El crecimiento del PIB de Uzbekistán del 6,5 % en 2024 es el resultado de los esfuerzos específicos del gobierno para desarrollar sectores clave de la economía, como la industria y la construcción", declaró Kanokpan Lao-Araya, director del Asian Development Bank para Uzbekistán. "Gracias a los continuos esfuerzos para mejorar la infraestructura y la integración regional, Uzbekistán se encuentra en una posición privilegiada para lograr un crecimiento sostenible y equilibrado en los próximos años". En 2024, la producción industrial total de Uzbekistán alcanzó los 885,8 billones de soums, un aumento del 6,8% respecto al año anterior. La manufactura representó el 85,1% de esta producción. Los sectores clave fueron los metales, los alimentos, los equipos electrónicos y la industria textil. Todo esto gracias a una enorme inversión en maquinaria pesada que ha sido clave para que pueda darse la expansión.
Al mismo tiempo el país ha realizado un esfuerzo notable en mostrarse de cara al mundo y reforzar el turismo. La ambición de Taskent es que Uzbekistán sea el Hub que una Oriente y Occidente, como una vez Samarcanda fue el punto medio de la Ruta de la Seda. Para ello han realizado grandes inversiones en conectividad aérea para abrir la ciudad a las principales capitales del planeta, han simplificado al máximo los visados para turistas y han promocionado sus ciudades milenarias de forma agresiva.
"Prevemos un crecimiento del PIB real del 5,6 % en promedio entre 2025 y 2028"
El resultado de todas estas medidas ha sido también una demanda interna muy fuerte que está sumado a este círculo virtuoso de la república centro asiática. S&P Global lo destaca en su último informe en el que le sube la nota a BB- gracias a "un sólido crecimiento y un impulso reformista". Según la agencia "Las reformas económicas en curso y una demanda interna resiliente, apoyadas por la inversión y las remesas laborales, ayudarán a sostener un crecimiento del PIB fuerte a pesar de las tensiones e incertidumbres del comercio mundial".
La firma explica que "La revisión de la perspectiva positiva refleja los continuos esfuerzos para liberalizar y mejorar la resiliencia de la economía de Uzbekistán (proceso iniciado en 2017), así como para fortalecer la gobernanza y la gestión macroeconómica. Prevemos que las reformas económicas en curso, las inversiones gubernamentales y las remesas respaldarán las sólidas perspectivas de crecimiento del país, con un crecimiento del PIB real del 5,6 % en promedio entre 2025 y 2028".
Sin embargo en su informe recordaban que Uzbekistán es muy pequeña y eso la condena a la volatilidad si las condiciones a su vera se enturbian. "Nuestras calificaciones se ven limitadas por la baja riqueza económica de Uzbekistán, medida según el PIB per cápita, la alta exposición a la volatilidad de los precios de las materias primas y la relativa flexibilidad de la política monetaria. En nuestra opinión, a pesar de las reformas, las respuestas políticas son difíciles de predecir, dado el proceso de toma de decisiones altamente centralizado, los mecanismos de rendición de cuentas en desarrollo y los limitados controles y contrapesos entre instituciones.
Si bien lo conseguido es mucho, los riesgos también están ahí. De momento la antigua Samarcanda vuelve a presentarse al mundo tras un largo periodo de y su crecimiento sigue a la cabeza de Asia y su desarrollo inesperado abre la puerta a que el país de los mineros y el algodón, deje de ser una nota a pie de página y se convierta en una economía diversificada desde el turismo hasta la industria. Queda por ver si la transformación podrá completarse o si el el 'boom' por las ventas de oro acabará y volverá a la casilla de salida.